Crisis política total en Francia: ¿podrá sobrevivir Macron?

Nuevo terremoto político en Francia tras la dimisión del quinto primer ministro de este segundo mandato presidencial de Emmanuel Macron.

Algo que inevitablemente suscita la pregunta de si Macron va a poder sobrevivir o si en cambio debe dimitir.

Veámoslo.

Vuelve a dimitir el primer ministro de Francia.

Y no me estoy refiriendo a la dimisión de François Bayrou que tuvo lugar hace un mes.

El nuevo primer ministro de Francia nombrado por Emmanuel Macron para reemplazar a François Bayrou, es decir, Sébastien Lecornu, también acaba de dimitir y se convierte en el quinto primer ministro de este segundo mandato presidencial de Emmanuel Macron que cae.

Y el motivo de la caída desde luego resulta especialmente preocupante para la continuidad política del proyecto de Emmanuel Macron.

Y es que, según Lecornu, no existe mayoría política en la Asamblea Nacional francesa que permita garantizar mínimamente la gobernabilidad de Francia.

De hecho, por eso ha dimitido, no porque haya perdido ninguna votación, sino porque después de sondear a todas las fuerzas políticas se ha dado cuenta de que ninguna de ellas tiene la más mínima voluntad de facilitar que el nuevo gobierno de Lecornu sea sostenible en el tiempo.

Tanto la izquierda como la derecha están enrocados, dice Lecornu, en sus posiciones maximalistas.

Han trazado muchas líneas rojas que no están dispuestos a sobrepasar.

Y a su vez, las fuerzas de centro, de centro izquierda o de centro derecha, que hasta la fecha habían dado cierto apoyo parlamentario a los distintos gobiernos de Francia, también están empezando a distanciarse de ese caballo perdedor.

Es decir, que ahora mismo la fuerza política de Emmanuel Macron es una minoría absoluta que no permite continuar gobernando Francia.

Y a estas alturas de la película parece que a Macron solo le quedan cuatro salidas posibles, ninguna de ellas positiva para sí mismo.

La primera es nombrar a un sexto primer ministro que intente reconstruir una coalición gobernante en Francia, algo que a la vista de la muy corta vida de Sébastien Lecornu parece bastante complicado que llegue a darse.

No digo que Macron no pueda volver a probar suerte, pero desde luego será una partida de azar condenada más bien al fracaso.

En segundo lugar, tratar de consensuar un nuevo primer ministro con alguna de las grandes fuerzas parlamentarias de Francia, ya sea con la derecha de agrupación nacional o ya sea con la izquierda de Francia insumisa.

Se trataría, por tanto, de ceder la posición de primer ministro a un partido político que no es el de Macron y que, por tanto, sobre el que Macron no ejercería un control demasiado directo.

Entraríamos, por tanto, en un periodo de cohabitación.

El presidente de la República sería uno, Macron, con unas ideas y un proyecto político, y el primer ministro sería otro, con otras ideas y otro proyecto político.

Pero de esa manera quizá se consiguiera construir una coalición política suficiente para poder sacar adelante determinados proyectos, como el de presupuestos para 2026.

De nuevo, se trata de un escenario posible, pero para el que no está claro que existan claros incentivos, ¿qué partido político, a izquierda o a derecha, puede querer ahora abrazarse a un barco que se está hundiendo, como el de Macron, para darle un cierto oxígeno a costa de las perspectivas electorales futuras de ese partido político? La tercera vía es la que muchos consideran más probable, más factible, y es que Macron disuelva de nuevo la Asamblea Nacional Francesa.

Y digo de nuevo porque recordemos que la anterior disolución, bastante sorpresiva y que algunos tildaban de golpe de efecto maestro por parte de Macron, fue hace apenas poco más de un año.

Por tanto, nos encontraríamos con las segundas elecciones legislativas anticipadas en este segundo mandato presidencial de Macron, lo cual claramente muestra la extrema debilidad y la extrema impopularidad dentro de Francia que ahora mismo carga Macron.

Este escenario sería más razonable que los anteriores, porque los anteriores parece que conducen a un callejón sin salida que sólo retrasa lo inevitable, pero aún así políticamente no resulta nada conveniente para Macron, cuyo partido probablemente aún pierda más poder en la Asamblea Nacional Francesa y, por tanto, ello aboque a la segunda solución que mencionábamos antes.