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By escritora viajera Marte puede esperar
El dos caballos y sus excursiones por Madrid | El corte de buenas noches nº41

El dos caballos y sus excursiones por Madrid | El corte de buenas noches nº41

6/16/2025 · 09:34
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"En nuestro pequeño piso perdido por Malasaña los calores del mes de junio ya empezaban a ser tan exagerados que cualquier opción podía ser mejor que aquello..."

Recomendación viajera: Madrid con CIVITATIS https://www.civitatis.com/es/madrid/visita-guiada-palacio-real/?aid=12327&cmp=podcast_ep27

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La melodía que nos acompaña es de la artista J. Rochester. Puedes encontrarla en las redes sociales: https://www.facebook.com/jotarochester, https://www.instagram.com/j.rochester/ y https://open.spotify.com/album/2EMqk5vVMw7LYvpsPObqRM?si=Aib37_s7SSGVlPguFmOp6w.

El resto de las melodías empleadas están libres de derechos de autor.

Los sonidos de ambiente están descargados de https://freesound.org/.

La imagen de nuestro perfil es obra de la ilustradora galletasconagua. Puedes ver su trabajo en Instagram y en su web: https://www.instagram.com/galletasconagua/ y https://galletasconagua.com/.

A mí puedes encontrarme en https://www.escritoraviajera.com/, https://www.instagram.com/escritoraviajera/, https://www.facebook.com/escritoraviajera y https://www.linkedin.com/in/gemmateodorobaldo/.

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Marte puede esperar.

Bienvenido esta noche al canal de podcast más marciano de la esfera terrestre, y donde nada, es lo que parece.

Te saludo desde el corte de Buenas Noches, ese que se escindió ya hace un tiempo de la cápsula marciana para iniciar su propia aventura en solitario desde el canal Marte puede esperar.

Porque era una sección que en su día nos pidió poder ensancharse por su cuenta para contarte de vez en cuando historias delicadas y algo más personales, con textos propios y ajenos, con historias tuyas y mías, con recortes en los que te cuento realidades sazonadas de alguna mentira que rescate de agujeros de gusano y universos paralelos, historias gemelas, obituarios, literatura y algo de poesía en el gran caserón de la esquina, en la ciudad vieja o en los barrios de Madrid, para ti y para mí, para que podamos conservarlos en este pequeño rincón y que ya nunca más se pierdan por el eterno espacio-tiempo.

La melodía que escuchas de fondo tiene por título dulce desde la autora J. Rochester.

La ilustración del perfil es obra de la autora Galletas con Agua y de la parte técnica me encargo yo con el autocontrol de los mandos de nuestra pequeña cabina marciana.

Ya sabes que si quieres proponerme algún tema viajero o literario centrado en el patrimonio cultural de España, me tienes disponible en el correo hola.escritoraviajera.com Y vamos con la segunda entrega del corte de Buenas Noches para este mes de junio, en el que los calores de Madrid me abruman tanto más que otros años en los que te contaba cómo el aspersor de la Plaza España nos sorprendía por sorpresa justo antes de que una lluvia torrencial inesperada nos obligara a resguardarnos en el Círculo de Bellas Artes.

Por eso hoy es necesario salir de Madrid y recordar otros aromas, otros escenarios y otras personas con las que compartir el tiempo acabó siendo un asunto de primer orden.

Porque coger el coche y dejarse perder por otros emplazamientos rurales cercanos a la urbe pero que nos hacían sentir en otros universos paralelos fue durante un tiempo nuestra puerta de salida a esos mundos que estuvimos buscando durante tantísimo tiempo.

Aquel viernes me dijiste que el fin de semana había sorpresa.

En nuestro pequeño piso perdido por mala hazaña, los calores del mes de junio ya empezaban a ser tan exagerados que cualquier otra opción podía ser mejor que aquello.

Así que ese sábado nos despertamos temprano.

Cuando el sol empezaba a asomar por el horizonte urbano de los edificios que nos rodeaban, sonó el despertador.

Yo aún remoloné un poco antes de levantarme mientras tú preparabas el desayuno para los dos.

Desde la diminuta cocina con ventana al patio de luces por donde las vecinas decían a qué hora se verían abajo para ir juntas al mercado, me llegaba el aroma al pan de molde saltando en la tostadora y el café con leche saliendo a borbotones de una cafetera que habíamos comprado en el rastro.

Preparaste dos bocadillos, llenaste la cantín plora de agua y el taperuare de melón cortado a dados y muchas pasas sultanas.

Subir al dos caballos fue la primera odisea.

El calor de la noche lo había convertido en una pequeña nave donde permanecer más de un minuto podía ser irrespirable.

Así que bajamos las ventanillas, colocamos la bolsa de viaje en el maletero y tras unos minutos nos pusimos en marcha.

La noche anterior, mientras organizábamos el plan mantuviste en secreto el nombre del pueblo al que íbamos a pasar el fin de semana.

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