Cuando Scarlett Johansson abrió la boca a un dinosaurio y se encontró un "diamanti" chino

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Directo a las estrellas.

Si quieres pasar un verano entretenido, no puedes perderte mi libro.

La fe, la ética y los valores de los superhéroes.

Un libro ideal para dar la batalla cultural con una sonrisa.

Y, por supuesto, no pueden faltar nuestras habituales secciones como la de Clasismanía, de Irene de Alba, la de Antonio Peláez más Peláez que nunca y, por supuesto, contamos con la presencia de Antonio Rubio Pló, que nos va a hablar del Gran Gatsby.

Si quieres ponerle color a la vida, no puedes perderte las aventuras de la Parlanchina, Ana de las Tejas Verdes, de la canadiense Mariluz Montgomery, que tiene apellido de general de la Segunda Guerra Mundial, cuyas aventuras se encuentran ambientadas en la isla del Príncipe Eduardo, donde sus habitantes tienen a este personaje de la literatura universal como reclamo turístico y en la que se pueden disfrutar incluso de un musical.

También hay otro museo de las muñecas de Ana o un libro de recetas que suponemos que tiene que ver con Marila.

Hay que decir que el hijo de esta escritora se encargó de editar todos estos escritos y diarios que faltaban por editar.

Mariluz Montgomery estaba casada con un pastor anglicano o un pastor evangélico y llevó una vida entrañable y feliz.

Hemos recopilado una serie de pasajes para que comprendan el profundo mensaje que hay dentro y la bonita historia que aquí se cuenta con las agudas reflexiones de esta niña o, por ejemplo, su amor a la literatura.

Lo que estaba leyendo a la hora del almuerzo y acababa de llegar a la carrera de cuadrigas cuando empezó la clase.

Me moría de ganas de saber cómo terminaba, aunque estaba segura de que Ben-Gur tenía que ganar porque no habría justicia poética si no lo hiciera.

Así que abrí mi libro de historia en el pupitre y luego coloqué Ben-Gur entre el pupitre y mis rodillas.

Decía que estaba estudiando Historia de Canadá, ya sabes, pero en realidad estaba disfrutando del libro.

Las reflexiones de Marilla también son bastante curiosas.

Marilla bajó a la cocina con la mente confusa y el corazón apenado.

Estaba tan enfadada consigo misma como con Ana, porque cada vez que recordaba la cara tónita de la señora Rachel sus labios se crispaban divertidos y sentía unos enormes e irreprobables deseos de reír a carcajadas.

Y después de eso mantiene una relación con Matthew, bastante curiosa.

Ha estado bien que alguien le haya contestado a Rachel Lyne. Es una vieja chismosa y entrometida.

Responde Marilla.

Matthew, me dejas anonadada. Sabes el comportamiento de Ana. Ha sido horrible y sin embargo te pones de su parte.

Supongo que lo siguiente que vas a decir es que no debemos castigarla.

Dice. Bueno, no exactamente. Creo que tenemos que castigarla un poco.

Pero no seas demasiado dura con ella, Marilla. Recuerda que nunca ha tenido a nadie que le enseñe lo correcto.

¿Le vas a dar algo de comer? A lo que responde Marilla.

¿Desde cuándo piensas que puedo matar de hambre a alguien para que se porte bien? Otro de sus momentos memorables es esa familia que entiende que la acogida tiene que ser un valor cristiano.

Y es que el tema de la fe es uno de los puntos fuertes de esta novela.

Pues Ana se siente tremendamente agradecida a Marilla y a Matthew.

Detalle que a veces se omite en la serie de anime o en algunas series o diferentes versiones que se han hecho sobre esta popular historia.

Es un libro excelente para un coloquio sobre el descubrimiento de la fe.

Como hace hace las veces de San José, casi siempre en silencio y dispuesto a escuchar frente a Marilla, que es una mujer decidida y de carácter como se percibe en algunos extractos, como el que acabamos de leer.

Se trata de un libro maravilloso para cualquier adolescente o para cualquier persona que necesite sonreír y nutrirse de literatura de alto nivel, de profundidad que a la vez entretiene.

Finalmente les aconsejamos que se introduzcan en este ejemplar a través de la edición de Delvives con magníficas ilustraciones de Antonio Lorente, con el entrañable prólogo de su nieta Kate McDonnell Butler y el excelente epílogo de nada más y nada menos que Margaret Atwood, que tiene reflexiones bastante interesantes, como la siguiente.

Ana de las Tejas Verdes es uno de esos libros que casi te hace sentir culpable si te gusta, en vista de la cantidad de gente que también le gusta.

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