Ep 37. T2. "No es pereza, es saturación: cómo empezar a ordenar cuando no puedes más."
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¿Te pasa que sabes que necesitas poner orden pero no te sale ni empezar? ¿Te castigas por no tener la casa o la cabeza como te gustaría?
Este episodio es un bálsamo y una guía práctica para esos momentos en los que el caos te supera, no porque seas desordenad@, sino porque estás saturad@.
Te explico por qué no es pereza, te comparto un caso muy real y te doy un plan de 3 pasos para salir del atasco… aunque solo tengas 10 minutos y cero energía.
🎯 Perfecto para escucharlo mientras doblas ropa, caminas o respiras hondo en agosto.
💡 Incluye un ejercicio práctico, preguntas para desbloquearte y un recordatorio que necesitas oír: no estás roto, estás cargado.
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Bienvenidos a El Podcast del Orden. Soy Mónica Perela. Aquí no te voy a hablar de doblar camisetas con la técnica del origami, sino de cómo poner orden real en tu espacio, tu tiempo y tu dinero para que puedas vivir con más libertad y menos lío mental. Hoy te traigo un episodio que quizás te cambie la forma de ver tu día a día. ¡Vamos a por ello! Bienvenidos a un nuevo episodio del Podcast del Orden. Hoy vamos a hablar de algo que se disfraza de pereza, pero no lo es.
Y lo sé porque me pasa a mí, porque le pasa a la vecina que siempre tiene la terraza ordenada pero no puede con su trastero, y porque te pasa a ti que sabes perfectamente que necesitas poner orden en tu casa, en tu agenda o en tu cuenta bancaria, pero cada vez que lo piensas te dan ganas de meterte debajo de una manta o directamente te vas a abrir el Instagram.
Hoy te voy a contar por qué no estás siendo perezoso, qué es lo que te está pasando realmente y cómo dar el primer paso, aunque no tengas fuerzas. Y no, no te voy a decir que te hagas una lista ni que te tomes una infusión detox. Vamos a ir al grano, pero sin culpas, porque esto no va a exigirte más, sino de empezar distinto. Empecemos por una imagen muy concreta.
Imagínate que llegas a casa un viernes de agosto por la tarde y hay ropa limpia sin doblar en el sofá, la mesa del comedor con papeles desde hace dos semanas y en el email 123 correos sin leer. Te sientas y piensas, deberías recoger algo, pero lo único que te sale es mirar el móvil y comerte algo de pie.
¿Te suena? Esa sensación no es falta de ganas, es sobrecarga. La pereza es no querer, la saturación es querer pero no poder. Y es que el desorden, cuando ya llevamos tiempo ignorándolo o cargándolo, deja de ser sólo una cosa física, se convierte en ruido, en carga mental constante. Tengo que hacer esto, no debería tener esto así, qué desastre soy. Ese bucle no te da motivación, te quita energía y cuanto más saturado estás, más necesitas empezar con cosas pequeñas, visibles y que te den alivio inmediato.
Te pongo un caso real. Marta es autónoma, madre y vive en un piso pequeño y tenía una habitación que usaba de despacho. Y sí, digo tenía, porque cuando me escribió la habitación pintaba algo así. Me contó. Mónica, la mesa tiene bolsas encima, tengo una silla con ropa que no sé si está sucia o limpia y tengo todavía cajas del confinamiento que nunca abrí. Me da pánico entrar pero me castigo por no poder ponerme con ello. Es como si me hiciese sentir débil. Y lo que hicimos fue algo que te propongo a ti también. Elige un espacio puerta, un lugar que si lo ordenas te cambia el estado mental. En su caso fue esto, el pomo de la puerta.
Sí, el pomo, porque estaba lleno de chaquetas, bolsos y una bolsa del súper con papeles. Ordenar esto le debía llevar unos cinco minutos pero la sensación fue, he abierto una puerta dentro de mí. Después, sin planearlo, sigo con la silla y luego con la mesa. En tres días tenía el despacho, no estaba perfecto, pero ya no era un desastre. Era un espacio al que se podía entrar.
Para que hagas esto al finalizar el podcast o mientras estás escuchándolo por casa, si es que estás en casa, te propongo este ejercicio.
Es el plan de los tres primeros pasos. El primer paso es que elijas un espacio pequeño que te esté gritando SOS. Puede ser tu bolso, tu bandeja de entrada, la esquina del sofá, el coche... Pero elige sólo uno, nada de planificar el salón entero.
El segundo paso es que le pongas un nombre divertido. Esto te va a ayudar a quitarle peso emocional. Por ejemplo, el rincón del drama o la isla de los calcetines perdidos, o quizás la zona cero. Y date sólo 10 minutos. Este es el tercer paso. No pongas música triste, no enciendas una adela, no hagas rituales...
Sólo pon un cronómetro y entra en acción. El objetivo de hoy no es terminar, el objetivo es romper la parálisis y que tú mismo veas que no estás tan roto como creías. Para terminar, te lanzo una invitación. Por si te sirve, puedes escribir las respuestas en papel. Si no, simplemente...
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