Domingo de Ramos 13 de abril - Lucas 22, 14 — 23, 56. Pasión de nuestro Señor Jesucristo.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo.

Hoy celebramos con toda la Iglesia Universal el Domingo de Ramos.

El Evangelio de hoy es muy largo.

Es el Evangelio más largo de todo el año.

¿Por qué? Porque narramos la pasión de Jesús desde el principio hasta el final.

Algunos dicen que hay que estar mucho tiempo de pie.

Y, sin embargo, ¿quién no hace un sacrificio? A lo mejor puedo esperar una cola para unas entradas.

En definitiva, ¿qué es lo que la Iglesia nos invita a considerar hoy? Fundamentalmente, uno, la entrada de Jesús en Jerusalén.

Aquellos que cortaron ramos de los olivos y de las palmas y aflombraban el camino bendito que viene en nombre del Señor.

Aquellos que recibieron a Jesús como el Salvador.

Días después decían, crucifícalo.

No todos, evidentemente.

Y Jesús entra voluntariamente en Jerusalén para que se cumplan las profecías.

Alégrate, hija de Sion, porque llega a ti el Rey, manso y humilde, montado en un borrico.

Se cumplen las profecías en Jesús.

Pero Jesús va a Jerusalén no para ser aplaudido, no para ser aclamado.

Va para subir al patíbulo de la cruz.

Y, por eso sí, después de esa entrada en Jerusalén, nosotros consideramos la pasión.

Y leemos despacio lo que los evangelistas nos han querido transmitir.

Y lo hacemos con pena, con dolor.

Intentamos no distraernos, nos metemos en la pasión.

No es algo que sucedió, sino es algo en lo que se nos invita a estar.

Y a contemplar cómo le ponen la corona en la cabeza con las espinas que le rasgan la piel.

A contemplar esos latigazos y esa asfixia de Jesús.

Y esa lanzada.

Y tantas cosas que sabemos, a lo mejor, por cultura.

De hecho, en España comienza esa semana tan impresionante que llamamos la Semana Santa.

Que se hace una explosión de fe.

Una expresión cultural.

En la que realmente te das cuenta de cómo el pueblo español, a lo largo de los siglos, se ha configurado con Cristo.

No se puede entender nuestra identidad nacional si no entendemos a Cristo.

Si no conocemos a Cristo.

Y, por eso sí, la Iglesia nos invita, durante estos días, que son vacaciones, pero no para muchas risas, muchas cosas.

Son vacaciones para estar unidos.

Por lo menos los cristianos creyentes, practicantes, para meternos en el corazón de Jesús.

Y desde dentro del corazón de Jesús, intentar acompañarle.

Intentar sentir algo con Él.

Intentar agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros.

Comprendo que son días de descanso, no hay colegio, los niños salen, entran.

Pero para los cristianos un poco maduros, son días de rezar más.

Es una especie de ejercicio espiritual maravilloso en los que compartimos con Jesús su pasión, su muerte, y el domingo que viene compartiremos también la gloria de su resurrección.

¿Qué Semana Santa quieres vivir? ¿Dónde vas a estar? ¿En el corazón de Cristo? ¿Fuera del corazón de Cristo? Decide tú mismo cómo quieres vivir la Pascua con Jesús.