Dios se dispone a otorgarnos el perdón, si nos volvemos a Él

Y vamos a leer entonces la Palabra de Dios en el Segundo Libro de Crónicas capítulo 7 versículos 12, 13 y 14. Y apareció Jehová a Salomón de noche y le dijo yo he oído tu oración. Piense eso. Yo he oído tu oración. Qué extraordinario sería que nos dijera a todos hoy. Vea que es de manera cada individual yo he oído tu oración. ¿Cuántos quieren que el Señor le diga eso? Yo he oído tu oración.

Y he elegido para mí este lugar como casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia y si mandare a la langosta que consuma la tierra o si enviare pestilencia a mi pueblo, si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado y oraren y buscaren mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.

A través de la historia, iniciando esto en el pueblo judío, posteriormente la iglesia cristiana ha encontrado motivación en esta Escritura. Motivación cuando las circunstancias se observan adversas y que en verdad no debería de ser así, que cuando arrecia el conflicto, el problema, la necesidad, es cuando decimos hay que orar.

Gracias a Dios que tomamos esa actitud, pero el cuestionamiento podría ser ¿por qué en tiempo de bonanza, por qué en tiempo de alegría, por qué cuando la vida nos está sonriendo no se asoma esa necesidad? Bien podríamos decir no es necesario.

Vea, cuando se asoma la necesidad, llámela usted como sea, decimos es necesario. Pero si no hay un asomo de eso, ¿para qué? Una de las cosas que debemos de entender es que la oración es como entrar en una conversación con alguien, con quien deseamos conversar.

Y esto no solamente es conversar, sino exponer, expresar algo que está en lo profundo y que en un momento decimos esto yo no se lo puedo contar a nadie, a todos nos ha pasado eso, yo no se lo puedo contar a nadie. Y la razón para decir que no se lo podemos contar a nadie es porque puede ser muy delicado y hasta quizá vergonzoso, yo no le lo puedo decir a nadie.

Pero en un momento el Espíritu Santo don dice pero hay alguien a quien tú se lo puedes compartir, es de confianza y tiene competencias profundas y extraordinarias y te va a dar victoria, desarrolla más amistad con Él y con Él.