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By Historias Pulp Historias Pulp
LA DAMA OFERENTE

LA DAMA OFERENTE

3/19/2025 · 40:33
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Description of LA DAMA OFERENTE

El pasado y sus sombras se desvelan en este relato de María Larralde situado en el siglo III a. C. Situémonos en la península ibérica, en el Cerro de los Santos, Albacete, donde emerge una figura femenina tan enigmática como eterna: La Dama Oferente. Esculpida en caliza y ataviada con túnicas que caen como pétalos sobre su joven cuerpo, engalanada con joyas que detallan su distinguida posición o, quizás, su peculiar destino, alza la ofrenda entre sus manos en un gesto eterno. La Dama tenía un alma; la Dama era un puente entre lo humano y lo divino; la Dama tiene una historia y es ésta que vuestros ojos tienen el honor de leer.
VOZ NARRACIÓN: María Larralde
Música: La Dama Oferente generada con SUNO.

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La dama oferente Un relato de María Larralde Una gran caravana de carros tirada por burros y mulas, junto a jinetes sobrecaballos ricamente engalanados, atravesaba el horizonte nacarado y refulgente de una tranquila y limpia mañana de primavera.

El amanecer parecía tener prisa y emergía con fuerza, pues aquellos hombres necesitaban de la luz para guiarse.

Un santuario les esperaba.

Salían de Icalesquen para recorrer la vía que seguía cursos de ríos y caminos ancestrales hasta el santuario de las aguas saladas.

Allí la joven Aúnia, recientemente huérfana de madre, pasaría orando varios días para poder ser entregada en matrimonio.

Llevaba su propia ofrenda, una réplica de sí misma que, finamente tallada en arenisca, revelaba su profundo amor a lo hierático.

Honrar a su familia y reverenciar a los dioses era la finalidad de este viaje.

Su boda se consumaría en cuanto las ricas cosechas que prometían abundancia ese año fueran recogidas cerca del verano.

Apenas contaba con catorce años, pero era consciente de su importancia, de la responsabilidad hacia su familia.

Comprendía la trascendencia de su próxima unión con su futuro esposo, un joven guerrero de alta cuna y atávico linaje, Amusico.

Los pensamientos de la dama vagaban libremente, como la brisa que acariciaba su resplandeciente y delicado rostro.

Emociones nuevas nacían en ella, pues hasta hacía poco tiempo tan solo era una niña.

Sentimientos que se despertaban como oleadas de calor y de frío, como ramas de árboles que crecían desde su corazón hasta su alma, para recorrer todo su cuerpo haciéndola temblar con recuerdos y vibrar por el amor que la aguardaba.

Dicen que las aguas más puras corren como manantiales, en el lugar de los dioses, pero yo jamás las contemplé.

Hoy es el día en el que, por fin, podré sumergirme en ellas y renacer en mis orígenes.

La salida del sol es la señal, y nos ponemos en marcha con alegría y esperanza.

Durante toda esta marcha estaré en oración, pues es tiempo de encuentro con mis dioses, que es aquello que admiro en la lejanía.

Campos repletos de flores bailan, y a lo lejos veo el infinito camino salpicado de pequeñas malvas y margaritas, cuyos perfumes me recuerdan a mi querida y ausente madre.

Madre, cómo me gustaría que estuvieras en este día tan importante para mí, pero a pesar de tu ausencia será un magnífico momento, y tú podrás verme sumergida en las saldíficas aguas del manantial sagrado.

Seré una gran esposa y madre, y seguiré tu camino.

Todavía recuerdo el sueño en el que contigo corría por aquellas verdes y brillantes praderas.

Desde entonces, desde que te soñé feliz al otro lado, esperándome, me ha cambiado el ánimo.

A pesar de tu ausencia, sé que, cuando muera, contigo viviré en nuestro otro mundo, ese que es más real que éste.

Por ti, por tu honra y tu amor, mi padre ha respetado tu ausencia, y tras mi próxima unión con Amusico, que podría suponer nuestra salvación ante la invasión de los extranjeros, él mismo volverá a unirse con una mujer de alto linaje, para no dejar desamparados a mis hermanitos, hijos tuyos.

Madre, todos están bien, corren felices y ayudan en todo.

Sus cuerpos son fuertes, robustos.

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