

Description of Éramos tres niños perdidos en la niebla
"Ojalá este libro sirva para recordarnos que todos somos seres humanos"
A veces parece que la niebla es más espesa de lo que podremos ser capaces de superar y sin embargo, siempre termina disolviéndose, aunque tarde muchísimo. Hemos tenido la suerte de recibir al político, ingeniero y escritor uruguayo Ruperto Long en La Biblioteca del Holocausto del CTIF Madrid Sur, de Leganés, para hablar de su nueva novela. Una cita con la historia vital y los testimonios reales de quienes vivieron una época que parece nacida de la ficción más oscura y que, sin embargo, fue real y terrible.
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La Segunda Guerra Mundial acabó hace ya 80 años, y aún así sigue muy presente en nuestras
vidas, en el imaginario colectivo, y aunque parece que se están debilitando algunos de
sus pilares en nuestra sociedad actual. Todo lo que ocurrió allí, todo lo que desembocó
y el dolor que provocó siguen formando parte de nuestra actualidad. Pero, ¿hemos pensado
realmente cómo fue vivir esa época? ¿Nos hemos puesto en la piel de quienes la padecieron?
La nueva novela del ingeniero político y escritor uruguayo, Ruperto Long, Éramos tres
niños perdidos en la niebla, nos pone directamente en la piel de muchas personas que vivieron
en primera persona la maldad, el miedo, el dolor, pero también el amor, la pasión y
la esperanza. De la mano de Litchi, de Ricky y de Alex, tres niños muy pequeños aún
cuando todo está a punto de estallar, nos encontramos ante un calidoscopio de voces,
lugares, ideas y miradas sobre el que fue uno de los momentos históricos más negros
de la humanidad. Y aún así, este libro nos invita a conservar la esperanza, a mirar con optimismo
y a saber que al final, si seguimos adelante, la niebla termina por disiparse y deja que veamos
el sol. Ruperto Long, todo un privilegio tenerte aquí en los micrófonos. Bueno, muchísimas gracias,
para mí es un privilegio estar acá en este lugar realmente tan interesante y hablando de estos
temas y además te agradezco mucho tus palabras, han sido muy cálidas, pero además muy
esclarecedoras. Pienso que esa época nos sigue marcando, de hecho es quizá el único
conflicto en la historia que abarcó todo el planeta. Nosotros seguimos en el lejano Uruguay
debatiendo temas que tienen que ver con esa época todavía hoy día o sus consecuencias,
entonces creo que a todos nos sacudió y bueno y es bueno que todos vivamos, como tú decías,
en piel propia esas circunstancias y que saquemos conclusiones para el día a día de hoy, del siglo
XXI. Y además realizar esa entrevista en la Biblioteca de Logocosto del Ganes, en el Centro
Territorial de Innovación e Información Madrid Sur, me parece muy interesante. Comentaba que la
Segunda Guerra Mundial forma parte aún de nuestra memoria común. ¿Fue una de estas cicatrices
imposibles de cerrar nunca del todo? Bueno, quizás con el andar del tiempo alguna vez cicatrice,
pero lo que de alguna forma nos enseñan los sucesos, incluso lo que estamos viviendo hoy
día en el siglo XXI, es que no es tan sencilla la cosa. Seguimos heredando conflictos que son a
veces muy similares, de luchas territoriales, ocupación de territorios, cosas que uno daría
por superadas. Después todo el horror de la Segunda Guerra, de ese número inconmensurable de víctimas,
las persecuciones, los enfrentamientos siguen siendo pan de todos los días. Entonces no
podemos decir que eso se haya superado y yendo a aquella famosa frase de George Santayana,
si no aprendemos nuestra historia estamos condenados a repetirla. Bueno, no en esa escala,
quiero creerlo, pero en escalas no pequeñas que involucran a veces a muchas naciones, se sigue
viviendo, ¿verdad? Fíjate, además no sé si estarás de acuerdo conmigo, además has sido senador de la
República de Uruguay, ministro de su tribunal de cuentas, así que estás mucho más informado que yo
de cómo está la autoridad mundial. ¿Estamos en un momento histórico y social que se parece
mucho al contexto que marcó el auge del nazismo? Sí, yo pienso que en gran medida sí, digamos,
o sea, se han vuelto a debilitar la confianza en las instituciones democráticas, en la tolerancia,
en la opinión del otro, aunque piense distinto, ese concepto básico de que todos somos en
definitiva iguales, todos esos conceptos se han debilitado, no digo que hayan desaparecido,
pero se han debilitado y empiezan a aparecer en el mapa, en distintas regiones, manchas oscuras,
donde ya la democracia se ha perdido, casi se ha perdido, donde el autoritarismo recrudece,
donde hay hechos que realmente nos llaman la atención y nos preocupan, ¿verdad? Entonces,
el gran antídoto para todo eso, que es la educación, y vale la pena decirlo en este
lugar particularmente, y la libertad, que son los grandes antídotos de esto, están en un momento
de cierto debilitamiento, ¿no? Entonces, de ahí a que se desencadene un fenómeno, como en aquel caso,