Episodio #27: Violencias tras el embarazo adolescente (Podcast)

Mira, mi mamá me hizo prometerle a esperar a los 15 para tener un novio.

Imagínate tú tenés eso.

Hacer el amor, mi novio.

Bueno, eso mismo, me entendiste.

Eso ya es otro nivel que decir mentiras.

Y, no sé, me daba miedo.

Venga, muchacha, el miedo te tiene que ver bien.

En Cuba, la mayoría de los embarazos en la adolescencia no son intencionales ni deseados.

Para muchas niñas y adolescentes, significan un quiebre en la vida, interrumpen los estudios, limitan las oportunidades de empleo y las exponen a la violencia, el abuso y la vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos.

Las consecuencias van más allá de la salud.

Estos embarazos aumentan el riesgo de pobreza, profundizan las brechas de género y condicionan proyectos de vida enteros.

Detrás de cada historia hay silencios, desigualdades y violencias machistas que atraviesan familias y comunidades.

Hoy en Alcemos la Voz nos acercamos a este desafío urgente, el embarazo en la adolescencia y las violencias que los rodean.

Vamos a mirar sus causas, entender los patrones que los sostienen y pensar en las acciones necesarias para proteger derechos y abrir futuros.

En ese camino nos irán acompañando fragmentos del telefilme Después del Abrazo, transmitido por la televisión cubana en el espacio Una Calle Mil Caminos, y que narra la historia de una estudiante de secundaria básica que enfrenta un embarazo no planificado tras mantener una relación amorosa en secreto.

Yo soy Lissandra Fariñas y estos son unos minutos de audio para denunciar las violencias machistas.

Alcemos la Voz, un podcast de la corresponsalía en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe, Sembla.

Te proponemos encontrarnos el día 25 de cada mes para hablar sobre la violencia desde miradas diversas.

Daremos voz a activistas y expertos, a personas con experiencia de vida y testimonios relevantes.

Y claro, tus opiniones también serán importantes.

La llamada tasa de fecundidad adolescente, que mide la cantidad de nacimientos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años, se ubicó en 2024 en 47.10.

En 1995 era de 60.2, bajó a 49.2 en 2021, pero volvió a subir a 50.6 en 2022 y luego a 54.10 en 2023.

Esa aparente estabilidad, lejos de ser una buena noticia, revela que el indicador casi no se mueve, a pesar de los avances en salud y educación.

Así, aunque de manera general la tasa de fecundidad adolescente del país no está entre las más altas de la región, los embarazos a edades tempranas se resisten a disminuir.

El fenómeno difiere entre territorios y es especialmente resistente en la región oriental del país, donde varias provincias, las Tunas, Grama, Guantánamo, Camagüey, Santiago de Cuba y Ciego de Ávila, por ejemplo, superan la media nacional.

Mientras los nacimientos totales en Cuba tienden a descender, el aporte de las adolescentes a la fecundidad general sigue creciendo.

Sobre esta problemática social que desborda el sistema de salud y demanda respuestas articuladas de familias, comunidades, instituciones y gobiernos y considerada una de las mayores desarticulaciones de la dinámica demográfica cubana, conversamos con la periodista especializada en género y doctora en ciencias demográficas Dixie Edith Trinquete Díaz.

El embarazo adolescente en Cuba está considerado por las personas que estudian el problema como la principal distorsión de la fecundidad en el país.

¿Qué quiere decir eso? Que con relación a los niveles de fecundidad que tiene Cuba, que es una fecundidad baja, el embarazo adolescente se convierte en una problemática de atender porque se resiste a descender, tuvo momentos de tasas muy altas en los años 70 del siglo XX, luego descendió y en los últimos años se ha mantenido en una suerte de meseta y no baja.

Pero además lo más complicado es que asociado a este comportamiento se están registrando incrementos en los embarazos de las muchachas por debajo de los 15 años y lo que representa el embarazo adolescente con relación al resto de los grupos de edad,