
DEx 08x23 Abducciones: El Psiquiatra que se Atrevió a Creer

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Ganador del Pulitzer, profesor de Harvard y psiquiatra brillante, John Mack lo tenía todo... hasta que comenzó a investigar casos de abducción alienígena. Su historia es la de un científico que se atrevió a desafiar los límites de la realidad, pagando un alto precio personal y profesional, pero dejando un legado que sigue resonando hoy.
Y además:
Videojuegos "picantones" con Jesús Relinque.
La música de los Rosacruces, con Luis Antonio Muñoz
El Funerario Enamorado
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Hola amigos, hola amigas, bienvenidos una semana más a nuestra cita en estos días
extraños.
Se pueden hacer muchas cosas estúpidas, pero ¿sabes qué es lo más estúpido que puedes
hacer?
Tener miedo a parecer estúpido.
Y no, no es una broma ni un juego de palabras, de hecho, es una de las grandes paradojas
de nuestro tiempo, millones de personas viven aterrorizadas ante la idea de hacer el ridículo,
y ese mismo miedo es el que acaba haciéndoles parecer exactamente lo que temen.
Según diversos estudios psicológicos, el miedo a parecer estúpido es la manifestación
más común de la ansiedad social, afecta a más del 40% de la población en algún
momento de sus vidas, y lo más fascinante es que este porcentaje se ha disparado desde
la llegada de las redes sociales, y no creo que sea casualidad.
A ver, estás en una reunión de trabajo, ¿vale?, y tienes una duda, pero no la preguntas, no
la preguntas porque oye, y si es una tontería, y si los demás piensan que no estoy a la altura,
mejor me quedo callado.
Así que la reunión sigue y resulta que tu duda era crucial para entender todo el proyecto,
y ahora sí que pareces un poquito perdido, o mejor aún.
Estás en una fiesta, no conoces a nadie, te aterra iniciar una conversación porque
oye, y si dices algo inapropiado, y si te trabas, y si, y si, y si, así que te quedas callado
en una esquina mirando el móvil como si fuera lo más interesante del mundo, y ahora sí
que destacas, destacas porque pareces el rarito antisocial de la fiesta.
Y aquí es donde se cierra el círculo vicioso, el miedo a parecer estúpido te hace actuar
de forma poco natural, tensa, forzada, y esa tensión se nota, se transmite, hace que los
demás se sientan incómodos contigo, lo cual confirma tus peores temores y refuerza tu
miedo original, vamos que es la profecía autocumplida perfecta.
Lo más irónico de todo esto es que en realidad a nadie le importa, a nadie le importa tanto
como crees.
¿Por qué?
Porque ellos mismos están demasiado ocupados preocupándose de no parecer estúpidos.
Es como una gran comedia de enredo donde todos somos actores principales de nuestro
propio guión y extras del guión de los demás.
No sé si os acordáis de cómo era Elon Musk al principio.
Desde luego no era el megalómano actual, sino un chico que apenas podía hablar en público.
En sus primeras presentaciones de Tesla temblaba tanto que apenas podía sostener el micrófono.
Era un genio que parecía idiota, era un genio que parecía idiota por miedo a parecer idiota,
la paradoja perfecta.
¿Y sabéis qué hizo?
Pues algo que parecía una locura.
Empezó a meter chistes malos en sus presentaciones.
A propósito, chistes malísimos.
Y funcionó.
¿Por qué funcionó?
Porque cuando dejas de intentar ser perfecto, cuando abrazas la posibilidad de hacer el
ridículo, el ridículo pierde por completo su poder sobre ti.
Es fascinante cómo funciona esto a nivel cerebral.
Cuanto más intentamos controlar cada gesto, cada palabra, más activamos el sistema de
amenaza de nuestro cerebro.
Es como intentar caminar normalmente cuando sabes que te están mirando.
De repente hasta mover los brazos parece un acto consciente, artificial.
Seguro que os ha pasado alguna vez y sabéis de lo que os estoy hablando.
El coste real de este perfeccionismo tóxico es tremendo.
Empiezas evitando hacer preguntas.