Crónicas bajo la bóveda celeste - Ep. 4: La antigua Grecia (I)

Bienvenidos a un nuevo programa de Crónicas Bajo la Boveda Celeste, donde, ya lo decía en el programa anterior, ahora vamos a adentrarnos en la Antigua Grecia, en una de las grandes culturas del pasado del ser humano y también, seguramente, una de las culturas más interesantes y fascinantes a la hora de ver cómo el ser humano va cambiando su relación con el cielo y empiezan a surgir interpretaciones diferentes, empiezan a surgir enfoques que se parecen más a lo que vendría después, es un enfoque distinto porque habíamos visto hasta ahora cómo el cielo servía para gobernar, para calcular o construir ciudades que midieran el paso del tiempo, que midieran la posición del sol y en Grecia ocurre algo diferente, no se deja de mirar al cielo, eso es una constante, pero comienza a convertirse en algo como una pregunta filosófica, ya no es una cuestión de cuándo hay que sembrar o qué nos depara un eclipse, qué augurios contiene, en su lugar el foco pasa a ser algo mucho más reflexivo, mucho más profundo, mucho más difícil de contestar también, cosas como de qué está hecho el universo, por qué se mueve, qué formas y qué reglas debería tener el cielo y eso nos pone en un camino completamente diferente, la astronomía aquí ya empieza a acercarse al mundo de la geometría, al mundo de la demostración y vamos a hablar en este programa, que va a ser el primero de dos, sobre la antigua Grecia de los parapegmata, por ejemplo, de esos calendarios de pared donde una muesca, una marca de algún tipo indicaba qué día del año podríamos ver el amanecer heliaco de esa estrella, los calendarios eran lunisolares, eso es algo que se mantiene y marcaban fechas de festividades, momentos de asambleas, es decir, tenían una utilidad también muy práctica para la civilización, pero lo que realmente llama la atención de la antigua Grecia es que no pasa mucho tiempo hasta que ya empiezan a aparecer voces que buscan un enfoque completamente diferente, tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, fueron algunas de las personas que intentaban explicar el cielo sin recurrir a los mitos, sin recurrir a esas leyendas con modelos de la tierra y el cielo que, aunque hoy en día seguramente nos parecerán muy simples, llenos de errores, hacían algo muy importante que era abrir las puertas a la posibilidad de que hubiese causas naturales, explicaciones que no tenían nada que ver con la mitología, después llegaron los pitagóricos con un planteamiento tan robusto como extraño, el número y la armonía como clave del mundo, no era una técnica de cálculo en realidad, pero sí era una forma de entender el mundo que lo que venía a decir era que el orden, el firmamento, se tenía que poder describir con proporciones y en este escenario nos encontramos con figuras como Eudoxo y su modelo de esferas homocéntricas que no buscaba decir qué es el cielo pero sí reproducir los movimientos en torno a una tierra que imaginaba que era el centro del universo, es decir, estamos ante los primeros pasos hacia un modelo geométrico para describir el universo, Platón también se fijó en el firmamento en las estrellas y describía un cielo que tenía que ser perfecto, circular, con movimiento uniforme, Aristóteles va un paso más allá, convierte esa idea en un universo esférico, concéntrico, con un quinto elemento que era el éter o la quinta esencia y que era la sustancia de la que imaginaba que estaba compuesto el firmamento y son solo algunas de las figuras que vamos a mencionar en estos capítulos que nos sirven para hacernos una idea de lo que nos espera, por supuesto también hablaremos de otras figuras muy conocidas que se han convertido en leyenda con el paso de siglos, hablo por ejemplo de Heratóstenes que logró medir la circunferencia de la tierra, darse cuenta de que la tierra era esférica gracias a las sombras y la distancia entre las ciudades de lo que en aquel momento era Siena que hoy en día es Asuán y Alejandría, es una historia que resulta muy llamativa sobre todo por la simpleza de cómo algo tan entre comillas sencillo como ver sombras permite darse cuenta de cómo es el mundo en el que nos encontramos y por supuesto Aristarco que fue más allá, se atrevió a imaginar que el sol era lo que se encontraba en el centro y que la tierra giraba, no es algo que consiguiese convencer a muchos porque fallaría la leyenda