
Episodio 3. Rosario de Acuña - Contando Mujeres

Description of Episodio 3. Rosario de Acuña - Contando Mujeres
Contando Mujeres, la vida tras la biografías. Un podcast escrito y dirigido por Julia Montejo.
Escritora inclasificable y protoecologista. Una avanzada a su tiempo que pagó en vida con la burla social y el exilio; y tras su muerte, con el olvido.
Con Ana Valenciano, en la voz de Rosario de Acuña, y Pura Fernández, profesora de investigación en el CSIC.
Este podcast ha sido posible gracias al Ministerio de Cultura y Deporte y financiado por la Unión Europea - NextGeneration y con la colaboración de Fundación Once.
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¿Quién decide qué lugar te corresponde?
¿Eres tú realmente?
A estas alturas del siglo XXI ya no somos tan ingenuas.
Sabemos que el origen social y económico, la raza y el sexo, son determinantes, por mucho que las películas nos hagan creer que somos dueñas de nuestro destino.
Si eres una mujer nacida en el siglo XIX y quieres convertirte en escritora, no lo vas a tener fácil.
La sociedad, ese ente abstracto de múltiples tentáculos, actuará como un monstruo invisible para que nada cambie, para que te quedes en el lugar que te corresponde.
Hoy contaremos la vida de una autora indomable, un verso suelto que provocó la cólera de muchos, pagó en vida con la burla social y el exilio, y tras su muerte con el olvido.
Hola, soy Julia Montejo y hoy vamos a contar la vida de Rosario de Acuña.
Contando mujeres. La vida tras las biografías. Un podcast que descifra la historia más allá de los hitos.
Capítulo tres. Rosario de Acuña.
Esta es la escena.
Estamos en 1860, en el hogar de una familia burguesa madrileña.
Don Felipe de Acuña y Solís, en su sillón de orejas, sostiene entre las manos un grueso volumen y se dirige a su hija, Rosario.
La niña está sentada sobre la alfombra.
Nació en Madrid en 1850, es decir, que tiene ahora diez años.
En su mente reproduce con gran viveza la guerra que Napoleón libra en una Rusia cubierta por la nieve.
Apenas pestañea. Al abrir el plano, vemos que le rodea una notable biblioteca con decenas de libros que la pequeña ya está devorando.
La estampa familiar nos anticipa el sendero intelectual que emprenderá Rosario, siempre guiada por su ansia de conocimiento.
Pero la escena también nos genera algunas preguntas, como por ejemplo, ¿qué hace una niña de diez años en un lugar tan pequeño como Rosario?
Por ejemplo, ¿qué hace una niña de diez años recibiendo unas clases tan serias y pautadas por parte de su padre?
Remontémonos seis años atrás, a 1854.
Rosario tiene cuatro años y juega con su muñeca favorita junto a la chimenea.
De pronto, un relámpago de dolor atraviesa sus ojos.
La niña grita, se aprieta las sienes y los ojos.
Sus padres acuden alarmados. La pequeña llora aterrada y sólo acierta a decir que está todo oscuro. No ve nada.
Felipe la agarra en volandas y corre a la calle en busca de un médico.
Así es como los padres descubren que Rosario padece una grave enfermedad ocular llamada conjuntivitis escrufulosa o conjuntivitis tuberculosa.
Es una afección incurable para la que aún no existen antibióticos y que le causará intensos sufrimientos y pérdidas temporales de la visión.
Una enfermedad en la infancia, seguida de largas o recurrentes convalecencias, es un detonante común en escritores y escritoras.
Marcel Proust, Emily Bronte, Elizabeth Barrett Browning, Louisa May Alcott, Ana María Matute...
La lista es sorprendentemente larga.
Todos coinciden en que estos periodos fueron claves en su formación porque estimularon su imaginación y les ayudaron a crear ricos universos de fantasía.
Pero aunque lo hubieran sabido, no creo que a los padres les hubiera servido de consuelo.
La enfermedad de Rosario es un golpe terrible. Su hija adorada, su única hija, ¿cómo podrán ayudarla?
Para empezar, deciden sacarla del colegio de monjas y encargarse ellos de su educación.
Sólo de esa manera recibirá los cuidados necesarios durante las crisis.
Y así, por una desgraciada circunstancia, Rosario va adquiriendo un vasto conocimiento enciclopédico en historia, filosofía, poesía...
Además, en su casa se valora la buena conversación.
Se escucha y se expresan opiniones de manera libre.
Cuando tienen invitados, su padre la anima a participar en las tertulias.
Y los asistentes quedan sorprendidos con los impresionantes conocimientos de la niña.