Ep 36. "3 Formas de tener claridad financiera sin hacerte experta"

¡Bienvenidos a El Podcast del Orden, soy Mónica Perela! Aquí no te voy a hablar de doblar camisetas con la técnica del origami, sino de cómo poner orden real en tu espacio, tu tiempo y tu dinero para que puedas vivir con más libertad y menos lío mental. Hoy te traigo un episodio que quizás te cambie la forma de ver tu día a día. ¡Vamos a por ello! ¡Hola, hola! Bienvenidos a un nuevo episodio corto de los lunes. Un espacio donde nos organizamos con cabeza, vivimos con intención y, de paso, le damos un buen meneo a ese caos que se cuela en nuestras casas, en nuestras agendas y, sí, también en nuestras cuentas bancarias.

Mi nombre, ya lo sabes, es Mónica Perela y hoy te traigo un episodio de esos que te invitan a respirar hondo, bajar el ruido mental y mirar de frente algo que muchas veces evitamos ¡el dinero! No para complicarte, ni para convertirte en contable, sino para ayudarte a ver más claro, con tres ideas sencillas, aplicables y sin traumas. Así que si estás paseando, conduciendo, recogiendo los platos o simplemente escapando de abrir la app del banco, quédate que este episodio es para ti. Quédate porque vamos a hablar de claridad financiera y no de finanzas personales.

La palabra finanzas ya de por sí daurticaria, tiene un tufillo a Excel, a declaraciones de la renta, a susto en forma de notificación del banco… Pero cuando hablamos de claridad financiera estamos hablando de otra cosa, de saber lo justo para no ir a ciegas, de tomar decisiones desde la tranquilidad, no desde el susto y de dejar de adivinar cuánto podemos gastar y empezar a vivir sabiendo que podemos con lo que venga.

Imagina esto, vas a la nevera y te encuentras un tupper misterioso. Huele raro, no sabes cuánto lleva ahí, ni si es humus o si es una salsa experimental. Pues eso es el estado de muchas cuentas bancarias, tú sabes que hay dinero, o eso crees, pero no sabes cuánto ni para qué te alcanza, ni si estás a punto de caducar. Así que vamos ya con las tres formas para conseguir esa ansiada claridad financiera.

Ten un lugar donde mirar. No puedes tener claridad si cada vez que piensas en tu dinero tienes que abrir 7 apps, 3 libretas y un boli sin tinta.

La primera fórmula mágica que hoy te recomiendo es tener un tablero de control personal. Puede ser una hoja en papel, una nota en el móvil, una tabla en Notion o una cartulina en la nevera. Pero tiene que cumplir esto. Que puedas verlo todo de un vistazo, ingresos, gastos fijos y lo que te queda libre. Que lo revises cada semana o cada 15 días. Y que no dependa de una contraseña que se te olvida siempre.

Yo por ejemplo te cuento el caso de una clienta, vamos a llamarla Clara, que nunca sabía si podía permitirse apuntarse a yoga o no y empezó a revisar su pequeño panel de mando.

No hizo magia, pero a los 2 meses dejó de preguntarse si llegaba a final de mes, porque ya lo sabía.

La segunda forma que te doy para que consigas esa claridad financiera es que le pongas nombre al dinero antes de gastarlo. El dinero sin nombre se va, como los tuppers sin etiqueta.

Así que antes de que el mes empiece, decide tú. Esto es para comida, esto es para ocio, esto es para imprevistos y esto es para ese viaje que quiero hacer dentro de 6 meses.

No hace falta que sea una cifra perfecta, pero sí un plan, una hoja de ruta. Piensa en tu dinero como si fuera un equipo. Si cada euro sabe lo que tiene que hacer, trabaja mejor para ti.

Imagínate a alguien que cobra el día 1 y lo reparte mentalmente así. 800 para gastos fijos, 300 para comida y transporte, 100 para ocio y 100 para ahorrar. Aunque luego se gaste 110 en ocio y 90 en comida, ya tiene una estructura, sabe de dónde puede ajustar.

Y aquí me voy a como diría Andreu Buenafuente. ¿Me entiendes o no? Y la tercera forma es que revises sin dramas pero con frecuencia. No hay claridad sin hábito.

Así que haz de la revisión financiera algo tan normal como mirar la previsión del tiempo antes de salir de casa, una vez a la semana o cada 15 días. Te sientas con tu bebida favorita, vale vino también, pones música y revisas qué ha entrado, qué ha salido, cuánto queda, qué gastos vienen los próximos días… Hazlo como quien pone orden en un cajón, sin culpa, sin castigo, sólo para saber lo que hay. Piensa en ese momento en