Cuarto Milenio: Sor Patrocinio

Claro, fíjate, maestro, si es que esto está todo inventado.

La capacidad de adivinar el futuro, tú sabes que también, no sólo en cuestiones tecnológicas, sino que estaban los místicos, ¿no? Eran capaces de ver escenas que no se habían producido.

Pues fíjate, yo les digo una cosa, la historia que viene a continuación, para mí era una historia más.

Y viene un gran artista a contárnosla.

Pero encima, ha habido un sorpresón físico que va a estar aquí.

¿Queréis conocer la historia? Ocurrió en Madrid.

Ocurrió en Madrid y casi nadie lo conocía.

Veinte años y siempre sorpresas.

Tan sorpresas que, aunque ustedes no lo sepan, en tiempo real estoy cambiando todo el programa.

Bueno, cambiando la idea que teníamos.

De las cartas predictivas a una historia que a mí me viene a visitar un día, un día cualquiera.

No recuerdo si lluvioso o soleado, pero yo he tenido una gran admiración por un artista como la copa de un pino.

También periodista.

Pero ¿ustedes podrán decir qué hace este hombre aquí? Juan Valderrama, bienvenido, amigo.

¿Qué tal? Qué honor, más grande, Iker, estar aquí contigo.

Igualmente.

¿Y qué hace este aquí, no? ¿Qué hace este aquí? Pues mira, todo ha sido muy loco.

Porque llega a mí una historia...

Yo vengo aquí, en primer lugar, a devolver un favor.

Ya no es un favor, ya han sido varios favores.

Y yo creo que hay que ser agradecido.

Hay un momento de mi vida que hay un gran problema de salud en mi casa.

Y yo suelo ir a Fátima a pedir salud.

Y yo noto que soy escuchado.

Y a partir de ahí mi vida cambia.

Siempre he tenido fe, pero yo sufrí una experiencia que allí me cambió totalmente.

Después me han ocurrido cosas que me han ido afianzando en esa fe.

Por ejemplo, mi madre enferma de cáncer al final de la pandemia.

Y yo llego al hospital como puedo.

Y cuando llego mi madre prácticamente está muy mal.

Muy mal, muy mal, muriéndose.

Y llega el momento de la sedación.

Ese momento tan duro que mi hermana y yo tenemos que decidir.

Porque se está asfixiando.

Y cuando decimos que sí, van a por la morfina.

Y yo en ese momento miro al cielo y digo...

Señor, déjame cuidarla.

Nunca he estado con ella, ha estado siempre sola.

No me hagas eso, no te la lleves así.

Y entonces caigo en la cuenta de que yo tenía que haber estado más tiempo con mi madre.

Y lo pido de rodillas delante de los que estaban allí, de mi familia.

Y en el momento que le van a poner la morfina, mi madre abre los ojos y dice...

Tengo sed.

Y la doctora pegó un respingo.

Y todo el mundo se sobrecogió, mis sobrinos se cayeron al suelo llorando.

Y mi madre vivió tres meses más y yo la pude cuidar.

O sea, a raíz de que te pasan cosas así, ya no es cuestión de fe.

Ya es una cuestión tangible, que en tu vida hay cosas que son inexplicables.

Bueno, pues yo que voy a darle las gracias a la Virgen de Fátima, un día digo, no habrá una aparición mariana en España, que es un país mariano por excelencia.

Y me pongo a buscar, y me pongo a buscar.

Y encuentro que hubo una aparición de la Virgen, reconocida por el Vaticano, por el Papa, en Madrid.

En Caballero de Gracia, al lado de la Gran Vía.

Y entonces doy con su patrocinio.

Que es la monja a quien se le aparece la Virgen.

Y digo, bueno, ¿y esto por qué no se sabe? Esto es una buena pregunta, ¿no? Claro. ¿Qué misterio hay aquí? ¿Por qué una aparición mariana, con lo que eso conlleva, de peregrinaciones? Fíjate en Mediugorje, Fátima, Lourdes y Madrid.

Entonces llego a la historia de su patrocinio, cojo la moto y me voy a Guadalajara, al convento del Carmen, a la plaza del Carmen, al convento donde está la iglesia del Carmen, donde están los restos mortales.

Y la Virgen del Olvido, que es la Virgen que se le aparece a su patrocinio en mil años.