DATOS PIOLAS SOBRE LA CIENCIA RGENTINA

Anívate a hacer de tu vida una historia de amor, el amor de los comienzos.

Radio Galilea, otro mundo es posible.

Pocas cosas me duelen tanto, hablando de migrantes y de inmigrantes, pocas cosas me duelen tanto, son varias, pero entre ellas las primeras de la realidad que estamos viviendo es el éxodo de científicos.

No, no, no, me puede, me puede, me duele, me duele, y tengo que vencer ese dolor para, bueno, ponerme en el combate también espiritual y moral de decir, che, gente, ¿saben lo que cuesta un científico? Y cuando digo lo que cuesta no estoy hablando solamente en términos económicos, lo que te cuesta, es decir, todo el dinero que invierte la sociedad argentina en formar un científico, sino también lo que cuesta a nivel personal, el esfuerzo, el sacrificio, las horas sin dormir, el estudio, la tenacidad, el trabajo, la disciplina, todo eso que todos los movimientos de derecha tanto elogian, y en este momento tenemos un éxodo ya aproximadamente de dos mil y pico de científicos de primera línea, digamos, que están yéndose del país para buscar futuros en otro lado.

Pero al mismo tiempo me toca la sensibilidad de un amor muy profundo que tengo particularmente para los científicos argentinos.

Una larga historia de anécdotas, conversaciones, entrevistas, llegó a configurar en mi cabeza que los científicos argentinos son un linaje especial de científicos, no solamente por la calidad técnica, digamos, avalada y corroborada en todas partes del mundo, sino porque hay un patriotismo oculto, profundo, íntimo, no vociferante, que se va degranando día a día en cada tubo de ensayo, en cada microscopio, en cada lámpara, en cada libro, en cada ensayo, en cada clase, en cada facultad, en cada universidad.

Y hoy vamos a hablar solamente de dos de esos casos.

Uno es el caso de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

Nerina Centurion lanzó, no sé con qué motivo, supuestamente a nivel de dar a conocer lo que Argentina está haciendo a nivel de Molybdenum 99.

Mucho gusto, encantada de conocerla.

Con una polenta, y ahora que la estoy viendo, la puse inmediatamente en video porque digo, vaya, esta jovencita bien podría ser una estrella de Hollywood.

Me hace acordar a muchas artistas de Hollywood por su belleza, especialmente al artista del Mago Dios.

¿Cómo se llamaba la mamá de... tampoco me acuerdo, Cabaret, no me sale, ya me va a salir, Judy Garland.

Me hace acordar a Judy Garland.

Sos preciosa, querida Nerina Centurion, aunque vamos a hablar del Molybdenum 99.

¿Cómo te vas? Bienvenida, gracias por estar con nosotros.

¿Se escucha bien? Se escucha perfecto.

Perfecto. Muchísimas gracias por esa presentación.

Nada que agregar, sinceramente, todo lo que comentaste es cierto.

Se habla hace muchísimo tiempo de estas cosas en la facultad y se habrán enterado, supongo, por las redes del stream del CONICET.

¿Se habrán enterado de qué? Decime, Nerina, ¿a qué te referís? El stream del CONICET.

Ni hablar, sí, sí, claro, sí, sí, me quedé enganchada con el Molybdenum 99, sí, por suerte.

No, y eso me hizo querer comunicar un poco la ciencia, me impulsó ver todo ese apoyo que hubo.

Claro, claro. O sea que vos lanzás un poco todos estos videos, digamos, después del streaming del CONICET.

Eso te motivó.

Sí, exactamente.

Muy bien.

Yo lo quería venir haciendo desde que arranqué la carrera porque me di cuenta que es algo hermoso y que creo que muchas personas deberían conocerlo más allá de la facultad y me faltaba un empujoncito y siento que el apoyo que se le dio a la ciencia argentina con el stream del CONICET me terminó de dar ese empujoncito que necesitaba.

Es muy triste que se pierdan cosas muy valiosas sin que el perdedor se dé cuenta de lo que pierde.

Muy, pero muy triste, ¿no? Muy triste.

¿Estás estudiando biología, Nerina?