iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
Disfruta 1 año de Plus al 45% de dto ¡Lo quiero!
Curso de Hipnosis. Francisco de Asis Rovatti Heredia. A Coruña, 1985

Curso de Hipnosis. Francisco de Asis Rovatti Heredia. A Coruña, 1985

10/13/2025 · 48:00
0
199
0
199

Description of Curso de Hipnosis. Francisco de Asis Rovatti Heredia. A Coruña, 1985

Curso de Hipnosis.
Francisco de Asis Rovatti Heredia.
A Coruña, 1985

Read the Curso de Hipnosis. Francisco de Asis Rovatti Heredia. A Coruña, 1985 podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

No hace falta. Vamos a ver, vamos a coger dos sillitas, por ejemplo estas dos, y aguante esto así para que la silla no se doble. Y vamos a ver. Usted póngase aquí para aguantar esto para que no se doble. Pero no, usted va a hacer de sujeto ahora. Ahora quiero que aguante la silla aquí. Ahora aún no. Cuando yo se lo diga. Usted tampoco. Usted tampoco la haga nada aún. Tranquilos ahora, ¿eh? Bueno. A ver, ¿alguien que haya hecho deporte? ¿Hay algún deportista aquí en la sala? ¿Será posible? Pero diga que porquería.

La porquería es hacer deporte porque se cansan mucho. ¿Nadie hace deporte? ¿Usted mismo? ¿Usted sabe que acerca hombre? ¿Usted ha hecho deporte? Sí. ¿Nunca ha hecho deporte? Sí. Está fuerte. Yo quiero lo siguiente, fíjese bien. No le voy a hacer nada, ¿eh? Ni se va hasta dormir ni nada. Yo quiero que usted junte los tacones y cierre los ojos para no distraerse. Yo quiero que usted vaya poniendo sus brazos muy duros, su cuerpo muy rígido, rígido, fuerte, como si fuera realmente de hierro. Y puede usted ponerse muy tenso, muy tenso, tan tenso que usted se caerá hacia atrás como un leño. Cójalo por los pies.

Venga, hombre, no se distraigan. Rápido, levántelo, girlo para acá. Póngalo, venga ya.

Rígido, muy rígido. Muy rígido, muy rígido. Póngale la silla debajo de los ojos, debajo de los ojos.

Muy rígido, rígido completamente, fuerte. No puede doblarse, imposible.

Se presenta como una catalepsia y no lo es, que con un sujeto...

Pues naturalmente, pero no estoy diciendo que esto se presenta como una catalepsia y no lo es.

Yo le he cogido a usted porque es un sujeto más escéptico y a pesar de ser escéptico usted ha visto que se puede quedar un sujeto entre dos sillas tranquilamente y no pasa nada.

Está usted plenamente consciente de todo y si usted se tensiona mucho yo le puedo poner una persona encima y no pasa nada y no se dobla.

Bueno, pues esto en teatro se presenta como una experiencia tremenda y se adorna.

Y ahora el fluido magnético caerá sobre usted y usted va a notar como el hierro va penetrando en sus arterias y usted va a quedar como una barra de hierro, etcétera, etcétera, etcétera.

Si se hace un momento, nada, no tiene ninguna importancia.

Es decir, que el estado de catalepsia auténtico, que no es este, repito, que ha visto usted este estado, no tiene ningún valor, es un estado muy profundo en el cual el sujeto realmente pierde conciencia.

Entonces si pierde conciencia de todo el entorno y sus constantes, pues queda prácticamente adelante.

El único problema de este ejercicio es que usted no se cansa, pero yo sí, yo sé que usted no se cansa.

Es el único problema que hay.

Pero esto cuando ustedes lo ven a hacer y oigan que dicen, y ahora vamos a poner este sujeto en estado cataléptico.

Ustedes ríanse porque no es catalepsia.

Y esto en un primer grado.

Son menos de su gestión y con que el sujeto se ponga tenso hay suficiente y ya está.

Sigamos.

Ustedes han oído hablar de las curaciones por imposición de manos.

Ya allá por la Edad Media pues había una técnica que era el famoso toque real.

El toque real lo hacía, como ya dice el nombre, el rey.

Y también por implicación del rey lo podían hacer determinados señores feudales, determinados aristócratas y determinados sacerdotes.

La fórmula era muy sencilla.

Consistía en decir, el rey te toca, Dios te cura.

O Dios te cura porque el rey te toca.

Y se ponían las manos encima de la cabeza del sujeto.

Y entonces el sujeto se encontraba curado.

Y se efectuaban unas curaciones realmente extraordinarias.

Especialmente en aquellas tremendas procesiones de aquellas personas aquejadas por el famoso mal desámbito.

Se compulsionaban.

Empezaba en una pequena que una persona compulsionase.

Las demás señoras, claramente las mujeres, pues veían que se compulsionaba.

La mía también se compulsionaba.

Comments of Curso de Hipnosis. Francisco de Asis Rovatti Heredia. A Coruña, 1985

This program does not accept anonymous comments. Sign up to comment!
We recommend you
Go to Mystery and other realities