
Elmir de Hory: El Maestro de la Mentira, con Oscar Fábrega

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¿Qué hace que un cuadro sea valioso? ¿El talento del artista o el sello de un crítico? Hoy viajamos al fascinante mundo de la falsificación artística de la mano de Elmir de Hory, un hombre cuya vida fue tan falsa como los Picassos que pintaba. Perseguido por la Interpol, admirado por Orson Welles y odiado por los millonarios texanos a quienes estafó, su historia es un entretejido de genialidad, engaño y reflexiones sobre lo que realmente significa el arte. Prepárate para descubrir cómo se difumina la línea entre el talento y la mentira, y cómo, a veces, el fraude también es una forma de arte.
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Días extraños con Santiago Camacho. Dice una frase que solamente el necio confunde
valor y precio. Y de eso vamos a hablar hoy. Vamos a adentrarnos en una historia fascinante
que conecta el arte, el engaño, la genialidad y también el valor y el precio. Así que,
vamos a desvelar la sorpresa. Oscar Fabrega, bienvenido a días extraños.
Bien hallado, Santi. Un placer estar aquí contigo de nuevo, hablando sobre arte,
sobre mentiras, sobre embustes y sobre un gran homo insólitos que tiene relación con otros
homos insólitos. Sí, porque nuestra historia empezaría no con nuestro personaje, sino con
otro personajazo, que también tendría capítulo aparte, que es ni más ni menos que Orson Welles.
Orson Welles, conociste a este personaje porque viste una película suya que se llamaba
If For Fake, o Fraude, como se tituló en estos lares. Exacto, Orson Welles, que es un personaje
increíble y además también algún día habríamos de hablar de él, porque para mí es uno de los
directores más fascinantes de la historia del cine, también de los mejores. Estaba muy interesado,
sobre todo porque lo aplicaba a su propia historia como cineasta, a entender cómo se
valora el arte, quiénes son los que valoran el arte, cuál es el criterio, cómo funciona esto,
sobre todo porque su propia carrera sufre muchos altibajos y fue, igual que fue admirado en muchos
sitios y en muchas ocasiones, fue muy repudiado en otras tantas. Entonces él utilizó esta película,
que es una peli documental, pero también tiene escenas recreadas, es una peli bastante extraña,
curiosa, pero no demasiado buena, para hablar del personaje en cuestión del que vamos a hablar,
que es el Myr de Ori, pero además lo que hizo es coger un material que previamente había grabado
a la televisión, otro tipo, un tal François Richembach, que en el 68 se lanzó a hacer un
documental sobre el tal Myr de Ori, que diríamos quién es, pero que nunca se llegó a ver la luz.
Ese documental que yo os recomiendo, no sé si se podrá conseguir, si se podrá ver en alguna
plataforma, se puede comprar la peli, es un fake, un fraude que se llama aquí en España, al final
termina siendo una reflexión brutal sobre el mundo del arte y esto es una cosa que me ha interesado
mucho. Hay un librillo de Dalí que se llama Los viejos bastardos del arte moderno. Era un libro
de Dalí en el que reflexionaba precisamente también sobre esto, de quién es el que decide
que una obra de arte valga millones. Y él decía que había todo un contubernio dirigido por los
críticos de arte, por los grandes museos, por los mercaderes de arte y demás, y que al final no
dependía del artista, que en la mayoría de los casos ni siquiera en vida gozaba de estos beneficios
económicos. Claro, en ese libro me acuerdo que él ponía el caso de algunos fraudulentos, de
algunos falsificadores de arte que tenían el mismo talento. Además, Dalí hablaba de uno que le
había falsificado a él. Y él decía, ¿por qué este hombre no es igual que yo? Bueno, porque este
no tiene el mismo mérito que yo. Cuando está haciendo lo mismo que yo hago, igual de bien,
o sea, es capaz, es más, su trabajo quizás es más meritorio porque lo que está haciendo es entender
cómo yo lo hago para reproducirlo exactamente igual. Eso me fascina, y también lo fascinó a Orson
Welles, porque el personaje en cuestión, el Myr de Ori, era un personaje realmente curioso. Además,
un personaje que yo sé que tú conoces bastante bien, Santi. Sí, es uno de tus Homo Insólitus que
viene en tus libros, Homo Insólitus 1 y 2, ya aprovechamos y hacemos la cuñita. Bien. Y yo
también tengo un libro que se tituló 20 grandes fraudes de la historia, al que le dedico un
capítulo a medias con otro individuo bastante notable que se dedicaba al tema de la escultura,
también con un mérito alucinante. Claro. Bueno, pues para entrar en situación, el tal Myr de Ori,
este que es nuestro personaje, ya te anticipo que no se llamaba así. Esa es una cosa curiosa,
pese a que es un hombre por el que es conocido. Luego al final te hablaré la verdad también sobre
esto. Este señor nació en 1906, supuestamente en el sano de una familia de judíos ricos de Budapest.
Según él mismo afirmó toda su vida, quizás sea como una de sus obras, quizás su mejor obra,
de hecho, porque lo que sabemos de su vida es lo que él contó, no hay apenas datos sobre su historia.
Pero bueno, supuestamente él era hijo de una familia de aristócratas judíos bastante forrados.
Nada más alcanzar la mayoría de edad se instaló en París, que imagínate el París del año del
periodo de la Intraguerra, era donde estaba en ese momento todo el mundo del arte, el mundo
de la bohemia y además estaban por allí muchos grandes, como Matisse, Picasso, el mismo Dalí,
que hemos comentado. Y claro, él decidió, como ellos, dedicarse al mundo de la pintura.