Decir, pero decir, un poquito menos de lo necesario.
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Cositas que aprende uno por la vida, saliéndose un poco del humanismo cristiano, y aún mucho más del humanismo cristiano fanático, que poco o nada tiene que ver con el humanismo cristiano. También llamado buenismo, y causa de muchos males. Pareciera tal cual, la propaganda del diablo.
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La vanidad es sin duda mi pecado favorito.
Dicen las leyes del poder y la prudencia, que si se intenta impresionar a la gente con muchas, muchas, muchas palabras, cuanto más se dice, más ordinario se parece y menos se controla la situación, excepto en el caso de que tengas las ideas tremendamente ordenadas.
Eso si se está diciendo algo banal, parecerá original si se expresa de una forma vaga, abierta y con aspecto de esfinge.
La gente poderosa impresiona e intimida diciendo poco.
Cuanto más se dice, más posibilidades hay de soltar una tontería.
Fíjense en lo que les voy a contar a continuación.
En el poder, en las intrigas de palacio, las intrigas de palacio suceden por todas partes, no únicamente en palacio, es una manera de hablar.
Suceden en hospitales, suceden en colegios, suceden por el mundo entero y casi, casi seguro que más de la mitad de los que me escuchan tienen experiencias en su mente que pueden recordar donde, madre mía, qué batallas dentro de familias, pequeñas organizaciones, pequeños equipos de fútbol, donde estamos para pasarlo bien, pues se preparan pardas.
El poder es, de muchas maneras, un juego de apariencias, y cuando se dice menos de lo necesario, inevitablemente se da una imagen de mayor grandeza y poder de lo que se es en realidad.
Un tonto que permanezca continuamente o prácticamente siempre en silencio, parece que sabe algo que no dice y que ese algo es importante, únicamente porque no dice nada, guarda silencio.
El silencio hace que los demás se sientan incómodos.
En psicoterapia manejar los silencios es muy interesante y el psicoterapeuta que no sepa guardar silencio en los momentos más o menos exactos seguirá perdiendo claves que el paciente suele comentar después de que el terapeuta deje el hueco de silencio hasta un punto, pero sin traspasar un punto, pero cuidado, el silencio hace que la gente se sienta incómoda.
¿Qué hace el famoso maltratador silencioso que es un psicópata de muchísimo preocupar? Cuando hay un conflicto, como él tiene que imponerse y tiene que someter al contrario, le retira la palabra y guarda silencio.
No habla a su cónyuge o pareja durante muchísimo tiempo, ¿hasta cuándo? Hasta que su pareja venga a hablar con él, y entonces, cambiando de tema, se seguirá a otra cosa y hasta la siguiente.
En vez de hablar las cosas, te castiga con el látigo de la indiferencia.
A mi juicio, cosas que pueden destrozar la mente son los altos niveles de agresividad y este tipo de maltratos silenciosos, que cuando son así pasivo-agresivos muy fuerte, esto realmente para mí son los dos extremos del maltrato.
El silencioso, el que no te habla, eso destroza a la gente porque la tiene en un estado constante de incomodidad, tensión e inquietud, mientras el otro permanece perfectamente tranquilo.
Y luego la violencia física extrema, con graves intimidaciones, insultos, que serían un poco los dos extremos.
Eso en el maltrato no creo que represente más de un 2% ni un 3%.
La mayor parte del maltrato no es el maltrato peliculero.
Claro que un 3% ya es muchísimo.
Pero cuidado con el maltrato silencioso, cuidado con la callada por respuesta.
Dos personas que se respetan hablan las cosas, las hablan.
¿Hasta cuándo? Hasta que se ponen de acuerdo, no tiene por qué ser hoy, puede ser mañana, puede ser pasado.
Pero no se hace cuidado.
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