"Dolor de Cabeza" de Paul Ernst

Que groserías persona que se tiraron augusto taylor te su silla a a dolor de cabeza de raúl habrían sido lo suficientemente sorprendentes en la santidad de su oficina incluso si hubiera habido a alguien cerca de quien espera días ese lenguaje un mecánico por ejemplo el lugar de la pálida y rescatar la señorita primer sentada junto a su escritorio no le había estado prestando mucha atención lo había estado mirando fijamente pero has traído sin pensar en ella en absoluto había estado pensando en el curioso dolor de cabeza que había comenzado hace un momento una cosa extraña tan repentina como si un pequeño interruptor se hubiera roto en el medio de su cráneo un casquillo entonces el salvador en el fondo de su cabeza de qué preocuparse nada por lo que dejar de trabajar nada serio pero era el dolor más peculiar que jamás había experimentado y lo dejó las palabras increíblemente de la señorita plumero esperando tomar el dictado viejo gorda y tanto la mirada de augusto es taylor se enfocó con incredulidad en su rostro en lugar de limitarse a subdirección general en esa larga cara de caballo que mostraba tanta atracción imprudencia como un gimnasio de mil ochocientos una venta señorita plus qué fue lo que dijo no he dicho nada señor hecha estaba bosque abierta incluso sus clientes parecían primitivos y reservados solo asomando por los por desde los labios pálidos repito como me ha llamado no lo llames de ningún modo señor taylor no dije nada y entonces a nuestros taylor se dio cuenta de que ella no había dicho nada le había estado observando aunque sin prestar atención y podía recordar que sus labios no se habían movido sin embargo había escuchado claramente esas palabras viejo gorda y tanta estás segura por supuesto que estoy segura señor taylor he miró con sus ojos claros increíblemente incluso sus ojos parecían oh esos dos cubiertos débil todos blindada taylor se aclaró la garganta yo comenzado eres un viejo corta y tanta ya sabes lo había escuchado de nuevo y de la señorita plomo tenía que ser de ella no había nadie más en la pequeña oficina privada señorita los señores plumero se puso de pie había cierto molestia incrustada en sus rasgos alargado qué sucede señor taylor no se siente bien conseguirle una aspirina o algo así taylor se tocó la frente con el pañuelo porque se está pasando cuenta de nuevo de que los lápices de la señorita plumero no se bien movido cuando había pensado escuchar esa frente reiterada contra su dignidad maldita sea esa mujer mira ella un centro y loco o algo así no me siento bien murmuraba pero no lo dictada por un tiempo se puede llamar y cuando las