

Description of Derbi épico y fichajazo
Eneko Erraiz estrena 'El reverso', editorial que será habitual en los próximos programas; y Jordi Valle le acompaña para comentar todo lo sucedido el domingo en Badalona, hacer un análisis exhaustivo del nuevo fichaje Andrejs Grazulis con la colaboración de Laura Cristaldi, y breve repaso a lo que puede ser el derbi del finde ante Andorra.
¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1063428
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
El reverso Por Eneko Erraiz Hay sentimientos que trascienden lo meramente deportivo.
Hay momentos en los que un club deja de ser sólo un equipo de baloncesto y se convierte en algo más, en una identidad, en un estado de ánimo, en una emoción que viaja de generación en generación.
Este fin de semana el Juventud Badalona ha vuelto a demostrar que su esencia es inquebrantable, que su gente jamás se rinde y que cuando el Olympic ruge, lo imposible se transforma en sueño.
Y lo ha hecho en un día que no era un día cualquiera, porque el domingo la peña cumplía 95 años de historia.
95 años siendo, y en este caso lo pienso de verdad, mucho más que un club.
95 años formando jugadores, sí, pero en definitiva formando entrenadores, vicios, delegados, periodistas, aficionados, personas.
95 años en los que entre victorias y derrotas, entre noches de gloria y momentos jodidos, muy jodidos, la esencia nunca ha cambiado.
Una chabalada ilusionada, un baloncesto de escuela y una ciudad que respira este deporte como ninguna otra.
Desde aquel grupo de amigos que en 1930 soñó con llevar el baloncesto a Badalona, hasta los niños y niñas que hoy crecen con la ilusión de vestir algún día la verde y negra, la historia sigue su curso.
Yo fui uno de esos niños que lo soñó, al igual que mi Aita antes que yo, también como mi hermano pequeño ahora, y estoy convencido de que pasará lo mismo con las próximas generaciones.
Porque mientras haya un chaval o una chavala en Badalona o en cualquier parte del mundo que sueñe con ser de la peña, el Juventud jamás morirá.
Y con ese espíritu de lucha y pertenencia arrancó un fin de semana que quedará en la memoria, porque ciertamente define la forma en la que vivimos el baloncesto de los peñeros hasta el final.
La mañana comenzó con un desafío titánico. El equipo femenino se plantó sin complejos ante un Valencia Basket construido para dominar Europa.
Pero la peña, ya lo sabemos, nunca entiende ni de presupuestos ni de favoritismos. Se vaciaron en la pista, compitieron hasta el último aliento y demostraron que la pasión y el orgullo verde y negro no entiende ni de categorías ni de lógica.
Fuera del pabellón, la afición se unió en la previa del gran derbi.
Amigos, proyectos, peñas, familias, jóvenes que crecieron viendo al Juventud brillar y veteranos que llevan toda una vida latiendo en verde y negro.
Porque la peña no es sólo un equipo, es una ciudad, un sentimiento, una comunidad que se abraza antes de los partidos y que, cuando llega la hora de ver la verdad, convierte el olímpico en una caldera.
Ojalá todos pusiésemos más de nuestra parte para que esa caldera se mantenga siempre así, con el agua a rebosar y los grados disparados.
La peña es como la vida. No es sólo ese chuletón que nos comemos un domingo de fiesta, sino también ese táper de sobras de macarrones que por la noche no apetecen, pero cuando recuerdas que son tuyos, que los hiciste con amor pensando en ese preciso momento, cobran algo más de sentido y se convierten en plato estrella Michelin.
Porque lo importante es estar con la peña el día del chuletón, pero también el día de las sobras.
Porque la peña nos ha acompañado independientemente de nuestro día y nuestro rendimiento personal.
Debates aparte, es que siempre ha estado ahí durante 95 años y de las que nos ha salvado.
Y hablando de comer, fue entonces cuando llegó el plato fuerte.
Juventud Barça, clasicazo con mucho en juego.
Más de 12.000 almas tiñando el pabellón de verde y negro, sosteniendo al equipo en cada jugada, sin importar lo que dijera el marcador.
Porque sí, el Barça arrasó durante tramos del segundo y tercer cuarto tras haber vencido en Milán, no nos podemos engañar.
A la peña le costó igualar ese ritmo, tuvo tramos donde no nos entraba nada y la corta rotación hizo estragos.
Pese a que todo el mundo pelease por cada bola, cuestionase cada polémica y celebrase cada acercamiento en el marcador, el equipo llegó 22 puntos abajo al inicio del último cuarto.
Pero es que la peña nunca se rinde, es su esencia. No lo ha hecho en 95 años y tampoco lo iba a hacer entonces.
Defensa tras defensa, canasta tras canasta, el Olympic empieza a empujar al equipo en una rondatada casi imposible.
A falta de pocos minutos, la gesta ya era casi un hecho y puede que alguna decisión arbitral impidiera que se culminara del todo. Al igual, evidentemente, que las canastas del talentazo Kevin Panter o de un viejo conocido como Joel Parra.
Puede que los dioses del básquet no quisieran que entrasen esos últimos tiros a la épica porque nos tienen guardado algo aún mucho más bonito esta temporada. O puede que no, pero es que da igual.
Lo importante es, y era, lo que todos sentimos aquel domingo. Que la peña, cuando juega con su gente, puede con todo y con todos.
Que la juventud, cuando cree y se divierte, rompe cualquier pronóstico.
Y que la gente, eso sí, adora ver a chicos y chicas implicadas con el club que respetan los valores y la historia del escudo que defienden.
Cuanto más jugadores y trabajadores del club sean peñeros y o comprendan nuestro ADN como el faroante, mejor nos irá.
Y lo mejor está por venir.
Comments of Derbi épico y fichajazo