"Envidia", un relato de Regino García Martínez

Según cuentan los textos sagrados seré datos del mundo antiguo las enseñanzas de los padres del yermo monjes ermitaños y anacoretas que tras la paz constantiniana abandonaron las ciudades del imperio romano y otras regiones vecinas para ir a vivir en la soledad de los desiertos de siria y egipto de sus enseñanzas se derivan los ocho vicios que cayeron sobre el mundo tres vicios de la concupiscencia los deseos y anhelos de posesión la castre mar fía de la gula y la ebriedad la cornellá del amor carnal la fila arcuri a la perdición por el dinero eh los cinco vicios irascibles que al contrario que los concupiscible no son deseos sino carencias privaciones frustraciones el horche de la cólera irreflexiva la crueldad la violencia la acedia de la falta de interés el descuido la desesperanza y el abatimiento la que no doccia para la vanagloria y la jactancia la opere fania de la soberbia el orgullo y la arrogancia y por último y este es el pecado más interesante para nuestro relato de esta noche la lupe una tristeza o abatimiento del alma que los maestros clásicos de la fe localía tradujeron también como envidia esa tristeza irracional o intencional por la buena fortuna del otro es que entre nuestros vicios y pecados los más extremos comportamientos de la humanidad se han considerado con frecuencia fuente inagotable de penurias y en los actos terribles que muchas veces escapan a la comprensión de la mente racional los horrores inabarcables que pueblan el mundo alegaban los hombres santos la presencia de los demonios del pecado aquellos que cayeron bajo su yugo no tendrían otro lugar para la eternidad más caer infierno todo muy alentador no creen naming en el paraíso perdido el poeta john milton escribía la potestad suprema le arrojó de cabeza envuelto en llamas desde la bóveda etérea cayó en el abismo sin fondo de la perdición para permanecer allí cargado de cadenas de diamante en el fuego que castiga el que había osado desafiar las armas del todopoderoso permaneció tendido revolcándose en el abismo ardiente junto con su banda infernal nueve veces el espacio de tiempo que miden el día y la noche entre los mortales conservando empero su inmortalidad su sentencia sin embargo le tenía reservado mayor despecho porque el doble pensamiento de la felicidad perdida y de un dolor perpetuo le atormenta harían sin tregua y en sus ojos funestos se paseaba la consternación de un inmenso dolor te lord y el odio inquebrantable de una sola ojeada atravesando con su mirada un espacio tan lejano como estado a la penetración de los ángeles vio aquel lugar triste devastado y sombrío aquel antro horrible y cercado que ardía por todos lados como un gran horno aquellas llamas no despedía luz alguna pero las tinieblas visibles servían tan solo para descubrir cuadros de horror regiones