Cuando Milla Jovovich puso grilletes a George R. R. Martin a pesar de la presunción de inocencia

No te olvides del regalo ideal para esta primavera, la fe, la ética y los valores de los superhéroes.

Un libro perfecto para dar la batalla cultural con una sonrisa.

Fundación Edelvives patrocina este espacio cultural.

Disfruta con Víctor Alvarado y su equipo de lo mejor del cine.

Directo a las estrellas.

Hola, buenas tardes. Soy Manuel Arias desde el Festival de Málaga.

Quiero mandar un fuerte saludo y desear mucha suerte a Directo a las Estrellas.

Allí estaremos.

Cielo, tierra, cruz y guerra.

El capitán Manuel Gago estuvo encarcelado por pertenecer al bando republicano durante la Guerra Civil.

Por eso, su hijo, Manuel Gago García, se convirtió en un dibujante autodidacta porque se tuvo que hacer cargo de la familia.

El caso es que este señor pudo vivir razonablemente bien en ese periodo posterior a la Guerra Civil, durante la dictadura, quizá porque se intentó que la reconciliación fuese lo más rápido posible y, de hecho, la construcción de la Basílica del Valle de los Caídos tenía esa simbología.

Por eso, hay enterrados soldados y personas pertenecientes a ambos bandos, por la intención de que la reconciliación fuese lo más rápido posible.

El caso es que su talento le permitió, como a los grandes de la literatura universal como Herman Menville, creador de Moby Dick, convertirse en un excepcional escritor.

Y este ejemplar nos permite ver la evolución de Manuel Gago como dibujante, tras su debut en el tarzaniano El Espíritu de la Selva, editado por Hispanoamérica, y su posterior también Viriato y la destrucción de Numancia.

El caso es que, para no empezar la casa por el tejado, Dolmen Editorial nos ofrece un extra descubierto en los polvorientos archivos por el editor de Valenciana, José Luis Álvarez, donde nos encontramos al precursor del mítico Guerrero del Antifaz, titulado El Juramento Sagrado, que por lo visto está inspirado en la novela del escritor Rafael Pérez y Pérez, Los cien caballeros de Isabel la Católica, tal y como explicó el experto Antonio Domínguez Gómez Rodríguez.

En esta aventura, previa al Guerrero del Antifaz, se percibe un dibujo deficiente, pero la aventura es entretenida y transmite valores, apelando a la épica donde vemos a una valiente heroína, la Condesa de Lanzas, que reza en una capilla y que anda entre Ana María y el Guerrero del Antifaz, en su lucha contra los moriscos granadinos, donde no aparece, por cierto, la frase Voto a Bríos, sino todavía Voto a Tal, en el que su autor intenta emular al icónico cuadro de la Rendición de Granada del pintor Francisco Pradilla.

Aquí, por ejemplo, no sólo conoceremos al Guerrero del Antifaz, sino a otros héroes, como el Conde de Peña Negra.

A pesar de la pertenencia de este autor al bando republicano, este señor, Manuel Gago, no tuvo problema en adaptarse y que su trabajo fuese muy valorado por lectores de ambos bandos, pues la censura en el cómic era más bien escasa, como nos contó en alguna ocasión Manuel Barrera, creador de la Tebeosfera.

También, por ejemplo, Fernando Alonso de Barahona nos dijo que la censura, aunque hubo, fue menor de lo que realmente se cree.

Aquí, de hecho, leyendo este cómic, nos encontramos con documentos que aprobaban el trabajo de este señor con el sello de falange, que era el sello que se utilizaba en esa época en todos los ministerios.

Este ejemplar, titulado El Guerrero del Antifaz, edición 80 aniversario, recoge todo lo comentado y las primeras aventuras del mítico Adolfo de Moncada, alias El Guerrero del Antifaz.

La primera de las aventuras nos presenta a alguno de esos míticos personajes como Rodolfo o el antagónico de Nuestro Guerrero del Antifaz, el malvado y traicionero Alicant.

No obstante,