Bueno, intuyo que esta es pletórica, no es para menos. Vaya versión. ¡Qué buenos!
¡Green Day! Es curiosa la historia, ¿no? Cómo a Bob Dylan le critican por cambiar
un poco su registro y algunos, en ese concierto, la primera vez, ¿no?, que suena en la que
Rolling Stone, casi le aguchean. Y hoy en día, fijaros, no conozco a nadie que no la
tenga entre sus diez canciones favoritas. Oscar Álvarez Gila, es más de Beethoven,
pero bueno, así todo le creemos igual. Hola, Oscar, ¿cómo andas?, buenos días.
Hola, buenos días, ¿qué tal? Igual no, igual me puedes callar la boca y
corregirme. ¿Tú qué estás hablando? Ten en cuenta que yo estuve, cuando me dieron
el Préstamo de Literatura, ahí en el año 16, yo estaba allí en Estocolmo, así que
no pude verle, pero casi, casi. Bueno, no te pierdas nada porque luego el
tipo es bastante particular, ¿no? ¿No es como esa anécdota que nos has contado muchas
veces del expresidente ya fallecido Jimmy Carter? Yo no sé ya si Bob Dylan es la persona
indicada para tomarse una cervecita. Tú sí lo eres, Oscar, y también eres la persona
elegida para, cada mañana, rescatar algo del pasado. Oye, ¿a dónde nos vamos?
Pues vamos a irnos a Dinamarca, porque tal día como hoy, en el año 1958, pues se patentaba
pues lo que en aquel momento era un juguete que la gente no sabía muy bien para qué
iba a servir, pero que se convirtió en un éxito terrible, y seguro que muchos de nosotros
hemos utilizado ese juguete, o alguno parecido, porque luego hubo una serie de limitaciones.
Hablamos del famoso Lego, ese sistema que era para poder, bueno, pues básicamente un juego
de construcción, con una cantidad de piezas para colocarlas, para poder hacer desde casas
hasta coches, hasta cualquier tipo de cosa que se nos ocurriera, ¿no? Y bueno, pues
tal día como te he dicho, pues se hizo la patente para poder empezar a venderlo, y a
partir de ahí tuvo éxito. Bueno, ¿lo tuviste o no lo tuviste? Yo no llegué a tener Lego,
pero tuve algo parecido, que había una réplica española, se llamaba Tente, y era muy similar,
y bueno, la idea era fabulosa, eso de poder ponerte cada día a construir un juguete,
no me la veía. No sé si me está escuchando un amigo, el Poyitas, bueno, hace poco yo
tengo una relación inagotable con una amiga, la que le quiero con locura, y le regalé,
esto va en serio, le regalé un bolso de los Rolling Stones, con el logo de los Rolling Stones,
pieza por pieza construido por Lego, y luego estaba muy guay, porque al final el bolso
tenía sus piezas de repuesto, y un mapa donde podía ya, ya le gusta mucho la moda, cambiar
un poquito el diseño del bolso, para que veas luego lo que da ese tipo de juegos. Una
vez que he contado mis intimidades, ¿cómo terminamos la historia? Bueno, la historia
acaba con que, bueno, realmente el inventor era un señor, un flamenco, perdón, un flamenco llamado
Olaf Kristiansen, que realmente era carpintero, de una familia de carpinteros, había tenido
una carpintería, había empezado teniendo un aserradero, y luego, pues bueno, la familia se había dedicado
a hacer juguetes, y eran muy buenos los juguetes de madera, y bueno, pues cuando vio en una
feria en el Reunido, que había un colega que hacía unos bloques de madera, algo parecido
a lo que luego sería el Lego, pero que, bueno, que los colocaban, le gustó tanto que intentó
replicarlos, ¿no? El problema que le dio fue que con la madera era complicado hacerlo bien,
era muy difícil, porque hay que quedarse perfectamente bien encajables, y entonces,
en el 56, decidió que igual se podía hacer con plástico, que entonces no tenía mucha fama,
sobre todo para el tema de juguetes.