
El escapismo de Ripley - Al Trasluz con José de Segovia

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Fascinada por el mal, Patricia Highsmith (1921-1995) revela la fragilidad de nuestra moralidad en ese maestro del escapismo que es Tom Ripley. Su ciclo de cinco libros ha inspirado películas en que aparece encarnado por actores como Alain Delon, Dennis Hopper, Matt Damon o John Malkovich. Este asesino y falsificador, representa el prototipo de antihéroe. Y como todo antihéroe, tiene más discernimiento que principios. Aunque a menudo es descrito como un psicópata, para Highsmith, podría ser cualquiera de nosotros.
La novela de Highsmith, "El talento de Mr. Ripley" (1955) fue llevada al cine por René Clément en "A pleno sol" (1960), primero en Francia, donde residió la escritora mucho tiempo. Para muchos, la robusta figura de Matt Damon en la adaptación del británico Anthony Minghella en 1999, no resiste la comparación con la hermosura de Alain Delon, ¡no digamos John Malkovich! La cuestión es que la bonhomía de Damon muestra la ambigüedad de Ripley y lo turbio de Malkovich en la versión de Liliana Cavani en 2002, su astucia, mientras Delon representa su encanto y seducción. Son todos aspectos del mismo personaje. En sus primeras notas lo describe en 1954 como "un joven estadounidense, medio homosexual, un pintor mediocre de aspecto inofensivo, atractivo para algunos y repelente para otros".
En este programa de radio Al Trasluz, escuchamos algunos fragmentos de "El talento de Mr. Ripley", leído por Luis Posada y escenas de la película que hizo sobre el libro, Minghella en 1999, así como el tráiler de la serie "Ripley", que ha hecho Steven Zaillian para Netflix en 2024. La canción de Gloria Christian con la orquesta de Gino Conte (Na sera pè fatalità) es de la serie de Zaillian y "My Funny Valentine" es cantada por el actor Matt Damon en la película de Minghella con el cuarteto de Guy Barker. El texto y la narración de José de Segovia tiene el fondo instrumental de la banda sonora original de Gabriel Yared para la película de Minghella y Jeff Russo para la serie de Zaillian, que incluyen composiciones de jazz como "You Are Not There" de Don Rendell. El diseño sonoro y la realización técnica es de Daniel Panduro.
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Hace ya un siglo que vino al mundo esta escritora norteamericana que se definió a sí misma como huérfana con padres, Patricia Highsmith.
Pocas escritoras ha habido como ella, tan intrigadas por el mal de la condición humana, cuyos libros y adaptaciones cinematográficas sean tan inquietantes.
Nacida en Texas, pero criada en Nueva York, pasa gran parte de su vida en Europa, donde prefiere la compañía de gatos y caracoles como mascotas a las molestias que siempre le produce la gente.
Oculta su lesbianismo toda su vida con un sentido de culpa que nada tiene que ver con la alegría del orgullo LGTB.
Tiene una fascinación por la doble vida en personajes como Ripley, que nos muestra esa ambigüedad de la inocencia.
Nos presenta como potenciales asesinos desde nuestra más tierna infancia.
Highsmith revela la fragilidad de nuestra moralidad.
Cuando el diario The Times la escogió como la mejor escritora de novelas de crímenes, por delante incluso de Agatha Christie o de Simenon, demostraba la atracción que ejerce ya sobre varias generaciones ese maestro del escapismo del que hoy hablamos, el personaje de Tom Ripley.
Así comienza el ciclo de cinco libros que ha inspirado todas esas películas.
Encarnado por Alain Delon, Dennis Hopper, Matt Damon o John Malkovich, es un personaje asesino y falsificador que representa el prototipo del antihéroe.
Tom echó una mirada por encima del hombro y vio que el individuo salía del green cage y se dirigía hacia donde él estaba.
Tom apretó el paso.
No había ninguna duda de que el hombre le estaba siguiendo.
Había reparado en él cinco minutos antes cuando el otro le estaba observando desde su mesa, con expresión de no estar completamente seguro, aunque sí lo suficiente para que Tom apurase su vaso rápidamente y saliera del local.
Al llegar a la esquina, Tom inclinó el cuerpo hacia delante y cruzó la quinta avenida con paso vivo.
Pasó frente al Raoults y se preguntó si podía atentar a su suerte entrando a tomar otra copa, aunque tal vez lo mejor sería dirigirse a Park Avenue y tratar de despistar a su perseguidor escondiéndose en algún portal.
Optó por entrar en el Raoults.
Automáticamente, mientras buscaba un sitio en la barra, recorrió el establecimiento con la vista para ver si había algún conocido.
Entre la clientela se hallaba el pelirrojo corpulento cuyo nombre siempre se le olvidaba a Tom.
Estaba sentado a una mesa, acompañado por una rubia, y saludó a Tom con la mano.
Tom le devolvió el saludo con un gesto desmayado.
Se subió a uno de los taburetes y se quedó mirando la puerta en actitud de desafío, aunque con cierta indiferencia.
Son las primeras líneas del libro del talento de Mr. Ripley, leído por Luis Posada.
Comienza así ese ciclo de este personaje que es prototipo del antihéroe, y como todo antihéroe tiene más discernimiento que principios.
Aunque a menudo es descrito como un psicópata, para su autora, Patricia Highsmith, Ripley podría ser cualquiera de nosotros.
Es con frecuencia comparado con Raskolnikov, el personaje de Crimen y Castigo de Dostoyevsky.
Cuando estudiaba a los 19 años el segundo curso de literatura en Barnard, Highsmith volvió a leer la novela de Dostoyevsky.
Le impresionó tanto a los 13 años que se dedica constantemente a girar en su mente en torno a esta figura del verdadero asesino.
Ambos deciden matar por razones que van más allá de los valores morales y tradicionales.
Parece que pueden escapar de la justicia.
Raskolnikov confiesa su crimen, aunque lo justifica por el bien de otros, mientras que Ripley nunca muestra remordimiento.
No ve necesidad ninguna de explicarse moralmente.
Simone, la esposa del personaje que Ripley convierte en asesino, no tiene dudas sobre quién es él.
Le llama ese monstruo.
Es materialista, manipulador, sin escrúpulos, pero Tom también tiene su lado seductor.
Así se presenta el libro, en la versión de Anthony Minguila, en 1999, encarnado por Matt Damon.