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Los pocos sabios de la ciencia que han ofrecido pruebas para corroborar las declaraciones de estos privilegiados narradores gnósticos "primitivos", como el psicólogo Julian Jaynes, autor de Orígenes de la Conciencia en el Análisis de la Mente Bicameral, también han descubierto que los académicos convencionales son los principales luchadores en contra a estas conclusiones revolucionarias de algunos de sus compañeros.
"¿Porqué dos visiones opuestas?" Los modernos tienen una visión opuesta a los antiguos. En su mayor parte, los académicos y laicos de hoy creen que, en el pasado, el hombre era primitivo e irracional. Ellos creen, y se les ha enseñado a creer, que el hombre moderno se está moviendo hacia una mayor comprensión acerca de sí mismo y del mundo a medida que avanza el tiempo. Danos tiempo, dicen. Espera y mira. Mañana surgirá un mundo perfecto: brillante, limpio, seguro, justo e indestructible.
El hombre moderno se contenta a sí mismo imaginando un futuro en el que se resolverán todos los dilemas y situaciones humanas, y cuando se responderán las grandes preguntas de la Existencia. La mayoría de los modernos son básicamente utópicos, convencidos de que el hombre puede, y algún día heredará, la civilización perfecta.
Creen en una visión articulada por el personaje de Arthur Jensen, en la película Network o en español Network, un mundo implacable (1976):
«…El mundo es un negocio, Sr. Beale, y ha sido así desde que el hombre se arrastró fuera del barro. Y nuestros hijos vivirán, Sr. Beale, para ver ese mundo perfecto en el que no hay guerra ni hambre, opresión o brutalidad, una vasta y ecuménica compañía asociada, en la que todos los hombres trabajarán para servir a un beneficio común, en el que todos los hombres poseerán una cantidad de acciones, en las que se cubrirán todas las necesidades, se les moderarán todas las ansiedades, y les divertirán para que no se aburran… ».
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