Creí que me quería de verdad.

María, María, hola María, creo que se ha cortado. María, María, hola, sí, hola, sí, hola, hola, qué tal, sí, ahora, hola, estamos aquí, es que no te oíamos, perdona, qué tal, más o menos, te oigo muy muy flojito, es por tu teléfono, te puedes aproximar lo máximo que puedas, bueno, te llamas María, verdad, tu nombre es María, bueno, nos llamaste hace tiempo, verdad María, sí, lo recuerdo, sí, qué tal, mira, yo, hoy esta noche estás mal, verdad, mucho, bueno, ya lo noto, cada día, sí, cada día, sí, bueno, hablamos de cómo te encuentras, de tu estado de ánimo y por qué estás así, María, sí, bueno, con mi marido, él me ha hablado ahora de la separación, del divorcio, pero estás con él, María, no, tenía cuatro meses que no sabía de él nada y me ha mandado un mensaje diciéndome lo del divorcio y después hoy me ha mandado otro mensaje diciéndome que todavía no había puesto nada, porque él se quiere separar de ti, bueno, en primera instancia me dijo que sí, pero ahora me dice que no tiene dinero para poner la demanda y eso, oye, la última vez que tú nos llamaste, nos dijiste que querías recuperar a tu marido, porque no estaba contigo entonces, y desde entonces has podido hablar con él, sí, fue ¿Cuándo, perdona? Hace cuatro meses, pero él venía a casa hace cuatro meses, pero hace cuatro meses pues venía a casa, conversábamos, estábamos juntos, pero de ahí, pues, todo como que pasó en la historia.

O sea, ¿por qué te ha dejado, María? Porque todo iba bien con vosotros, ¿no? Sí, bueno, teníamos nuestras peleas y todo, pero últimamente, pues, discutíamos mucho, y un día estábamos bien, como por ejemplo hoy día estaba bien, y al otro día ya no regresó. Oye, María, ¿tú tienes una niña de siete, ocho? No, once años, perdona.

Y pues ella también, quiera o no, ha pasado muy mal. Pero la niña es tuya, ¿verdad? Sí, la niña.

Sí, tú eres... Yo he pasado casi cinco años con él. Y ¿cuándo te separaste, cuando él se separó de ti, te hundiste? Mucho. ¿Del todo? Moralmente, económicamente, en todos los sentidos. Hoy por hoy, pues, gracias a Dios, estoy en mi trabajo, tengo un trabajo, yo fijo, estoy un poco más tranquila por esa parte. ¿Ya no estás haciendo...? No, hace mucho tiempo.

O sea, ¿lo dejaste? Exactamente. Qué bien, te felicito. Entonces, encontraste el trabajo que tú decías, si encuentro un trabajo de 1.200 euros, que es lo que necesitabas para mantener la casa y a tu niño y tal, tú me dijiste, lo dejo. Y ¿lo encontraste? María, ¿encontraste el trabajo? Sí. Estupendo, felicidades, ¿eh? Gracias. Entonces, es algo para no acordarte nunca más. No, jamás, nunca. ¿Verdad que sí? Sí. Y por eso tampoco voy a nombrarte yo nada de ello. O sea, no te apures, ¿de acuerdo? Sí. Estamos aquí para ayudarte, no para recordarte.

Yo me llamaba era porque creo que necesito ayuda psicológica. Bueno, ¿por qué? ¿Qué te pasa, María? Porque esta semana conocí a un chico, ¿vale? Sí. Y por casualidad de la vida, pues, vive al otro lado de mi casa, pero yo nunca lo había visto.

Tan solo conversé con él. Y después de haber conversado con él, pues, llegué a casa y me puse a llorar. ¿Por qué? No sé, me sentía culpable. ¿Culpable de haberlo conocido? Sí. ¿Pero pasó algo entre vosotros entonces? No, no.

Pero era como que él estaba traicionando a mi marido.