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By Máximo Sant El Garaje Hermético de Máximo Sant
Cuando los coches deportivos eran humanos

Cuando los coches deportivos eran humanos

6/15/2025 · 21:35
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Description of Cuando los coches deportivos eran humanos

El número 18 de “nuestra” revista CEROaCIEN que dedica el BMW M3 E30, el primero, un verdadero deportivo muy “humano”. La revista le dedica casi 80 páginas… ¿Qué os voy a decir? Para mi esta revista sigue siendo una referencia, una fuente fiable y una inspiración. En este número te cuentan como este coche, nacido para la competición, revolucionó el mercado de los deportivos de calle y se convirtió en una nueva referencia que llega hasta nuestros días.

Por si hay algún despistado, os recuerdo que CEROaCIEN solo se vende online, ¡no vayas a preguntar por ella en el quiosco! Y también te recuerdo que si eres garajista, tienes condiciones especiales… te lo contamos todo en el texto descriptivo.

Y es que hubo un tiempo en que los deportivos eran más “humanos”. Tenían una potencia elevada, pero no exagerada… Eran ligeros, con bastidores muy afinados, se “comunicaban” bien con su conductor y eran muy divertidos de conducir. Y no existían las ayudas electrónicas para “domarlos” y disfrutarlos. ¿Seguro que la necesitaban? Os voy a hablar de este asunto desde un punto de vista diferente....

Antes de que nadie se rasgue las vestiduras: Todo aquello que contribuye a la seguridad, a salvar vidas, nos parece bien. Eso es indiscutible e innegociable. He insinuado que esos deportivos más “humanos” de los años 80 y 90, que algunos ven como potros salvajes y a lo mejor no lo eran tanto, quizás “no necesitaban” ayudas electrónicas.

Resulta exagerado decir que “no necesitaban” ayudas electrónicas, pero quizás no lo sea decir tanto que las necesitaban menos… Porque ahora la deportividad no se mide en disfrute de conducción, sino en caballos… gran error.

Como siempre “nuestra” revista CEROaCIEN, que patrocina este video, es una fuente de sabiduría. El último número está dedicado al BMW M3, aparecido en 1985, un coche al que le bastó un motor 4 cilindros de 2,3 litros, 16 válvulas y 200 CV para convertirse en un coche deportivo mítico. Eso sí, con solo 1.200 kg ¿Alguien se atreve a decir que este M3 no es deportivo y divertido?

Nos venimos al momento presente. Os leo un titular de una página Web, no voy a decir cuál, pero hubo muchas en la misma línea: “El Hyundai Ioniq 5 N de 650 CV la promesa de un deportivo eléctrico”. Un coche que declara 2.200 kg y mide más de 1,6 metros de alto en el que la electrónica no para de inmiscuirse en la conducción… ¿esto es un deportivo?

Aquí llega el planteamiento que os citaba: Vamos a imaginarnos que subimos a un elevador al citado BMW M3 y al Este Ioniq… ¿Qué veríamos?

La mecánica antes que la electrónica.
Hablemos del BMW. Las suspensiones del primer M3 eran una verdadera maravilla, con muy buenas geometrías y unos amortiguadores de máxima calidad, lo que hacía que, pese a su propulsión trasera y ausencia de control de estabilidad electrónico, fuera un coche predecible y muy noble, incluso en mojado.

Este BMW M3 lo “sentías” al volante, te “entendías” bien con él enseguida, inspiraba confianza, pero a la vez era un coche muy eficaz y endiabladamente rápido. Y desde luego resultaba muy divertidos de conducir.

Los ingenieros no contaban con la ayuda de la electrónica en forma de control de estabilidad y por ello “echaban el resto” en la parte mecánica, con suspensiones de geometría sofisticadas, muy buena puesta a punto, frenos potentes pero modulables y dirección con buen tacto… esas eran sus herramientas.
Sin duda un M3 con electrónica sería más seguro… y seguramente la electrónica seria menos “intrusiva” en la conducción, porque solo lo haría en casos limite… por decirlo de alguna manera, sería una “red de seguridad” no un recurso imprescindible.

Esto que digo del M3 se puede aplicar a otros muchos coches, por ejemplo, al Honda NSX un “superdeportivo” que tenía solo 270 CV, poco más de 1.250 kg y un chasis y suspensión puesto a punto por el mismísimo Ayrton Senna.

Quedaos con este concepto: Chasis muy afinados en los que la electrónica no era una “ayuda” en la conducción, sino una “red de seguridad” para cuando te equivocabas.

La electrónica antes que la mecánica.
No me voy a cebar con el citado Hyundai, porque muchos coches modernos, SUV y no SUV, chinos y no chinos, recurren al mismo sistema: Suspensiones simplonas asistidas electrónicamente.

¿Para qué complicarse con sofisticadas suspensiones, carísimo amortiguadores y afinadas puestas a punto? Antes las marcas hablaban de los tipos de suspensión y de su geometría… ahora dedican ese espacio a hablar de la conectividad y el info-entretenimiento. Una forma de dar por supuesto que ese coche es endiabladamente aburrido de conducir, por mucho que en recta aceleren como un cohete.

Veo en algunos coches modernos el esquema de suspensión y me parece que hay carritos de golf con suspensiones más “curradas”. Y es que en el fondo les da igual a las marcas, porque saben que será la electrónica la que ayude a conducir ese coche.

El cambio de paradigma es que los sistemas electrónicos pasan de ser un sistema de seguridad solo para casos extremos, a ser una ayuda “imprescindible”, muy intrusiva y sin la cual, el coche, sería un verdadero peligro.

Por supuesto esto sucede en unas marcas más que en otras. Hay marcas que hacen deportivos con buenas suspensiones, sería el caso del BMW, Porsche o Toyota, por citar algunas, que tienen buenos bastidores y buenas ayudas electrónicas.

Pero hay otras, y me atrevo a citar a la mayoría de las chinas, que lo fían todo a la electrónica. Veo videos de coches chinos que pasan por baches sin que el coche se mueva un pelo, luego se ve a otro coche, generalmente europeo, dando botes, y al apasionado “influencer” de turno diciendo que los chinos van muy por delante…

¿Han probado esos apasionados “influencer” si en curvas ese coche con unos amortiguadores electrónicos es más progresivo, más seguro, más predecible y más agradable de conducir? Hacer un vídeo sobre eso es más difícil…

Conclusión: ¿Por qué no hacéis caso a Chapman? Todos conocéis la célebre frase de “quítame un kilo antes de darme un caballo”. ¿Por qué no le hacemos casos? Los deportivos de ahora son exageradamente potentes, incluso diría que innecesariamente potentes.

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Hubo un tiempo en que los deportivos eran más humanos, tenían una potencia elevada pero no exagerada, eran ligeros, con bastidores muy afinados, se comunicaban bien con su conductor y eran muy divertidos de conducir, y no existían las ayudas electrónicas para domarlos y disfrutarlos, a lo mejor no las necesitaban. Os voy a hablar de este asunto desde un punto de vista diferente.

Bienvenidos a Garafermético, enciérrate con nosotros. Lo primero que os digo, que nadie se rasgue las vestiduras, todo aquello que contribuye a la seguridad vial y a salvar vidas para nosotros y para mí es muy bienvenido, eso es indiscutible e innegociable, pero es que he insinuado que esos deportivos más humanos de los años 80 y 90, que algunos ven como potros salvajes y que a lo mejor no eran tanto, quizás no necesitaban tanto las ayudas electrónicas, quizás resulta exagerado decir que no necesitaban las ayudas electrónicas, bueno es que no existían, lo que a lo mejor no es tan exagerado es decir que las necesitaban menos, porque ahora la deportividad no se mide en disfrute de conducción, se mide en caballos y eso para mí es un grandísimo error.

Como siempre, nuestra revista Acero a 100, que patrocina este vídeo, es una fuente de sabiduría, dedican este número al BMW M3, aparecido en 1985, un coche, fijaos, que le bastó un motor de 4 cilindros, 2.3 litros, 16 válvulas y 200 caballos para convertirse en un coche absolutamente mítico, eso sí, con sólo 1200 kilos de peso.

¿Alguien se atreve a decir que este M3 no era muy deportivo y muy divertido? Nos venimos al momento presente y os voy a leer un titular de una página web, no voy a decir cuál, pero hubo muchas que titularon en la misma línea, decía Leo Literal, el Hyundai Ioniq 5N de 650 caballos, la promesa de un deportivo eléctrico.

A ver, un coche que declara, pesa algo más, pero declara 2200 kilos, que mide más de 1,6 metros de alto y en el que la electrónica, si va rápido, no para de inmiscuirse en la conducción.

¿Esto es un deportivo? Por cierto, que me recuerda a Rodrigo que de este coche hicimos un vídeo. Aquí llega el planteamiento que os citaba, vamos a imaginarnos por un momento que subimos a un elevador, a ese BMW M3 de 1985 y, por ejemplo, a este Ioniq, ¿qué veríamos? La mecánica antes que la electrónica.

Vamos a hablar primero del BMW. ¿Qué nos encontraríamos? Unas suspensiones con unas geometrías muy trabajadas y muy sofisticadas, unos amortiguadores de primerísima calidad y todo eso conseguía que, pese a ser un coche de propulsión trasera y con ausencia de ayudas electrónicas, fuera un coche muy predecible y fuera un coche muy noble, incluso en firme mojado.

Este BMW M3 lo sentías al volante, era un coche con el que te entendías enseguida, enseguida inspiraba confianza y, al mismo tiempo, era un coche eficaz y endiabladamente rápido y, desde luego, resultaba muy divertido de conducir.

Y es que los ingenieros, entonces, no contaban con la ayuda de la electrónica y, por eso, echaban el resto en la parte mecánica, con suspensiones, como os he dicho, de geometrías sofisticadas, muy buena puesta a punto, frenos potentes pero modulables, dirección con buen tacto, estas eran sus herramientas.

Sin duda, como decíamos al principio, un M3 con electrónica sería un coche más seguroso, sin duda, pero también estoy convencido de que la electrónica sería más intrusiva. ¿Por qué? Porque el coche, con esa mecánica, suspensiones tan buenas, restos tan afinados, te permitiría llegar al límite sin la ayuda de la electrónica y lo que haría electrónica sería como tener una red de seguridad cuando cometieras un error relativamente grave.

Os estoy poniendo de ejemplo el BMW M3, pero hay otros coches que nos servirían igualmente. Fijaos en el Honda NSX, un súper deportivo que tenía 270 caballos, eso sí, volvemos a la de siempre, con poco más de 1250 kilos de peso, con un chasis y unas suspensiones afinadísimas y puestos a punto, nada más y nada menos que por el mismísimo Ayrton Senna da Silva.

Yo os pediría que os quedárais con este concepto.

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