Description of Episodio #25: El derecho a un parto digno
Parir no debería ser un sinónimo de miedo. Debería ser una experiencia hermosa, digna, acompañada, respetada. Pero, para muchas mujeres, ese momento crucial se transforma en una vivencia dolorosa, solitaria… y, a veces, violenta.
Este es un episodio especial de Alcemos la Voz, donde nos acercamos a una realidad de la que poco se habla todavía, aunque es más frecuente de lo imaginado: situaciones que ocurren en hospitales y centros de salud durante el embarazo, el parto o el posparto, y que muchas veces se naturalizan, aunque dejan huellas físicas y emocionales.
Este podcast forma parte de una investigación periodística realizada por SEMlac Cuba, que puede consultar en nuestra web en forma de monografía bajo el título Parir sin miedos: derechos y desafíos.
A lo largo de este episodio escucharemos testimonios de mujeres que decidieron contar sus historias y tendremos también la mirada de especialistas del sector de la salud y del ámbito jurídico, que nos ayudarán a entender mejor a qué nos referimos cuando hablamos de violencia obstétrica.
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Como yo, pasan muchísimas otras mujeres por esto en salones de parto, a veces la gente piensa, no, no es violencia, sí, porque hay muchísimas maneras de tratar a la embarazada, de informarle, de transmitirle, digamos, lo que le está pasando en cada momento del parto, de hablar con ella.
La violencia obstétrica es el tipo de violencia de género más generalizada en la sociedad, porque la sufre toda la mujer en su vida sexual y reproductiva que llega a ser madre, o que intenta serlo, y es la más invisibilizada.
También se preparó conmigo para ayudarme con la respiración, con determinados masajes, con determinadas estimulaciones de las contracciones, y creo que fue fundamental su apoyo, el que me estuviera acompañando en ese momento.
La legislación cubana reciente marca un avance significativo hacia el reconocimiento y protección de los derechos sexuales y reproductivos, y establece un marco normativo propicio para visibilizar y enfrentar la violencia obstétrica.
Parir no debería ser sinónimo de miedo, debería ser una experiencia hermosa, digna, acompañada, respetada, pero para muchas mujeres este momento crucial se transforma en una vivencia dolorosa, solitaria y a veces violenta.
Este es un episodio especial de Alcemos la Voz, donde nos acercamos a una realidad de la que poco se habla todavía, pero es más frecuente de lo imaginado, situaciones que ocurren en hospitales y centros de salud durante el embarazo, el parto o el postparto, y que muchas veces se naturalizan, aunque dejan huellas físicas y emocionales.
Este podcast forma parte de una investigación periodística realizada por Semblat Cuba, que puede consultar en nuestra web en forma de monografía bajo el título Parir sin Miedos, Derechos y Desafíos.
A lo largo de este episodio escucharemos testimonios de mujeres que decidieron contar sus historias y también la mirada de especialistas del sector de la salud y del ámbito jurídico que nos ayudarán a entender mejor a qué nos referimos cuando hablamos de violencia obstétrica.
Yo soy Lisandra Fariñas y como cada día 25 volvemos para alzar la voz contra las violencias machistas.
Alcemos la Voz, un podcast de la corresponsalía en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe, Semblat.
Te proponemos encontrarnos el día 25 de cada mes para hablar sobre la violencia desde miradas diversas.
Daremos voz a activistas y expertos, a personas con experiencia de vida y testimonios relevantes. Y claro, tus opiniones también serán importantes.
La Organización Mundial de la Salud la define como la violencia que sufren las mujeres durante el embarazo, el parto o el posparto.
Puede incluir desde maltrato físico hasta humillaciones, abusos verbales y procedimientos médicos no consentidos.
Esta forma de agresión, muchas veces invisibilizada, es reconocida como una expresión de violencia de género por organismos como el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
En 2014, la Organización Mundial de la Salud hizo pública su preocupación al emitir una declaración para la prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante el parto en centros de salud.
Y en 2018 fue más allá. Estableció que el parto no puede regirse por protocolos rígidos y que cada mujer debe ser tratada de forma individual, con respeto y autonomía.
Un año después, en 2019, la ONU dio un paso importante al considerar la violencia obstétrica como una violación a los derechos humanos.
En su análisis reveló que esta no es una problemática aislada, sino un fenómeno generalizado y arraigado en los sistemas de salud.
Entre sus manifestaciones destacan el uso excesivo de cesáreas, la práctica rutinaria de episiotomías, que consiste en una incisión quirúrgica en el perineo para ampliar el canal del parto, así como el uso innecesario de oxitocina para acelerar el proceso y la atención médica a cargo de personal sin experiencia.
Pero más allá de lo clínico, también se reconoce la violencia simbólica y psicológica.
Gritos, amenazas, comentarios sexistas, reproches, burlas, miradas lascivas o la desestimación de las quejas a las mujeres.
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