Aló, Esteban, buenos días.
Buenos días, Robert, ¿cómo andás?
Amanece, amanece, Esteban Tankov.
Y el tema de hoy es la envidia.
Cuénteme, porque
estuvimos tratando de poner
más fuerte el despertador, sabemos
se nos ha dormido y dijimos
por favor, llámenlo a Tankov
que ahí nos está esperando.
¿Cómo estás, Esteban? Feliz año.
Feliz año.
Muy bien.
Yo tengo también un teléfono de línea
que por ahí mejora la comunicación.
Sí.
Llamaron ahí, pero no contestabas, Esteban.
La producción es muy eficiente.
Pero bueno, la vida es así.
Todo puede fallar, como decía
mi querido Tuzán.
Así es.
Contame, Esteban.
El amor está íntimamente
ligado a la envidia.
Y la envidia no solo tiene que ver
con el amor de pareja, sino
la envidia tiene que ver con
las acciones de los hombres.
¿Qué nos podés decir vos
para inspirarnos en este día?
Bueno, ¿cuál es el ejemplo
más antiguo de la envidia?
Mi ex-suegra, no.
Es una mentira.
Es una divina, divina, divina.
No, no sé, realmente
nos tenemos que ir muy lejos.
Caín y Abel.
Caín y Abel.
¿Por qué?
¿Por qué mató Caín y Abel?
Porque envidió
que
Dios le
aceptara el regalo
y a él no,
no lo aceptó.
Entonces, es muy antigua la envidia.
Y muy destructiva
al punto que llega
al hecho de asesinar a alguien.
Yo he
visto
definiciones de envidia
y hablan de una
envidia benigna.
Y la verdad que
yo no comparto el hecho de que
exista una envidia benigna.
Hay envidia.
Y la envidia
no es buena.
Lo que sí
sí
se puede decir que las personas
cuando ven a alguien triunfar
y demás, pueden tratar de
murarla. Pero eso
no significa que es una
envidia benigna.
Es como si dijéramos
hay un veneno benigno.
Bueno, quizás
podría pensarse que...
Bueno, sí, porque los medicamentos son
en cierta manera
esencias que de acuerdo
a la proporción son malignos o benignos.
Exactamente.
Me sacaste
las palabras
de la boca.
Perdón, te saqué el libreto. Disculpa, disculpa.
Claro,
la biopatía es eso.
Es
curar con lo que enferma, digamos.
O con lo que mata.
Pero no es el caso
de la envidia.
Porque no es la
envidia... Entonces en vez
de decir envidia benigna
digamos envidia menor.
Pero
bueno, de todas maneras
el término
benigna y maligna
está vigente.
Y yo no lo voy a poder
destruir porque
me da envidia el que lo inventó.
Así que...
Pero yo creo también
que hay un tema que es
muy importante.
Sí, dígame, dígame.
Que es el tema
del reconocimiento.
Aquel
que envidia
lo que está buscando es
reconocimiento.
Y ese también
es un tema central
en el desarrollo
de la identidad de las personas.
Dicen que los niños
son los que más envidian.
Y que
el aprendizaje de resolver
ese sentimiento
se da en el ámbito
familiar
o escolar
y ahí se tiene que ir
sublimando, digamos.
Así que
podemos decir
que el envidioso tiene una personalidad
infantil.
Pero bueno.
Pero hay mucha gente,
en los actos de la
humanidad y también
de las sociedades
y de las comunidades,
hay también envidias comunitarias.
¡Oh, mirá, si yo
viviera!