El cuerpo necesita estar descansado para tener buena irrigación y, por tanto, tener sexo. El estrés no solo es situacional, está relacionado con las habilidades de cada persona para gestionarlo. De este modo, no hay una máxima general, pero sí es muy común que los profesionales de determinados ámbitos sean propensos a problemas de disfunción eréctil y gatillazos. “Cuando el desgaste emocional y mental es brutal existe el riesgo”, afirma nuestro sexólogo clínico de cabecera en Escucha la Vida, Francisco Bou.
Más allá de los problemas fisiológicos o enfermedades más graves, las disfunciones relacionadas con cuestiones psicológicas tienen que detectarse, evaluarse y tratarse con un especialista. Es importante porque los seres humanos y según cada cultura, somos tendentes a las creencias en mitos y tópicos. Tanto es así que una persona que se siente fuerte en el trabajo, es arrolladora en su faceta profesional, arrastra con su energía a equipos… puede estar agotada para tener sexo y el resultado infructuoso llevar a una obsesión que le lleve a más acumulación de estrés en su vida.
Pero, ¿cuándo podemos considerar que existe un problema de disfunción erectil? La respuesta de Bou es que se debe comenzar a considerarlo cuando “un tercio de las ocasiones en que se practica sexo se producen problemas”.
Sobre estos y otros temas hablamos hoy, con un consejo muy importante y una reflexión importantes: “deberíamos pensar más en practicar sexo que guerras” y “deberíamos aprender del comportamiento animal, ya que muchas veces queda por encima de la humana”.
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