DE TAQUITO CON MARINO - miércoles 11 de junio de 2025

Marino Millán, mucho más que un comentarista.

Ha llegado la hora, se parte el día de Taquito con Marino Millán.

A partir de este momento la farándula, la política, el deporte y los temas de actualidad nos ocupan.

Marino Millán, el comentarista más agradable a su oído.

De Taquito con Marino Millán, para pasarla bueno.

De Taquito con Marino Millán, se siente la diferencia.

Bienvenido Marino Millán, mucho más que un comentarista.

Muy bien, muy bien, tenemos 13 horas 11 minutos.

Estamos abriendo un riquísimo tinto de café de la Roja, calidad certificada.

Bueno, bueno.

Le entramos a la segunda parte de Taquito con Marino.

Me imagino yo que todo el mundo sabe que se habla de la selección Colombia, ni más faltaba.

De este empate contra la Argentina que resulta muy, pero muy importante.

Muy importante, porque como lo digo en mi comentario del canal de M3 Producciones de YouTube.

Esta eliminatoria es tan saborosa, tan chévere, tan bacana.

Tan tolerante que de puntico en puntico se pudo meter, creo que ha hecho Colombia.

Pero vamos con el médico, área médico.

Por favor, el tema del día para usted y le escuchamos señor.

Buenas tardes Marino.

Después del penoso partido ante Perú, el juego de anoche de la selección ante la de Argentina no tenía un buen presagio.

Se había enfrentado a uno de los coleros de la tabla en una lamentable salida, en donde nada salió bien y ni siquiera el vestuario.

Pero, olvidémonos tal vez del resultado que dejó esa sensación otra vez, de que te sacaron el pan de la boca.

Hubo varias cosas, sí, que cambiaron en el funcionamiento del equipo nacional, y que sirvieron para paliar un poco el descontento y la desazón que dejó el encuentro en Barranquilla.

Para empezar, el técnico Lorenzo hizo modificaciones, algo plausible y por cuanto ya nos tenía acostumbrados a una alineación de 11 inamovibles, pasara lo que pasara.

Pero además de eso, el punto de desequilibrio, al menos en el primer tiempo, lo marcó la presencia de Lucho Díaz con un gol que si hubiese sido anotado por un argentino, algún periódico bonaverense habría titulado gol monumental en el monumental.

Fue un desborde vertiginoso después de recibir un pase de Machado, que dribló en paralelo a la línea final a varios rivales para definir con categoría.

Pero ese no fue el único cambio en el equipo de Lorenzo.

Los que entraron a la cancha anoche mostraron una actitud tan diferente que podría tal vez explicarse porque no estaban enfrentando a uno de los últimos de la clasificación, sino al líder de la misma.

Disposición, ganas, entrega y un ritmo constante de presión, de achique y hostigamiento para no dejar pensar al rival.

El equipo de Scaloni, a pesar de la presencia de Messi, no encontró ni tiempo ni espacio para fabricar su fútbol y si bien el arquero Mier tuvo dos o tres participaciones acertadas, también es cierto que antes de la anotación del Guajiro, él mismo y Campas habían tenido llegadas promisorias.

El combinado nuestro lució como un equipo muy ordenado tácticamente que incluso después de la ventaja no se refugió tratando de conservar esa diferencia e injustificadamente concluyeron los primeros 45 minutos con esa mínima diferencia.

Lucho Díaz destacó por su gol y porque fue un dolor de cabeza constante para la defensa gaucha, pero sus otros 10 compañeros tuvieron un rendimiento homogéneo que no se hicieron ver como un conjunto sólido.

La etapa complementaria mostró una posición casi constante del balón por parte de los locales con una espera cautelosa sin arrinconarse del equipo colombiano.

No volvieron a aparecer ni James ni Lucho, sino que se trataba simplemente de intentar mantener lejos del pórtico nuestro a un Messi quien lo intentó por todos los sectores del campo y a pesar de ello Fernández tuvo dos ocasiones para llegar a igualar el marcador y el partido.