Del nuevo Raúl, del viaje a Colombia, de vuelos en avión. T8x01

¡Octava temporada, señores! 8. Como los tentáculos de un pulpo.

Como las patas de una araña.

Como las veces que has dicho «este año me centro» antes de acabar llorando en una gasolinera a las 3 de la mañana o las veces que te has preguntado si han cerrado el gas antes de salir de casa.

¿Sabes qué otra cosa dura 8 temporadas? Un matrimonio sin sexo.

Pero aquí seguimos, pegados a vuestros oídos como el herpes de tu ex.

Aquí estamos, sobreviviendo, como las cucarachas.

Nosotros, sin presupuesto, sin moral y sin ninguna intención de mejorar, no te quepa la menor duda.

El mundo se va a la mierda, con prisa, con ganas y sin mirar atrás.

Nosotros, aquí, como cucarachas punkis, resistiendo a base de buen vino, cinismo y comentarios que nos garantizan vetos en los medios públicos.

Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos escuchasteis.

Se han roto más parejas que las promesas en una campaña electoral.

Ha subido la luz, ha bajado la dignidad y los precios siguen más altos que el ego de un coach motivacional.

Y sí, todavía hay gente que te dice «ay, cari, te lo cuento con un café» y luego te clava su mierda sin piedad, sin decoro y sin humanidad.

En fin, todo eso no ha cambiado.

Amigos, esto es Habéis cerrado el gas, el podcast que huele a calcetín mojado, a tabaco de liar y a decisiones mal tomadas en la adolescencia.

El único podcast donde si hueles a gas es porque alguien ha tenido una buena idea.

Si esperas un análisis profundo, amigo, te has equivocado de agujero.

Aquí venimos a rajar, a reírnos de todo y a sacudir la miseria con la fuerza de un pedo en una entrevista de trabajo.

No traemos soluciones, ni esperanza, ni buen rollo.

Traemos verdades como puños y chistes como puñales.

Así que ponte cómodo, quítate el pantalón, si no lo has hecho ya, ábrete una cerveza y prepárate para una temporada de risas, trauma y olor a gas imaginario.

Comienza la octava temporada de Habéis cerrado el gas.

Total na.

Ah, por cierto, me vais a permitir una licencia.

Este tema se lo dedicaría Livia a Lucía si supiese que existía el tema.

Pero claro, como no lo sabe, pues tengo que ponerme yo en esa obra y ponerlo yo.

Así que nada, venga, aquí empezamos.

Mares de sal y de pena donde las almas arrastran su condena y robaría la luna su mortaja de plata.

El día siendo faro en la noche que nunca ve el día por ti.

Trasgaría los hilos tejidos por manos de parcas en triste sexidio por ti.