ESTAR EN TODAS PARTES

Programa patrocinado por Lagom Group.

Servicios Inmobiliarios.

La empresa que tiene los hogares que necesitas para tu mente.

Bienvenidos a Sanando el Coco.

Aquí estamos de nuevo, Vicenç Aluhas y una servidora, Elena Batista, para hablar de la mente.

Y hoy, Vicenç... ¿Qué tal, Vicenç? ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Muy bien, ganas de volver a vernos.

Muy bien.

Y además hablar hoy de un tema que, fíjate, que han pasado muchos años y yo todavía lo estoy intentando sanar.

O sea, todavía me dedico a ello, que es el querer estar en todas partes.

Sí. Como Dios.

Sí, sí, sí, exacto.

La divinidad mal entendida, ¿eh? Claro. ¿Pero por qué tenemos esa necesidad? Bueno, en primer lugar, dice que tú pasaste una época con tu ataque de ansiedad y el querer estar en todas partes, lo que le llamamos el mapa, miedo a perderse algo, que en inglés es esa palabra, el FOMO, Fission, The Missing Out, el querer estar en todas partes es un concepto muy vinculado a la ansiedad.

Correcto.

De hecho, yo recuerdo cuando más me sucedía, ahora intento, ya digo, controlarlo, pero cuanto más me sucedía era cuando pensaba es que la vida pasa tan rápido.

Ah, sí. Sí, sí.

Entonces, ese punto de es que pasa tan rápido que no me va a dar tiempo.

Exacto.

Primero hay eso, no me va a dar tiempo, pero luego también está el poder ayudar a todo el mundo.

Exacto.

Que también es estar en todas partes.

Exacto. Son dos trastornos de la personalidad, el querer estar en todas partes.

Tú has explicado los dos.

Sí, pero hay uno, por ejemplo, que lo tengo muy claro que no lo tengo, que es el ayudar a todo el mundo.

Ya.

Ese lo tengo muy solucionado, pero el que no tengo del todo solucionado todavía es el de que pasa tan rápido que no te pierdas nada.

Sí, sí.

Realmente, el único tiempo que existe es ahora.

Totalmente.

Y el que mucho abarca, poco aprieta.

Entonces, el miedo a perderse algo está vinculado a todas las profesiones, a todos los estatus sociales, a todos los niveles, religiones, en todo.

Normalmente, por ejemplo, las mujeres, hombres que son de negocios quieren invertir aquí porque no lo quiero perder.

Quieren hacer brillar esta empresa porque no me lo quiere perder.

El trabajador por cuenta ajena, quiero estar en estas vacaciones, quiero estar en esta fiesta, quiero no perderme nada, quiero que me inviten a todos los sitios.

Aunque no me apetezca voy.

Aunque no me apetezca voy, porque tengo que estar.

Entonces, esto es ansiedad pura y dura.

Y esto se pasa francamente mal.

Es que, además, todo esto es traducido al y si.

Y si.

Porque en el fondo es, y si no voy, me lo voy a perder.

Y si no invierto y luego...

Exacto, exacto.

O sea, al final es igual a y si.

Sí, sí, sí.

Pero fíjate, el primer tip que daría para la gente que tenga miedo a perderse algo, que tenga que estar en todas partes, es que siempre están enfocados en lo externo.

Fíjate.

Totalmente en lo externo.

Porque lo externo, primero, no depende de ti, y segundo, dura muy poco.

Muy poco.

Es muy provisional.

Y entonces, bueno, una de las cosas que dura muy poco es eso, ¿no? Quiero tener este vestido y quiero ir a esta fiesta y quiero ganar mucho dinero y quiero estar con estos amigos, pero a la vez, eso también pasa con las amistades.

Qué casualidad que el mismo día que hacen esta fiesta tengo que esto y otro.

Y tengo este puesto de trabajo, pero precisamente me ha salido este otro.

Claro, entonces esto es un cacao mental impresionante y que se pasa francamente mal.

Pero sí, entonces dirías, bueno, y entonces, ¿cómo puedo encontrar la paz y la serenidad? En el externo nunca vamos a encontrar la paz y la serenidad.

Nunca.

Aquello de las tres S de serenidad, seguridad y satisfacción, que son las tres S de la felicidad, no las vas a conseguir nunca si quieres estar en todas partes.

Tienes que buscar tu centro, dedicar unos minutos al día al silencio, a aquello que sostiene todo, y aquello sí que es permanente, y allí encontrar la paz.

La mayoría, yo en consulta tengo mucha gente que tiene miedo a perderse algo, la mayoría de esta gente pasa porque son incapaces de parar.

Claro, de hecho, por ejemplo, la parte que sí que pude superar, que es la de estar en todas partes por las personas, yo recuerdo que llegué a recordar, bueno, ¿y por qué lo haces? Porque en el fondo no quieres desagradar a esa persona, entonces lo haces.

Entonces la otra te pide esto, para no fallar a ese, lo hago.

Entonces llegó un momento que yo, por suerte, dije, bueno, voy a aceptar que no lo hago.