
Description of El ente que acecha tras la ventana.
Previously (o como cojones se escriba, no lo voy a buscar ahora, que no tengo tiempo) en Misterios cotidianos.
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Anteriormente en Misterios Cotidianos.
Vale. Tengo uno de Sara González Riñones. Siempre está ahí.
Se llama. Slaudos paterianos, queridos líderes. Mi nombre es Sara y soy de Vigo.
Hace unos meses os envié otro misterio que entiendo que no hayáis leído porque no seguía los cánones buenos del misterio y estaba un poco feo redactado por mi parte por la emoción del momento.
Pero en este misterio que me ha pasado estas navidades, espero que os guste y lo podáis leer.
O sea, nos está haciendo un... Bueno, si lo estás leyendo, es que este es mejor.
Sí. Bueno, no recuerdo tampoco cuál era el otro de Sara, ¿eh? Todo empezó...
A lo mejor no lo hemos leído.
No, a lo mejor no lo hemos leído.
Y estaba de puta madre.
Claro, puede ser. O sea, ahora mismo faltan por leer 1.500 mensajes, me parece, en el mail.
Sé que es una locura esto.
Todo empezó hace unos días, cuando noté que alguien me observaba desde la ventana del salón.
Siempre a la misma hora, justo después de que anochecía.
Era una figura demasiado definida.
Espera, una pausa.
Alguien me observaba desde la ventana del salón.
Sí.
O sea, desde la calle.
Sí. Ventana del salón, sí, porque no hay ventanas dentro del salón que den al salón, ¿no? Eso es lo que... Es que desde la ventana del salón...
Es como yo estoy en el salón y digo, coño, alguien me mira desde la calle a través de la ventana.
Pero me observa desde la ventana del salón.
¿Estamos hablando del tipo de redacción que he utilizado para hablarnos de la puta ventana? ¿Es eso lo que me estás diciendo? Vale.
Allá no les con ventana.
Si tiene cocina americana como con murete, tiene como una ventana al salón.
Nunca he visto...
¡Estamos flipando muchísimo! A mí me parece un detalle importante, ¿no? Pues no, es la puta calle.
Siempre a la misma hora, justo después de que anochecía, era una figura demasiado definida, alta, delgada, con los hombros inclinados hacia adelante.
Decidí aplicar la doctrina Davis que tengo muy interiorizada desde que os escucho.
Demasiado definida, perdón.
Estoy con el léxico, es que me ha venido a como muy matado de gimnasio.
Demasiado.
O sea, muy toxificado.
Demasiado, tío.
O sea, Ryan Gosling.
Pero muy bruto, o sea, no tiene nada de graso, o sea, necesita algo.
Pero te observa la figura de alguien demasiado definido, que alguien, un monitor de gimnasio, que está bien, pero está demasiado definido.
Es más, ni siquiera te estoy observando a ti, quiero que me observes tú.
Me pongo aquí para que me mires.
Por favor, recopila, o sea, ve un poquito para atrás.
Desde la ventana del salón, alguien lo observa desde la ventana del salón.
Siempre a la misma hora, justo después de que anochecía, figura demasiado definida, alta, delgada, con los hombros inclinados hacia adelante.
Decidí aplicar la doctrina Davis que tengo muy interiorizada desde que os escucho.
Pensé que era el reflejo de alguna farola de la calle, pero la farola de la calle no cuadra delante de mi ventana.
Cada noche se hacía más inquietante.
Su postura cambiaba ligeramente, como si se acercara más al cristal.
Antes de que José o Ángel piensen en algún familiar queriendo hacer una gracieta, os cuento que vivo sola con dos perretes.
Y no, la figura es muy alta para ser ninguno de los perretes.
Una noche, decidido a enfrentar lo que fuera, me armé de valor y caminé hacia la ventana con las luces apagadas para no alertar a la figura.
Cuando estuve frente a frente, lo vi claro.
A ver, a mí hay algo en...
Caminé despacito con las luces apagadas para no alertar a la figura.
O sea, quiero decir, tú eres la figura.
Eres el tío demasiado definido, que está viendo desde la calle a través de la ventana a alguien en el salón, que le estás viendo todos los días hacer su vida.
O sea, tú lo estás viendo, si se ve desde la cocina, pues fregando, en el salón viendo la tele, y de vez en cuando ves que al que estás vigilando hace así, mira la ventana.
Tú ya sabes, como tío muy definido que está ahí viendo, tú ya sabes que te ha visto, porque estás ahí un poco para eso.
Entonces, así días y días, ¿vale? Estás ahí un poco para eso.
Claro.
Estás ahí un poco para que él vea que tú estás ahí.
Es como tío muy definido que investiga a gente.
La sola idea de alguien, no, yo estoy aquí para eso.
Claro, no, tío.
Pero es que es su función.
¿Qué haces ahí? Yo estoy aquí para esto, para mirar.
Soy un tío demasiado definido que estoy aquí para ver a este y que él vea que le veo.
Pero la... O sea...
Claro, pero ¿y pasan días? Es como un posible trabajo.
Yo estoy aquí para esto.
¿Pasan días de manera que se convierta en una rutina? Claro, sí, sí.
El hombre súper definido que está vigilando lo mismo sabe que este llega a las 8 de trabajar y a las 7.59 está así.
Sí, claro, sí, sí.
Mirando la ventana así y ya cuando llega...
Se queda quieto.
Vale.
Ya se queda así.
Entonces, después de toda esa rutina que has cogido, tú sabes cuándo se va a la ducha, sabes cuándo cena, sabes que prefieres fregar los platos al día siguiente y los dejas, tú lo sabes todo.
Pero de repente, al día 20, apaga la luz, sale por completo de la rutina y ves desde dentro de la casa, o sea, tú estás mirando dentro de la casa, una silueta que se va acercando a la ventana, que es la persona a la que estás vigilando.
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