Las enseñanzas de una antigua sabiduría: Krishna y Arjuna

En aquel tiempo se levantó el clan Karauba por codicia contra sus hermanos Pandava.

Estando presta a la batalla se adelantó Arjuna a príncipe Pandava.

Krishna, avatar del dios Vishnu, era su obriga.

Vio a Arjuna a héroes y familiares en ambos bandos y abatido por el sinsentido de la guerra arrojó las armas y se desplomó, pero Krishna respondió a su queja.

No seas necio, vida y muerte no son diferentes.

El hombre debe evitar el deseo pero no renunciar a la acción, debe actuar sin apego, transformando la acción en adoración para ofrecer su alma al fuego divino, escapando así al ciclo de reencarnaciones.

Tras las pasiones debe someter su mente y hacerla meditar en lo absoluto.

Yo soy lo absoluto, soporte todos los seres sin depender de ellos.

Has desvanecido mi ignorancia, oh Krishna, te ruego te muestres ante mí en toda tu gloria.

Y Krishna se manifestó en su suprema forma divina con innumerables figuras, multitud de ojos en incontables caras, y ornamentos y armas celestiales.

Resplandecía como mil sores.

Su cara miraba en todas las direcciones.

Arjuna vio la unidad del universo dentro del dios de dioses, pero también sus horripilantes bocas y todas las cosas despeñándose en ellas.

Postrado suplicó piedad.

Dijo Krishna, he devenido muerte, tiempo destructor de mundos, he decretado el fin de todo guerrero caraúba.

Levanta Arjuna, sé mi herramienta.

El príncipe prometió obediencia.

Krishna recuperó forma humana y siguió enseñando.

Hay tres fuerzas o gunas en la naturaleza.

Satva, la luz, da paz, sabiduría y dominio de sí, y lleva a ascender en el ciclo de renacimientos.

Raja, el fuego, es responsable de la ansiedad, la pasión y el apego a la recompensa, y lleva a reencarnarse en vidas afanosas.

Y Tamas, la oscuridad, produce ignorancia, bulia y desorden, y conduce a la reencarnación en criaturas irracionales.

El sabio, en cambio, trasciende las gunas, observando las tres sin aversión.

Escapa su influencia al aceptar honor y desgracia como iguales.

Así cada hombre, Brahmara en sabiduría, Satriya en valor, Vaishya en producción y Sudra en servicio, debe cumplir su deber sin distinguir placer y dolor.

Esto es lo que ha de ser hecho.

Entonces Arjuna, habiendo disipado sus dudas, se alzó en su carro, firme en su deber, y se dirigió a la batalla.

Bienvenidos a Leyes Viejas, el espacio favorito de los que cuando hacen un examen ponen como nombre non novis domine non novis.

Hoy ha venido a visitarnos Gonzalo Rodríguez, doctorado en Historia, especializado en la España céltica y estudioso de la tradición sapiencial, las verdades profundas del ser humano que se encuentran en las antiguas tradiciones.

Autor ya de varios libros, entre los que cabe mencionar El poder del mito, en el que reflexiona sobre elementos presentes en las tradiciones indoeuropeas, leyendas y cantares medievales y en la mitología contemporánea de Tolkien, extrayendo lecciones revolucionarias para la descreída modernidad.

Hispanofilia, España frente a su destino, un breve ensayo en el que busca comprender qué cosa es España y a qué está llamada, desde las obras de autores tan dispares como Alfonso X, Cervantes o Miguel Hernández.

O su última obra, Historia de los pueblos bárbaros de Europa, que aunque no he tenido aún el placer de leer, sé que trata de los conflictos entre Roma y los pueblos bárbaros del norte con los que siempre estuvo en liza.

Además, Gonzalo está muy presente en internet, tanto a través de sus propios podcast, El aullido del lobo y la forja y la espada, como asistiendo invitado y tertuliano a distintos programas.

No contento con eso, tiene su propia empresa de visitas guiadas en la ciudad de Toledo, a través de las cuales conocer un poco más la historia de esta ciudad sagrada, la Jerusalén de Occidente.

En guerra contra el nihilismo contemporáneo, Gonzalo vive para reforjar en pensamiento y en obras, pues no cabe abandonar ninguna de las dos, la espada de la tradición, para preparar la avenida futura del rey, del descendiente de Isildur, que empuñándola derrote las sombras del materialismo y la fe ciega que se ciernen sobre nosotros, como Orthanc y Varadur sobre la Tierra Media.

Bienvenido Gonzalo, y muchas gracias por hacernos hueco en tu laberíntica agenda.

Oiga, pues muchas gracias a vosotros, encantado de estar aquí, me parece chulísima vuestra iniciativa y el rollo que lleváis, así que yo encantado, y me ha encantado la presentación que has hecho, me ha gustado mucho, así que vamos para adelante.

Perfecto, pues hoy tenemos poco tiempo, así que vamos directamente al grano.

Lo primero, para poner en contexto la forma que vamos a seguir para hablar hoy, ¿nos podrías explicar qué es la tradición sapiencial y qué son los mitemas? Vamos a ver, yo uso el término tradición sapiencial para designar la concepción que se hace del mundo tradicional y del mundo premoderno, como la manifestación contingente, con todas las limitaciones que eso implica, de una tradición que es perenne, que es universal y que no es contingente.

Es decir, el tradicionalismo perennialista al que yo me adhiero, entiende que la cosmovisión tradicional ha de comprenderse como una sofia perennis, una sabiduría perenne y universal actualizable para todo tiempo y lugar.

Una sabiduría universal actualizable para todo tiempo y lugar, que no es un conocimiento científico-técnico, por decirlo así.