DE TAQUITO CON MARINO - lunes 28 de abril de 2025

Marino Millán, mucho más que un comentarista.

Ha llegado la hora, se parte el día de Taquito con Marino Millán.

A partir de este momento la farándula, la política, el deporte y los temas de actualidad nos ocupan.

Marino Millán, el comentarista más agradable a su oído.

De Taquito con Marino Millán, para pasarla bueno.

De Taquito con Marino Millán, se siente la diferencia.

Bienvenido Marino Millán, mucho más que un comentarista.

Muy bien, muy bien, muy bien, en Colombia 13 horas 9 minutos.

Estamos ahorrando un riquísimo tinto de café y la roja calidad certificada.

Retomamos este segundo segmento de Taquito con Marino.

Y como siempre, reanudamos con el médico César Augusto Ávies.

Doctor, bienvenido, buenas tardes.

Su tema del día, por favor, le escuchamos.

Buenas tardes Marino.

Dos clásicos de aquellos que nadie se quiere perder, se escenificaron el fin de semana en estadios separados por el Atlántico.

La cartuja de Sevilla y el Pascual Guerrero.

En el primero, el sábado en la tarde, la última estación de tren para el Real Madrid y de pronto también para su técnico y opción para Barcelona de ratificar que vive un dulce momento futbolístico.

Fue un enfrentamiento que estaba picado desde la previa y al árbitro Ricardo de Burgos Benguechea le tocó un bocado envenenado que él mismo ayudó a preparar.

Un encuentro intenso con abundancia de goles y de golpes que dejó como justo vencedor a Barcelona, que supo capitalizar los errores de Courtois y de Bragin Díaz para alzarse con la Copa del Rey, a la cual más de uno buscará devaluar de manera mezquina cómo ha pasado en nuestro medio.

Los clásicos suelen tener este tipo de ingredientes, fútbol, anotaciones, agresiones, cabeza caliente y disculpas a posteriori.

Por su tortuoso tragedia por la Liga y por la Champions, el equipo de Ancelotti llegó con desventaja en los pronósticos, pero como en el fútbol los antecedentes no son determinantes, estuvo a minuto de ganar el derbi, solo que en el cierre su salvador Courtois entregó el oro y hubo que prorrogar el trámite.

Y en esa prórroga, que en otras ocasiones le ha significado jornadas épicas con remontadas increíbles, esta vez le significó perder otro partido importante en este año, y eso que Lewandowski estaba en la tribuna.

La final española tuvo dos protagonistas alemanes sobresalientes, el técnico Hansi Flick, el escultor del actual Barcelona, y el matón del Real Madrid, Antonio Rudiger.

El 2025 para el equipo blanco ha sido negro. El sábado de marzo dejó la grotesca imagen de un equipo pendenciero de favela.

24 horas después y a 8.000 kilómetros de distancia, rojos, verdes y blancos protagonizaban su clásico, no desde tantas campanillas como el europeo, pero importante para que América lograra su clasificación tempranamente o para que el Cali no sufriese un descenso peligroso en la tabla con miras a meterse entre los ocho.

Un juego en donde afortunadamente los 22 inicialistas se preocuparon más por la pelota que por las piernas del rival, equilibrado en los primeros 45 minutos con un 0 a 0 justificado, pues el América tuvo mayor juego colectivo pero su llegada sobre la portería verde y blanca no fructificaron.

Un remate de Mena, un disparo de media distancia al ángulo de Juan Fernando Quintero, y una llegada colectiva que pudo rematar Romero pero se le negó a Holgado que estaba solo.

El Cali solo exigió en una ocasión a Soto sin mayor riesgo.

Muy temprano en el segundo tiempo América se va en ventaja con una anotación de Holgado que culmina con fuerza entre los defensas una llegada colectiva a Escarlata.

Los azucareros sintieron ese impacto y todo el orden que habían mostrado en la primera fase se les dibujó a partir de allí.

El 2 a 0 lo concreta a los 20 el equipo del Polilla con Mena culminando un trabajo colectivo en el que otra vez participó Holgado.

La situación de atacantes en los azucareros es tan crítica que debe ingresar el defensa caldera como aporte que además lo suyo consistió en acabar con la tranquilidad con la que se había jugado el partido.

Un 2 a 0 final con el sabor de un partido de 3.