"El hombre que plantaba árboles", de Jean Giono (Reeditado)
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Esta noche tenemos el privilegio de reeditar uno de los relatos más conmovedores de la literatura del siglo XX. "El Hombre que plantaba árboles" de Jean Giono. Nueva locución y sonorización para la historia de Eleazar Bouffier, el campesino que repobló en la soledad de lo Alpes todo un universo de árboles.
Los antiguos pueblos del mundo creían que nuestros bosques eran los representantes de la vida dentro del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Su resurrección inagotable era el equivalente a la inmortalidad.
Los bosques y las selvas, las espesuras frondosas de la tierra fueron dadas como esposas al sol por los druidas. Fueron los primeros lugares consagrados al culto de los dioses. Y en las ramas de los árboles se suspendían las ofrendas…
José Saramago dijo de nuestro relato de esta noche, que era una indiscutible proeza en el arte de contar. Su autor, Jean Giono, envió esta historia en 1953 a un concurso de la revista estadounidense Riders Digest. En un principio los editores rechazaron la historia, que fue finalmente publicada por la revista Vogue. En el cuento, se habla de las proezas de un pastor de las regiones más inhóspitas de Francia, Eleazar Bouffier, que tiempo después, se convertiría en todo un fenómeno de la cultura ecologista.
Esta es su historia.
Fotografia de portada de Sebastiao Salgado.
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Estoy metida en la noche de estas raíces amargas como las pobres medusas que en el silencio se abrazan ciegas iguales sigue en pie como las piedras y las hermanas oyen los vientos oyen los pinos y nos suben a saber nada cuando la sube lazada le vuelven al sol la espalda ellas sueñan y hacen los sueños y a la copa mandan las fábulas pinos felices tienen su noche pero las siervas no des descansan por eso yo paso mi mano y mi piedad por sus espaldas raíces un poema de gabriela mistral los antiguos pueblos del mundo creían que nuestros bosques eran los representantes de la vida dentro del cosmos su densidad crecimiento proliferación y regeneración su resurrección inagotable era el equivalente a la inmortalidad los bosques y las selvas las espesuras frondosas de la tierra fueron dadas como esposas al sol por los druidas fueron los primeros lugares consagrados al culto de los dioses y en las ramas de los árboles se suspendían las ofrendas eduardo galeano dijo de nuestro relato de esta noche que era una indiscutible proeza en el arte de contar su autor jean giono envió esta historia en mil novecientos cincuenta y tres a un concurso de la revista estadounidense reader's digest en un principio los editores rechazaron la historia que fue finalmente publicada por la revista vogue en el cuento se habla de las proezas de un pastor de las regiones más inhóspitas de francia eleazar buffet que tiempo después se convertiría en todo un fenómeno de la cultura ecologista y esa es la conclusión estamos esperando á eleazar bufé antes de que sea demasiado tarde para el mundo esta es su historia oh el hombre que plantaba árboles un cuento de oh para que el carácter del ser humano revele cualidades verdaderamente excepcionales hay que tener la buena suerte de poder observar sus actos durante muchos años si su buen hacer está libre de todo egoísmo si la idea que lo dirige es de una generosidad sin precedentes si sus actos no buscan en absoluto recompensa alguna más que la de dejar una marca visible estaremos en riesgo de cometer error ante un personaje inolvidable hace unos cuarenta años yo estaba haciendo una larga caminata en las regiones más altas de los alpes zona desconocida para los turistas que se adentraban en la provenza esta región limita al sureste y al sur