DEx 08x25 Historias de fantasmas animales

Hola amigos, hola amigas, bienvenidos una semana más a nuestra cita en estos días
extraños, ¿por qué seguimos tropezando con la misma piedra una y otra vez, como si
estuviéramos condenados a repetir nuestros errores?
Quizá la respuesta no esté en una oscura conspiración ni en las inclemencias del destino,
sino en algo mucho más incómodo de aceptar, nuestra propia naturaleza, sí, esa que nos
hace tan humanos, pero también esa que nos hace tan irracionales.
Porque seamos honestos, cuando las cosas van mal siempre buscamos a quién culpar, el gobierno,
los mercados, la mala suerte, o si nos ponemos creativos hasta los astros, pero rara vez
miramos en el único lugar donde encontraríamos respuestas, de verdad, dentro de nosotros
mismos.
Os voy a poner un ejemplo, la crisis financiera de 2008, un colapso global que hizo tambalearse
la economía mundial y que dejó a millones de personas en la ruina, oye, ¿qué la causó?
¿Fue culpa de la codicia de los bancos, de la falta de supervisión gubernamental, de
aquellos oscuros y complicadísimos productos financieros que nadie entendía?
Bueno, sí, fue en parte culpa de esto, claro, pero lo que realmente movió los hilos de
aquel desastre fue algo mucho más básico, mucho más universal, fue nuestra obsesión
por el dinero fácil, nuestra incapacidad para reconocer riesgos y sobre todo, nuestra
tendencia a dejarnos seducir por las emociones, por esa vocecita interna que nos dice, esta
vez es diferente, esta vez no puede salir mal, eh sí, sí que podía salir mal, y sí
que salió mal, y esto ha ocurrido una y otra y otra vez en la historia, y volverá a ocurrir,
a lo mejor está ocurriendo ya, es la irracionalidad, que es muy mala, malísima consejera.
Pensamos que somos criaturas racionales, ¿verdad?, que tomamos decisiones con lógica, que evaluamos
los pros, que evaluamos los contras, que nuestro cerebro funciona como un ordenador pequeñito
siempre procesando datos con precisión, pero no, lo siento mucho, pero no, la realidad
es que dentro de nuestro cerebro no llevamos un sofisticado ordenador, lo que llevamos
es un pequeño dinosaurio, y con muy mala leche por cierto, sí, un dinosaurio, es un
velociraptor, un velociraptor emocional, rápido, impulsivo, letal y sobre todo completamente
irracional, ese dinosaurio es lo que los científicos llaman el cerebro reptiliano, la parte más
antigua, la parte más primitiva de nuestro cerebro, su trabajo es mantenernos vivos,
huir del peligro, buscar comida, reproducirnos, sobre ese velociraptor se asienta el cerebro
límbico que es el que controla las emociones como el miedo, la ira, el amor también, y
luego por último tenemos el neocórtex que es la parte más moderna, la que nos hace
humanos, la que nos da el lenguaje, la que nos da el pensamiento abstracto, la que nos
da la capacidad de reflexionar, el problema, el problema es que cuando las emociones se
desatan el velociraptor toma el control antes de que el neocórtex pueda decir ni pío,
y ahí es donde empieza el desastre, déjame ponerte un ejemplo, imagina que estas en casa
descansado después de un día largo y alguien te toca la cara