De Tomeu Seguí al Ballet Nacional de Marsella

Buenas tardes, mi nombre es Fernando Merino y les doy la bienvenida a mi cuaderno de notas, una mirada relajada a las artes escénicas.

El cuaderno de notas de Fernando Merino Desde ayer se encuentra en las redes el nuevo trabajo experimental del solleric Joa Miquel Oliver, licenciado en filosofía por la UIB, que no es la Sorbona y tampoco es Tanton, y en su día reciclado en tareas de compositor, con el indudable acierto de crear Antonia Font, grupo de culto y de éxito abrumador al que ha dedicado una colección de textos limítrofes con el surrealismo que tan ha jugado en canciones muy bien acogidas.

Hasta aquí lo que de verdad interesa.

Después está su trayectoria en solitario, imposible de equiparar con el fenómeno de masas que ha supuesto Antonia Font, y últimamente le ha dado por experimentar creando eso que llama música tecnológica, y que consiste en una elección aleatoria de notas que se ha transformado en un trabajo de cuarenta minutos repartido en trece temas de lo que él denomina música imprevisible.

Por ser él quien es, abro este cuaderno de notas con dos piezas significativas del Oliver tecnológico, me refiero a Crystal Samba y Santa Clara Street.

Bueno, como pueden imaginarse, esta música no va a pasar a la historia, ni por casualidad ni porque le toque la lotería.

Cambiando de tema, ha vuelto a suceder que el Teatro Principal de Palma y el Auditorium de Palma han programado el mismo día y en función única dos obras de referencia.

Ocurrió ayer jueves 3 de abril, en el principal un clásico de Carlo Goldoni y en el Auditorium un éxito reciente del dramaturgo canadiense de origen libanés Wahdi Mouawad.

Había que elegir irremediablemente entre una de las dos, imposible las dos a la vez.

Muy lamentable que el azar nos haya jugado una mala pasada.

Puestos a elegir, yo personalmente acudí al Auditorium.