Restaurante El Tinglao, en la resta de Cudón, en Miengo, te ofrece Es Mediodía en Es Radio Cantabria.
Mediodía en Cantabria. Aquí comienza Es Mediodía con Begoña Fernández Bustillo en Es Radio Cantabria.
Pues sí, Begoña ya está hablando. Begoña con Angelita. Angelita, buenos días. Buenos días a todos.
Buenos días, aquí estamos, un viernes más, despidiendo la semana, que bueno, ha sido una semana intensa.
Ha sido una semana muy buena. Muy buena, muy buena, muy intensa, pero buena. Y además hoy, que es el Día de los Enamorados.
Hoy es el Día de los Enamorados. La, la, la, la, la, la, la, la, la, la.
Bueno, igual luego llueve, pero no tenemos la culpa, porque a mí, como siempre me dice José Antonio,
que cuando cantas llueve, digo, uy, mira que bien, a alguno le va a entrar bien el agua.
Pero es un día para todos, no solamente para los enamorados, en los que no tengan pareja. Es el Día de los Enamorados.
El Día de los que no tienen pareja ha sido ayer, el jueves. El jueves es el Día de los solteros, solteras, viudos, viudas, divorciados, divorciadas, separados, separadas.
Y hoy es el Día de los que tenemos amor.
Ya, pero hay que mirar también, la gente que no lo tiene, que dicen que el amor, los novios y las setas en una noche salen.
Las novios y las setas en una noche salen. Pues tiene razón, es que es así.
Igual hoy no tienen a nadie, pero a la noche tienen a alguien.
Igual a la noche tienen un champiñón o una seta al lado. Nunca lo había oído yo eso.
Hombre, es que es así.
Pero es que es verdad, es verdad que las setas salen de un momento a otro.
Y los novios igual, oye.
Igual vas a comprar el pan y dices, oye, nunca me había fijado yo en la panadera o en el panadero.
O en la cola del pan.
O en la cola del pan, o yo qué sé.
En la colita del pan, dices, ay, mira qué chico, mira qué chica. Pues ya, me enamoré.
Oye, yo, mi segundo amor, me enamoré en un semáforo.
Fíjate. ¿Que estaba en verde o en rojo?
Yo estaba en rojo y esperé a que se pusiera verde, pero fui muy ágil, porque solo tenía tres minutos.
Es que los semáforos a veces tardan mucho y otras no tardan nada.
Y tú le decías, que tarde un poco más.
Se me voló el pañuelo y entonces él, muy amablemente y muy educadamente, se agachó y me dio el pañuelo y me dijo,
ay, qué maja es usted, digo, ay, pues sí, digo, muchas gracias.
Y usted también, le dirías tú, ¿no?
Y usted también, entonces ya todos los días se pasaba él por el semáforo.
Ibais cuando ya el semáforo se iba a poner rojo.
Y allí íbamos, pero es un semáforo que ha traído muchos amores.
¿En serio?
En serio.
Dinos el semáforo.
Pues mira, el de la subida de la Cuesta del Gas, enfrente del Palacio de Festivales.
¡Al semáforo! Esto va a ser una llamada como la de Mercadona.
Todos al semáforo.
En vez de con una piña, allí vas tranquilamente.
Con un pañuelo rojo, como Angelita.
Entonces, oye, se te muera el pañuelo y alguien que está en el otro lado, pues oye, igual te lo recoge.
Tú tienes que ir para recoger el pañuelo.
Claro.