¿Dónde están sus restos?

Nos trae, Mónica, un tema muy sugerente al contracorte, el de la última morada de dos pintores muy famosos, Francisco de Goya y Diego Velázquez. Ambos, como es bien sabido, fueron enterrados en Madrid, en momentos distintos, eso sí, y en ambos casos sabemos dónde, pero en el de Diego Velázquez no se han encontrado sus restos. Los de Goya, por su parte, han dado unas cuantas vueltas hasta llegar a su eterna morada. O quizá no tan eterna.

El hecho es que lleva ya, pues tranquilamente, un siglo, algo más de un siglo allí. Vamos a escuchar a Mónica para que exponga el tema. Saludos, Fernando, y contrascuchas. Hoy he estado en San Antonio de la Florida, que son dos iglesias gemelas, he estado en la que tienen los frescos de Goya, donde además está allí enterrado. Y bueno, saludando al maestro me he preguntado qué curioso que Goya ha tenido, que yo sepa, al menos tres sepulturas.

Murió en Burdeos, fue enterrado allí, después fue trasladado en 1919 a España, de vuelta, y creo que prepararon una sepultura para él, porque la he visto en el cementerio sacramental de San Isidro, pero nunca estuvo allí, y sus restos descansan en San Antonio de la Florida, bajo la cúpula con sus frescos de San Antonio.

Y me he preguntado qué curioso que Goya ha tenido tres sepulturas y sin embargo Velázquez, ¿dónde está enterrado? Yo tengo la teoría de que debería estar enterrado debajo de la plaza de Ramales, puesto que allí hubo una iglesia que perteneció a la orden de Malta, que es verdad que él hizo mucha insistencia en pertenecer a la orden de Malta, puesto que se retrató incluso sin tener todavía la orden nombrada por el rey en el cuadro de Las Meninas. Y también creo haber leído que pudo estar enterrado en la iglesia que está en la calle de San Roque, pero ¿dónde está enterrado Velázquez? Pues ahí dejo esa duda. Un abrazo, gracias.

Como es bien sabido, España ha dado muchos pintores y muy buenos, por esa razón no cuesta decidirse por los mejores. Hay infinidad de listas sobre los mejores pintores españoles de toda la historia, pero en todas ellas entran dos siempre. Uno es Diego Velázquez, un pintor sevillano del siglo XVII, y el otro es Francisco de Goya, un pintor aragonés de los siglos XVIII y XIX. Velázquez murió en Madrid en 1660 y Goya murió en Bordeos en el año 1828.

Vayamos por partes o por pintores para desentrañar el misterio, o mejor dicho, los dos misterios. Francisco de Goya y Lucientes es uno de los pintores más importantes de la historia del arte. Y no exagero si digo que fue un genio absoluto. Murió en el exilio el 16 de abril de 1828 cuando se encontraba en Bordeos. Era ya mayor, tenía ya 82 años y era muy conocido en toda Europa. Su vida fue extraordinaria, llena de genialidad pictórica y de todo tipo de avatares, pero también tuvo muchas transformaciones personales, artísticas y políticas.

La historia de su fallecimiento y el destino de sus restos mortales es tan fascinante casi casi como su propio ahora. Nos cuenta mucho de las anormales circunstancias del tiempo que le tocó vivir y sobre todo del momento en el que le tocó morir, y de la afición que tenemos los españoles a llevar los muertos de un sitio a otro, y en ocasiones, por desgracia, también a tirarnoslos a la cara. Una vez fallecido, sus restos reposaron en diferentes sepulturas. De una a otra realizó un peculiar peliperiplo en el que no faltaron las pérdidas y las disputas.

Pero vayamos al principio, al momento en el que Goya se marchó de España. Goya llegó a Bordeos en el año 1824. Hizo como otros muchos españoles de la época, es decir, exiliarse de la España de Fernando VII, por quien Goya experimentaba un gran rechazo. Goya ya era mayor, como decía antes, había nacido en 1746 en la localidad de Fuendetodos, en tiempos de Felipe V. Fuendetodos está hoy en la provincia de Zaragoza. Para que nos hagamos una idea, en aquel entonces, en 1746, todavía no se había hecho la división provincial, que se haría a principios de 1833.

En el año 1775, en pleno reinado de Carlos III, Goya se instaló en Madrid. Había trabajado en Zaragoza, había estado en Italia también, y se instaló como pintor de corte. Ya no abandonaría la ciudad en muchos años, y eso le llevó a presenciar, entre otras cosas, los reinados de Carlos III y de Carlos IV y también los horrores de la Guerra de la Independencia y todo lo que vino después, ya con Fernando VII de vuelta al trono. Era de convicciones liberales y, por lo tanto, estaba en contra de un rey que había reinstado.