Ep.5 Granada en el Tiempo (01/10/2025)

A continuación les ofrecemos Granada en el tiempo, con Andrés María Droer, aquí en Granada FM, la radio cultural.

El 3 de noviembre de 1922 empezó Carter a derrumbar las chozas de los obreros.

Lord Carbanon sallaba por aquella época en Inglaterra. Aquella eran fragmentos de cabañas de la XX Dinastía.

A la mañana siguiente, debajo de la primera choza salló una grada de piedra.

En la tarde del 5 de noviembre se habían quitado tanto escombro que no cabía duda ya de haber encontrado la entrada de una tumba.

Pero, ¿no sería acaso una tumba inacabada, no utilizada? Y aunque realmente albergase una momia, ¿no habría sido esta violada y despojada como tantas otras? ¿Acaso para no renunciar a ninguna posibilidad pesimista? La momia, si existía, era solamente la de un funcionario de la corte o un sacerdote.

El trabajo progresaba y la excitación de Carter iba en aumento.

Una grada tras otra quedaban libres de escombro.

Y cuando, como sucede en Egipto, se puso de repente el sol, apareció el pie de la dodécima grada y se percibía la parte superior de una puerta cerrada, tapada con argamasa y sellada.

Una puerta sellada.

Era, pues, realidad.

Llegó el momento en que todo excavador se estremece.

Estas palabras que acabo de leer son de un libro muy afamado que se llama «Dioses, tumbas y sabios» de un autor cuyo pseudónimo es C. W. de Le Ceram.

Íntimamente os diré, queridas y queridos oyentes, que este libro es el responsable de que yo sea arqueólogo, pero creo que no soy la única persona en este sentido.

Hoy vamos a hacer una pequeña variación de lo que en nuestro programa suele ser día a día.

Hoy nos vamos a salir fuera de Granada de una perspectiva, aunque nuestra alma siga estando en esta ciudad.

Vamos a trabajar sobre Egiptología.

¿Qué se hace en Granada en Egiptología? ¿Cuál ha sido la historia de la investigación en Egiptología desde la Universidad de Granada? Y para eso no podemos contar con nadie mejor que la persona que fundó la Escuela de Egiptología en Granada, Félix García Morá.

Félix, muy buenas.

Muchísimas gracias por haberme invitado a poder departir contigo de sobre estas cuestiones tan olvidadas muchas veces.

Es cierto que son un poco olvidadas o a veces incluso un poco tergiversadas.

La verdad es que presentar a Félix me resulta bastante difícil, porque es uno de los más viejos amigos, no quiero decir desde la edad, quiero decir desde el tiempo que hace que nos conocemos.

Félix y yo nos conocemos desde los doce infantiles años.

Entonces hemos sido compañeros de peleas, de juergas, de vinos, de estudios.

Fuimos compañeros en la facultad, luego entramos prácticamente a la universidad de la misma manera, muy similar.

Félix se dedicó, efectivamente, primero se dedicó un poco a Roma, aunque siempre, en el fondo de su corazón, siempre quiso ser un egiptólogo de primera.

Luego poco a poco se fue formando por sí mismo, que además es un self-made man, formado en el ámbito de la egiptología, hasta que finalmente empezó a desarrollar formación de egiptología por primera vez en la Universidad de Granada.

Quiero recordar que era prácticamente a finales de los años 90, ¿no, Félix? Sí, a finales de los años 90, cuando conseguí algo que anhelábamos todos, que era la estabilidad profesional.

Es decir, cuando uno ya llega a un nivel en el que, bueno, pues uno puede decidir hacer con su vida más o menos científica lo que considere oportuno, pues yo me encontré una tesitura que era seguir por caminos bien pavimentados, los que me llevaban a través de lo propio de nuestra profesión, de las tesis doctorales y de los trabajos que van en esa misma línea, o dar un golpe de timón importante a mi carrera académica, y modesta carrera académica, y dedicarme o intentar dedicarme a lo que a mí me había gustado desde mi más tierna infancia.

Soy fedelio.