Federico, muy buenos días. Gracias por la comunicación. Bienvenido. Aquí lo saludan Roberto Zarlenga y Nicolás Canaguia.

Buen día. ¿Qué tal? Gracias por el llamado.

No, un placer, Federico. Bueno, analicemos, digamos, los acontecimientos próximos, como fue esta manifestación en defensa de los jubilados y su jubilación y lo que aconteció.

¿Cuál es la lectura que ustedes hacen? Bueno, yo creo que el tema de la marcha, de la protesta social, de cierto tipo de protesta social, tiene mucha complejidad.

Yo creo que la ministra Patricia Burrich, cuando identifica un blanco que es del orden de la desestabilización evidente, la connivencia de poderes políticos con barra brava, igual cuando identifica a las mafias organizadas, yo creo que Patricia Burrich identifica un enemigo claro que no es del gobierno, es de la Argentina.

Ahora, lo que pasa es que el problema es que después se mezcla eso, los desestabilizadores, los que, como se suele decir, salen a pudrirla, que van preparados, que ya lo quisieron hacer con Macri, con la tonelada de piedra, se mezcla con los jubilados que realmente tienen derecho, mucho derecho, a estar disconformes y a manifestarse.

Bueno, eso ya lo dijo la ministra, pagan justos por pecadores.

Entonces a mí me parece que el dilema de Patricia Burrich, yo creo que ella no tiene un dilema.

Yo, viéndolo de afuera, diría, bueno, acá parece un problema.

El problema es que Patricia Burrich tiene una convicción y actúa en consecuencia, y yo creo que en ese sentido es la mejor funcionaria por lejos y el mejor cuadro político que tiene el gobierno.

Pero lo que pasa es que está en un contexto donde las leyes de Murphy están a la orden del día.

Si algo puede salir mal, va a salir mal.

Acá el problema es que lo que va a salir mal puede ser que muera alguien.

Entonces está en el filo de la cornisa.

Entonces, la verdad que es complicado estar donde la ministra está.

Sí, y por lo que se vio y hasta aquí queda claro es que seguirá en la misma línea.

Y de hecho hoy se conoció una denuncia que el propio gobierno ha compartido, y particularmente la ministra Patricia Burrich, contra la jueza Karina Andrade, quien fue quien liberó a los detenidos en la marcha del miércoles pasado.

Este escenario pinta que el miércoles, y sin ánimos de hacer futurología, puede repetirse o ser aún más complejo lo que suceda.

Claro, entonces yo creo que ahí sí.

La ministra para mí es una persona seria y encara un problema que es complejo.

Ahora, yo creo que no hay más nada.

Respecto al problema de estas características, no hay nadie que ayude en el gobierno.

¿Por qué? Porque el triángulo de hierro es un triángulo que puede ser para el suicidio también, el suicidio en términos de la gobernabilidad.

Porque Santiago Caputo ya dio muestra que él quiere jugar a ser un chico malo.

Karina Miloy es alguien que le gusta tejer poder de las sombras y yo creo que le dan manija, es quizás una debilidad que supropensiona pelearse.

Acá me parece que el presidente, que es la cabeza del gobierno, es el que tiene una mirada macro, tanto que Miloy habla de la macro, pero no de la macro política, de la macro del problema.

Porque acá lo que hay que hacer es hay que distinguir entre los mafiosos que quieren pudrir la Argentina barra brava, que nadie la quiere, de los jubilados.

Y de otros sujetos o actores sociales que legítimamente se manifiestan de las cosas que no les convence.

Y a mí me parece que ahí el presidente tendría que intervenir, pero desde una perspectiva no del triángulo de hierro, sino ¿y qué hacemos con los jubilados? ¿Qué hacemos con los jubilados? Está bien, no da para aumentarles, bueno, ¿qué hacemos? Hay que hablarles a los jubilados, hay que llevarles, ya que no les llevamos la plata.