Derroteros: ¿Para qué sirve la Inteligencia Artificial?, con Santiago Alba Rico (CARNE CRUDA EXTRA)

Adiós Eva. Hasta el lunes, buen finde.

Igualmente. Pásalo bien.

Camino y dirección. Medio tomado para llegar al fin propuesto.

Conjunto de datos que indican el camino para llegar a un lugar.

Bueno, ¿qué? ¿Nos vamos? Dirección que se da por escrito para un viaje de mar.

Paséis buen finde.

Libro que contiene un derrotero.

Hasta luego.

Línea marcada en el mapa de mareas para guiar a los pilotos.

O rumbo.

Derroteros.

Derroteros.

Bros.

Pensar paseando con Santiago Albarrico.

Hola Santi, ¿cómo estás? Muy buenos días Javier, ¿cómo estás? Pues con muchas ganas de estos derroteros, porque ya hemos terminado con las letras del abecedario y con los números y nos proponemos pasear pensando temas muy actuales, muy candentes, que se dice en ese tópico periodístico.

Pues en efecto sí, el otro día nos quedó alguna mera pendiente, a través de un inciso que yo hice, el tema pendiente de la IA, de la inteligencia artificial.

Es verdad.

Y bueno, pues podríamos hablar de eso hoy, aclarando de entrada que obviamente yo no soy un experto en computación ni en inteligencia artificial ni en redes neuronales antagónicas y que mi abordaje es el de un escritor que se siente fascinado y al mismo tiempo intimidado y hasta asustado por esta colonización de la vida cotidiana por parte de la inteligencia artificial.

¿Qué es lo primero que te hace pensar la idea de inteligencia artificial? Bueno, primero, desde un punto de vista filosófico, ¿cómo casan esas dos cosas, inteligencia y artificial? Sabemos que la diferencia naturaleza-artificio, natural-artificial o natural-cultural es enormemente secunda y necesaria a la hora de abordar distintos fenómenos humanos.

Es verdad, la inteligencia artificial es esta tentativa que en realidad tiene muchos siglos de imitar o reproducir el comportamiento del cerebro humano, cuya, digamos, colofón es la computación en la segunda mitad del siglo XX, pero la pregunta sería más bien esta, ¿a qué llamamos inteligencia y por qué artificial? Habría una natural y no estoy muy seguro de que la inteligencia no sea artificial desde el principio.

Es decir, estudios antropológicos han demostrado, por ejemplo, que sin contacto con otros seres humanos, esto se ha llamado el niño salvaje abandonado a su suerte en una selva, pues es incapaz de desarrollar la inteligencia.

Para desarrollar la inteligencia necesitamos producir símbolos al mismo tiempo que otros seres humanos junto con otros cuerpos.

Y por lo tanto es muy difícil localizar un estado natural primigenio de la inteligencia.

Pero entonces, un momento, Santi.

Diríamos que los animales no tienen inteligencia, porque sí se supone que tienen algún tipo de inteligencia o no deberíamos llamarlo así.

Bueno, no sé, aquí no voy a atrever a decir nada.

Durante mucho tiempo, y eso sí que felizmente se ha acabado, se distinguía entre instinto e inteligencia.

Los animales tenían instinto y los seres humanos inteligencia.

Eso determinaba, por ejemplo, que Descartes pudiese fundar parte de su por lo demás colosal obra filosófica sobre la diferencia entre la res extensa y la res cognitans.

La res cognitans sería la propia de los seres humanos, la relativa a la inteligencia, la res extensa sería más bien la de la materia a la que pertenecerían, de alguna manera, los animales, que serían como cosas u objetos provistos de vida, pero no de alma.

Es verdad que en los últimos 50 años se han hecho avances enormes y las fronteras entre el ser humano y el animal, o ciertos animales, digamos los primates, han quedado muy debilitadas.

En todo caso, yo creo que la inteligencia, y por eso digo que es artificial la inteligencia del ser humano, es una inteligencia muy trabajada en común con otros seres humanos y muy trabajada a través de esos elementos interpuestos, de esas mediaciones que son los instrumentos, las herramientas, en definitiva, los productos de la técnica.

Vivimos en un mundo en el que el lenguaje y la técnica van de la mano y están asociados a la inteligencia.

Y al mismo tiempo, porque creo que es también importante...