El pasado 16 de febrero de 2017 tuvo lugar la conferencia de Nicholas Burns, organizada por la Fundación Rafael del Pino, bajo el título “A new power competition in the international system”.
Burns, que es Roy and Barbara Goodman Family Professor of the Practice of Diplomacy and International Relations en la Harvard Kennedy School, inició su intervención advirtiendo de que 2017 se presenta con una de las agendas externas más complejas, tanto para Estados Unidos como para Europa. Por un lado, Occidente se encuentra en crisis debido al auge del populismo que ha producido la pérdida de empleo como consecuencia de la crisis económica. Por otro se encuentra el cambio climático, que afecta a millones de personas en el mundo, un ámbito donde estamos avanzando a pasos pequeños. La lucha contra el tráfico de drogas y de personas, o contra el ciberespionaje y los ciberdelitos son otros ámbitos que requieren cooperación internacional. Ya no se trata de colaboración a escala regional, sino global. Y a todo ello se añade el problema de Corea del Norte y su poder nuclear, puesto que puede tener un misil balístico en diez años e intentar una guerra nuclear o un chantaje.
Europa y Estados Unidos son los poderes tradicionales, a los que ahora se unen los BRICS y los MINT, y a los que les piden que se organicen para afrontar el cambio climático.
Europa, sin embargo, ahora se encuentra en crisis. Esa Europa que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, convertida en un conjunto de naciones democráticas con valores sociales y generadoras de riqueza y bienestar, ahora se ven amenazadas por el populismo. Además, tiene que afrontar el desafío de Rusia, que atacó Georgia y ahora ataca Ucrania y a quien habría que hacer pagar la invasión de Ucrania.
El propio proyecto de la Unión Europea también se encuentra en tela de juicio estos días. El problema de los inmigrantes divide Europa y, con ello, la UE se debilita. La gente, además, quiere que se renacionalicen una serie de políticas traspasadas a la UE. Y está, además, el problema del Brexit. Pero salir de la UE puede ser un desastre en términos políticos, económicos y sociales.
Estados Unidos siempre apoyó a la Unión Europea y Burns espera que Trump siga haciéndolo. De hecho, América necesita a Europa. Es la base de su poder, como también lo son Canadá y el Tratado de Libre Comercio.
Conviene recordar que no estamos en 1987, sino que vivimos en una economía global y, por tanto, no podemos rechazar el comercio global. Si lo hacemos, China se aprovechará de ello.
También se cuestiona la inmigración. En este sentido, Burns recordó que Estados Unidos es un país de libertad, donde todos los estadounidenses tienen una historia de inmigración detrás, aunque sea la de sus abuelos. La gente va a Estados Unidos porque quieren ser ciudadanos, no criminales, dijo.
Burns concluyó indicando que necesitamos volver al orden mundial construido en 1945, porque es la mejor invención de la historia.
Comments