
Description of Del teatro a la pista de baile y de vuelta al teatro
Este episodio traza los viajes lingüísticos, musicales y afectivos de “I Am What I Am”, la emblemática canción del musical La Cage aux Folles. Desde Broadway hasta las pistas de baile con Gloria Gaynor, desde el pop argentino de Sandra Mihanovich hasta las versiones teatrales en español en América Latina, exploramos cómo la canción se convirtió en un archivo queer sonoro. Entre traducción, performance y plumas, la figura de la drag queen se transforma en puente entre lenguas, cuerpos y deseos.
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En 1983, cuando el mundo estaba dividido entre la purpurina y el pánico moral, Broadway estrenó algo que nadie esperaba, o que muchos necesitaban. Un musical con dos protagonistas homosexuales, una drag queen en escena y una canción que terminaría cantándose en los clubes, en los teatros, en voz alta o para intro. I Am What I Am.
La Cage of Vol no nació de la nada. Venía de una obra francesa de los años 70, que ya había tenido su propia versión en el cine europeo. Pero fue en Nueva York, con las letras de Jerry Herrman y el guión de Harvey Fierstein, que esta historia se volvió una bomba musical de lentejuelas y política. Y bueno, los que estaban al mando eran tres hombres de marcado carácter homosexual. Como escribió alguien por ahí, ¿Quién más iba a atrever a hacer eso sino ellos? Un primer musical de Broadway sobre una pareja gay. Pero ojo, que fuese un musical gay no significaba que podían mostrarlo todo. Arthur Lawrence, el director, no quería besos, ni demasiado afecto entre los protagonistas.
Para cuinismo sí, pero solo como espectáculo y no como una forma de deseo. Porque La Cage fue también una operación estratégica. De cómo decir te amo sin asustar al público conservador de los 80. Cómo maquillarlo queer con rimel, pero sin escándalo.
Y así, con esta estrategia, el musical fue un éxito rotundo. Se mantuvo en el cartel varios años, giró por todo Estados Unidos y dejó una canción que, como veremos, ha tenido muchas vidas, muchas voces, muchos cuerpos.
Pero no todo fue una buena recepción. También hubo críticas, y muy duras. Porque en plena crisis del VIH, La Cage eligió el entretenimiento y no la denuncia. Y eso causó indignación.
Y con razón. Había muchas personas que estaban perdiendo amigos, amores, comunidades enteras.
Y bueno, décadas después, con nuevas producciones de Broadway, en Londres y en América Latina, podemos volver a escuchar esta historia. Y preguntarnos qué pasa cuando se traduce.
No solo de una lengua a otra, sino de una escena a una pista de baile. De un libreto a un videoclip. Y de una drag queen a una cantante pop.
En este episodio de Trujamancia, vamos a recorrer las trayectorias de I Am What I Am, desde su origen teatral hasta sus versiones en español. Vamos a escuchar cómo se traduce la identidad, el orgullo, el hartazgo y por qué cantar Yo Soy Lo Que Soy sigue siendo un acto político.
Saint-Tropez, Riviera francesa. Un club nocturno lleno de lentejuelas, abanicos y purpurina.
Luces que titilan, tacones que repiquetean y en el centro de todo, Zaza. Drag queen estelar, diva del escenario y reina absoluta del lugar. Su nombre real es Albán. Y su pareja de toda la vida es George, dueño del club. Juntos han criado a Jean-Michel, hijo biológico de George. Son una familia no convencional, aunque a decir verdad, son mucho más funcionales que muchas de las más convencionales. Un día Jean-Michel llega a la casa con una noticia, se va a casar. Y no con cualquiera, sino que con la hija de un político ultraconservador, de esos que desprecian lo que no entienden, lo que brilla demasiado, lo que no se encierra en una camisa blanca y un apretón de manos.
Y Jean-Michel les pide un favor, que por una noche, solo por una noche, finjan ser una familia normal, que inviten a la madre biológica y que Albán por favor desaparezca, que no esté, que no haga escándalo, que no cante, que no sea él. Albán se queda de lado y no es para menos. George titubea, pero Jean-Michel insiste. Y lo que sigue es una comedia de enredos con alma de tragedia, porque cuando la madre no aparece, Albán se transforma, no en Zaza, sino en la madre perfecta que el hijo quiere mostrar. La escena se convierte en una prueba de fuego.
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