De aranceles, vivienda y masificación

Bon dieu, todo dieu, comparezco ante ustedes con los aranceles prendidos en nuestra economía como repugnantes piercings que nos han colgado los que ahora quieren gobernar el mundo y ya de paso también nos invitan a que nos tiñamos el pelo de amarillo y les besemos el culo con perdón al sistema. Vaya con el American Pie. Ahí te pongo el piercing, arancel, ahora te lo quito. Trunpa jugar con la humanidad como si fuéramos ratones. Habrá que cortar el cuello al pavo y trincharlo adecuadamente y para ello no sobra nadie.

Se trata de dejar el equipaje particular para remar todos a una. No es momento para bromas ni poses políticas. Europa tiene que recoger todos sus mimbres y ponerse a trabajar. No a la Bonder Lion solamente ni Macrones ni demás gurús que aparecen como salvadores. No crean que Pedro Sánchez por ejemplo lo arreglará con los chinos. Más bien hoy no está en el lugar adecuado. Se trata de que los profesionales de la política se echen un poco al lado.

Dejen paso a los entendidos en diplomacia y negociación. Permitan que los economistas y los sabios de las finanzas actúen coordinadamente para jugar este encuentro desafiante y no nos metan todos los aranceles de nuestra portería o los piercings en nuestras partes blandas. Esto duele y cuesta mucho. Otra cosa que nos preocupa a todos es la vivienda.

La mayoría de la ya inexistente vivienda clase media y todas las clases que viven de su trabajo seguramente que impedimos que se arbitren otras leyes y tomar medidas urgentes para que todos los españoles puedan acceder a una vivienda digna y ya de paso para que esta vivienda sea inviolable para que ocupas y gente similar no aparquen en tu domicilio cuando quieran y como les dé la gana. Pero lo que debemos conseguir a través de las leyes que deben acordar nuestros administradores políticos es que no se puede permitir que los tiburones de la inversión vengan a comprar nuestro territorio.

Hay que penalizar estas agresiones especulativas que no crean riqueza en la sociedad, antes al contrario, provocan más pobreza, diferencias sociales cada vez con mayores metástasis. La vivienda no puede ser un refugio para cualquier tipo de dinero, sea blanco o negro. Los políticos han de ser valientes y legislar adecuadamente para que la Constitución se cumpla.

Si no se paran estas extorsiones habrá que salir continuamente a la calle y exigir a los políticos que administren para todos como es debido y prometieron en campaña. No podemos hipotecar a nuestros hijos, no les podemos condenar a tener que vivir los más favorecidos con los padres o en todo caso con la abuela hasta que le cedan la vivienda por herencia. Si somos europeos hay que serlo en todo.

El trabajo y la productividad que para el Estado desarrollan sobre todo los padres y madres de familia no es para lujos y caprichos, es para poder acceder a una vivienda digna y pagar impuestos al Estado con el fin de mantener un justo sistema de sanidad, de educación, de bienes culturales y sociales, etcétera. Es que hoy, bueno, me he quedado a gusto ¿no verdad? Podría seguir.

El aumento de la inseguridad en las calles, las agresiones, la justa acogida de inmigrantes, no el desorden y descontrol que padecemos, la masificación turística, el desmadre en el tráfico en todas nuestras carreteras, son temas entre otros que me llevan hoy al cuarto de pensar, porque si digo lo que hoy pienso, creo que me pasaré más de cuatro pueblos. ¡Hala pues! Me voy a entrenar de costalero, que llega la Semana Santa, que aún es cuaresma, ayuno y abstinencia, y tiempo de rectificar y ser mejores personas, mejores padres, mejores compañeros, mejores vecinos, más tolerantes, hay que intentarlo. Pues eso, bon die, todo lo digo.