
DEL ADVENTISMO A LOS CHUETAS PASANDO POR COLÓN...

Description of DEL ADVENTISMO A LOS CHUETAS PASANDO POR COLÓN...
Nos ha salido un programa ecléctico, fruto de una confusión. Así que hablamos de los Adventistas del Séptimo día, de los cereales Kellog´s, de la Inquisición, de la persecución de los judios de Cristobla Colón...
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Bienvenidos a Primum Gradus, tu podcast de historia y humanidades en general. Os habla Ricardo Silvestre y vamos a hacer la segunda parte de aquel programa que hicimos sobre grupos religiosos curiosos, de occidente, se entiende. Y bueno, haremos un programa que, pues eso, a vuelo de pájaro. Si alguien sabe mucho del tema mejor se le queda corto, pero es dar conocimiento, algunas pinceladas sobre algunos de estos movimientos y dar el marco general. Hay un oyente que ha insistido en que haga la segunda parte porque yo estuve dentro de, bueno, casi una familia de los adventistas del séptimo día, estoy muy interesado.
Bueno, yo supongo que a gente así, que está aún más metida en el meollo, pues les habrá poco, pero bueno, haremos lo que podamos porque si tenemos un solo de estos grupos, pues no llegaremos muy lejos. Y seguro que nos dejaremos alguno y ya nos lo recordaréis. Y bueno, si hace falta hacemos una tercera parte. Pero bueno, que sepáis que no voy a estar solo. Voy a estar, como siempre, muy bien acompañado por Jordi Sardá. Aquí lo tenemos. ¿Qué tal, Jordi? Hola, Ricardo. Venga, vamos. Vamos a contraatacar.
Contraatacar. Bueno, yo antes, en el previo del programa, vamos a contar una anécdota curiosa.
Y es que nos hemos puesto de acuerdo para hacer el programa hoy y tú te habías preparado Julio César y yo me había preparado este. Entonces, hemos llegado a la convicción de que, bueno, vamos a tirar por aquí. Gracias. Me lo había preparado de aquella manera. Tampoco, o sea, que hasta donde lleguemos, llegamos. Y si hace falta hacemos una tercera parte. No vamos a hacer cosas que no sepamos y no vamos a improvisar sobre tonterías. Lo poco que tengamos preparado, eso vamos a decir y tal.
Y he hecho dos consideraciones. Bueno, ¿tú habías preparado Julio César? Bueno, aquellas biografías que hacíamos. En fin, la dejamos para la próxima, Julio César. Te recuerdo que luego de Julio César haremos la tercera parte de La Senda de la Serpiente. Y, ah, sí, que me he perdido yo un poquito. Esto no es improvisado, pero puede tener un aire así un poco peculiar este programa, pero vamos a ver. ¿Qué iba a decir yo? Ah, sí, le estábamos haciendo la consideración siguiente.
En el anterior programa daba la sensación de que todas las locuras venían del mismo lado, ¿no? Del lado protestante y tal y que no sé. Y podía dar la sensación de que, no sé, mira, los católicos están confirmados en Gracia, por ejemplo, o los ortodoxos y aquí nunca hacen tonterías. Pues, vamos, vamos. Aunque no lo parezca, vamos a ser críticos también con esto, ¿no? Quiero decir, no, la Iglesia Católica no, no, no.
Estas cosas las produce cada equis tiempo y algunas llegan a consumarse en energías, en cismas, etcétera, etcétera, pero continuamente se están produciendo. Lo que pasa es que las iglesias serias, en donde la razón tiene y el estudio tiene su lugar, pues acaban subsumiendo estas anormalidades. Pero también ha habido en la Iglesia Católica tonterías a lo largo de la historia.
Ha habido momentos en que parecía que iba a azozobrar del todo, por ejemplo, el momento del arianismo, aquello que de pronto el orbe, la Iglesia se despertó ariana. Y el Papa también, ¿no? El Papa no, formalmente ariano no era, pero dejaba hacer, o sea, casi, casi. Y se quedó un solo obispo en prácticamente toda la cristalidad. San Cipriano. San Cipriano. Gracias, has acudido a mi, al rescate, pues se me había olvidado el nombre.
San Cipriano. Y todo se recuperó. Ya os digo, incluso lo más alto. Entonces, también está la anécdota aquella que te he comentado de Napoleón, cuando apareció por Roma y, bueno, Napoleón, bueno, secuestró al Papa. Cuando llegó el Papa, no me acuerdo cuál Papa era, no sé, esta vez no vas al rescate. Bueno, pues no sé qué pilló, no sé cuántos. Y último, decían algunos periódicos, ¿no? Estaba dispuesto a acabar con la Iglesia.
Pero un cardenal le dijo, de una forma un poco socarrona, yo digo, no sé si esto fue verdad o no. Tú me has dicho que esa anécdota es cierta, pues lo vamos a aceptar. Dijo, mire usted, señor Napoleón, usted lo intente destruir, esto es indestructible. Nosotros llevamos, se ve frío a los cardenales y ya los manda más esa. Haciendo dos mil años intentándolo, casi, y no lo hemos conseguido. O sea que esto sobrevive. Bueno, dicho esto, empezaremos, si os parece bien, con la Iglesia de los Reyes.