iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
By MasterChief Chernóbil Relatos Sexuales Liberales
Es fea pero me preden sus tetas.

Es fea pero me preden sus tetas.

6/11/2025 · 10:09
0
1.6k
0
1.6k

Description of Es fea pero me preden sus tetas.

Es fea pero me preden sus tetas.

De cómo una tarde de resaca accedí a quedar con una chica que llevaba tiempo echándome la caña. Era feota pero después de aquel día acabé prendado de sus atributos.

si quieres y gustas aportar al canal puedes contactarnos por o el pay pal
masterchif6302@gmail.com
paypal.me/relatossex

fuente / autor

https://www.todorelatos.com/relato/228740/

Read the Es fea pero me preden sus tetas. podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

Gracias por estar en sintonía. Si aún no estás suscrito, te invito a hacerlo y no te pierdas ninguno de nuestros episodios.

Ahora sí comencemos.

Es fea pero me preden sus tetas.

De como una tarde de resaca accedí a quedar con una chica que llevaba tiempo echándome la caña.

Era feota pero después de aquel día acabé prendado de sus atributos.

Después de meditarlo un tiempo, me he dado cuenta de que no hay nada que me exite más que rememorar mis propias experiencias sexuales.

Creo que he tenido una vida sexual normal.

Con épocas de altibajos.

Algún polvo que preferiría borrar, no son muchos, por suerte, unos cuantos que se disfrutaron en su momento, pero no tuvieron nada especial y un puñado de polvos gloriosos, que son los que creo que merecería la pena compartir.

No llegan a la veintena.

Si despiertan interés, continuaré.

Son historias reales que, como mucho, podría adornar para mayor disfrute de lector.

En algunos casos, me dejaron huella por rocambolescas e inesperadas y en otros, mi deseo por las protagonistas era enorme y, lo que parecía imposible, acabó sucediendo.

En mis historias, hay mujeres primerizas, mujeres experimentadas, amigas, alguna madre que duplicaba mi edad y, sobre todo, tetas de tamaños generosos.

Es lo que más me llama la atención así que tiene sentido que la mayoría de mis mejores experiencias incluyan peras, manzanas, cocos y melones.

La primera historia tiene como protagonista a Lucy y nuestro primer polvo a los treinta.

Lucy estuvo detrás de mí bastante tiempo.

Me caía bien, pero era fea.

No excesivamente fea, pero no es la chica que te llama la atención a primera vista.

Irónicamente, cuando consiguió lo que se proponía empecé a ser yo el interesado.

Quedamos varias veces, pero ninguna como la primera.

Aquella en la que descubrí cuánto ganaba desnuda.

Desde ese día dejó de parecerme fea.

Lucy vino a visitarme un domingo de resaca.

Hacía tiempo que era evidente que tenía interés en mí y ese día cedí.

Pasó la noche anterior escribiéndome, tirando la caña sin discreción.

El alcohol facilitó considerablemente que le siguiera el juego.

En tiempos de tormenta, casi todo puerto bueno.

Sin embargo, estábamos de fiesta en localidades diferentes, por lo que no hubo posibilidad de ir a más.

Pero como me mostré receptivo, no pensaba rendirse tan fácilmente.

A mediodía volvió a escribirme para informarme de que iba a coger el coche después de comer y estaría aquí a media tarde.

No estaba entusiasmado con la idea, pero tampoco puse resistencia.

Cumplió como un reloj suizo.

A la hora de la merienda estaba llamando al portero automático.

Le enseñé las diferentes habitaciones de la casa y al llegar al dormitorio principal, se me lanzó.

Se notaba que estaba cachonda, que llevaba tiempo esperando esto.

Quise aprovechar la situación y le propuse un juego.

«Si quieres que te la meta, tienes que ganártelo».

No dudó ni un segundo.

Se arrodilló y me atrajó hasta colocarme en la esquina de la cama.

Empezó a acariciarme la entrepierna por encima del pantalón con una suavidad que me puso en alerta.

«Hay que despertarlo primero», le susurré con una sonrisa.

Y entonces se desnudó de cintura para arriba.

Me quedé obnubilado.

Lucy siempre llevaba ropa holgada y jamás me habría imaginado que escondía semejante tesoro bajo la tela.

Era pequeña y delgada, sí, pero sus tetas eran perfectas, del tamaño de una manzana, redondas y firmes, con unos pezones oscuros y proporcionados que parecían pedir ser devorados.

La erección fue instantánea.

Lucy notó mi reacción y la tomó como un reto.

Se lanzó sin previo aviso y se la metió en la boca, lubricándola con dedicación antes de deslizar su pecho entre mi dureza.

Me hizo una cubana increíble.

Estuve así, en la auténtica gloria, durante al menos diez o quince minutos hasta que tuve que detenerla para no correrme demasiado pronto.

Entonces se terminó de desnudar y me ayudó a quitarme la ropa también, no sin antes darme un par de chupadas más.

Se sentó ahorcajada sobre mí y, con una picardía que ya me resultaba natural en ella, preguntó.

—¿Tienes condones? —Si no, yo tengo en el bolso.

Pero yo siempre he sido muy agradecido.

Lucy se lo había ganado.

Así que la tumbé y, disimuladamente, como si fuera a colocarme el preservativo, empecé a descender con mi lengua por su vientre hasta llegar a su entrepierna.

No había visto nunca un coño tan mojado.

Comencé a comérselo y Lucy empezó a hiperventilar.

Resoplaba y gemía bajito, como si intentara contenerse.

Cada vez que metía mi lengua dentro, soltaba alguna palabrota entre jadeos.

Me agarró las manos y las llevó hasta sus tetas.

A esas tetasas.

Apenas les había dedicado tiempo.

Comments of Es fea pero me preden sus tetas.

This program does not accept anonymous comments. Sign up to comment!
We recommend you
Go to Relationships