Entrevistas Bizarras 31 - Hotel Overlook

Después de casi cinco años sin una entrevista bizarra, aquí estamos para conversar con… Se ha hecho de rogar, ¿eh? A ver, ¿se hace cuando se puede? ¿Cuando se puede? Ya, claro, sí.

Que si cine mudo, que si Alien, que si Chorras el Minagre… Y mientras aquí, todos muertos del asco.

Muertos del asco, lo pillas. Muertos del… Los hemos venido a notar… No, no me cambies el tema.

La gente decía que no hacía entrevistas bizarras.

Cuando hace una, hace una entrevista bizarra, Sergio.

Te ha vendido al mainstream. Sí ha quedado claro.

Tienes razón, menos en lo del mainstream.

Pero me peleé un poco, si no estoy aquí… No, no, si es que es así. Tampoco voy a pelear.

Venga, presénteme, sí.

Que tampoco es de falta, siempre lo ponen en el título, pero como le gusta a usted lo de presentar, le vuelve loco.

Pues nada, venga, presénteme.

Está usted como muy agresivo, ¿no? Es que soy el mal hecho ladrillo.

Bueno, hoy tenemos con nosotros… Como una obra de calatrava.

¿Puedo ya o…? Este era el chiste que me traía escrito de casa.

Venga, vuelvo a empezar. No, por favor, presénteme.

Basta ya. Tampoco quiero alargar esto más de lo necesario.

Hoy tenemos en el escampado al Hotel Overlook, el mítico hotel del resplandor.

Bienvenido al Hotel Overlook. Buenas.

Buenas tardes, ¿tienes reserva? Sí, tengo reserva.

¿Le apetece una manzana mientras le hago el check-in? Son gratis.

Coja, por favor, una pieza de fruta.

Igual es un poco pronto, pero mira, sí, voy a aceptar una.

Coja una del sexto, por favor. ¿De estas? Sí, sí. Yo diría que parecen de mentira.

No, no, son de verdad, son de verdad. Muy buenas, muy ricas, sabrosas.

A ver, tienen pinta de ser de mentira.

No, no, coja una, hombre, pruébela.

Ni siquiera pesa como una manzana. Muérdala, muérdala.

Así es como se sabe si está buena o mal.

Viene el lugar de fabricación por debajo. Es de mentira.

La entrevista va a ser así, ¿no? Yo soy un lugar de maldad y depravación, y encima ahora mismo estoy rodeado de nieve, o sea que voy...

Bueno. Va a ser muy largo esto.

¿Lo normal? ¿Cuánto es lo normal? Pues... Porque usted no es normal.

Y su normal puede que no sea lo normal, sino lo anormal.

Esto suena un poco a frase de Andrade, ¿no? Pues si quiere la digo... Por favor.

Porque usted no es normal y su normal puede que sea...

¡Ánimo, Andradeo! A ver si es la segunda.

Porque usted no es normal y su normal puede que no sea lo normal, sino lo anormal. Muy bien, Andrade.

Comenzamos, ¿vale? Comienza normal, por favor.

Entrevista al Hotel Overlook.

Madre mía, qué intro más larga, ¿eh? Yo creo que todo el mundo lo sabe, pero usted es el hotel que aparece en la película El resplandor, de Stanley Kubrick, que en realidad se basaba en una obra del escritor Stephen King.

Sí, soy un hotel encantado, encantado de conocerle.

Viene fuerte la cosa hoy.

Claro, ha pasado mucho tiempo, hay un tapón de comedia que ahora va a chorro, ahora la comedia sale a chorro.

Hay cantidad ahí... La calidad ya no es...

Pero la cantidad, mucha cantidad.

Además del libro y de la película de 1980, se hizo una teleserie en el 97 y luego una película más llamada Doctor Sueño.

Estupendo, ¿me puedo ir ya? En realidad me tendría que ir yo porque estoy dentro de usted.

Es cierto, está dentro de mí. Suena fatal eso, la verdad.

Vale, vamos con los orígenes, si os parece.

¡Claro, que entre el violinista! Yo no he llamado...

Es violinista fantasma, trabaja aquí y está muerto.

No hace falta pagarle, es gratis, pero me gusta dar ambiente.

Vale, vale.

Bueno, pues yo empecé hace muchos años en Galicia vendiendo camisas en una humilde tienda de barrio.

¿Cómo? Luego monté mi tienda propia y acabé acariciando a un gato mientras le contaba mis planes secretos a James Bond.

En serio, por favor. No, es broma.

Yo empecé como cuarto de la escoba en el edificio de hacienda en Goodman el Bueno 37, en Madrid.

Entiendo. Ahí aprendí el oficio, lo que es la maldad y luego ya pasé a pensión.

Muy humilde, eso sí.

¿Ah? Pocas habitaciones, baño compartido...

Pensión Manolita, pequeña pero acogedora.

¿Manolita como la de...? Sí, como la de la Lotería.

Es una franquicia. Tiene hasta Durum Manolita.

¿Ah? De todo lo que pueda imaginar.

No lo sabía. Pero me cansé y con los ahorros que tenía y con una mochila cargada de sueños me hice hostal.

Ah, bueno, está bien el cambio ¿no? El Hostal Royal Manzanares era yo.

No, hombre, no. Sí, sí, sí.

¡Ojo! No. ¿Qué pasa? Que no puede ser.

No puede ser usted el Hostal Royal Manzanares.

Ya empezamos a inventar cosas.

Tengo fotos con Lina Morgan Freeman, ahí.

Pero no... En esa pared.

Ah, pues sí. Tiene fotos con ella.

Ahí estuve cuatro temporadas con Joaquín Kreml, con Mónica Pom...

Sí. Y llegó un momento en el que me saturé.

Me saturé, se me hizo gol a todo.

Me cansé de la ciudad y dije me voy al campo.

Me hago casa rural y ya está.

Y me salió la oportunidad aquí, en las montañas rocosas y dije pues oye, hotel encantado, encantado de conocerle.

Estoy aquí en Colorado, a 25 millas de la ciudad más cercana.

Un poco aislado, pero bien.

¿Cuántos veces son kilómetros, por cierto? Nunca, no me ha preocupado nunca este tema.

Aproximadamente 40 kilómetros, por ahí tiene que estar.

Ah, bueno, pensaba que era más.

El problema es que, y aquí llega lo terrorífico, que yo vi hueco y dije aquí mismo me planto, aquí me parece bien.

Pero nadie me avisó de lo que había aquí antes.

Ah, lo del cementerio de nativos americanos.

Correcto, estoy encima de un cementerio indio.

Sí.

Señaliza esas cosas, que no cuesta nada.

Pones un cartelico y ya está.

Y fue por desconocimiento, pudiendo construir dos metros...